martes, 25 de noviembre de 2008

Un mundo muere y un mundo nace

Todos los días , al amanecer, pido a Dios aumente mi fe: en El, en Jesucristo y en el Espíritu Santo.
No quiero, ni un instante, apartarme de la fe.
San Agustín afirma que apartarse de la fe es alejarse de la caridad.
La caridad es amor, a Dios, por encima de todas las cosas, y al prójimo como a uno mismo.
Debemos tener nuestra vida al servicio de Dios y de los demás. Servir bien, dando lo mejor de uno.
La fe es creer en Dios a quien nunca hemos visto ni veremos pero que sabemos que existe.
La fe es creer en la gente. No importa cómo sean, así nos traicionen.
Fe es ir hacia adelante sin saber para dónde vamos, confiando en el Señor y su Voluntad.
Fe es decir, en todo momento, Jesús yo confío en Ti.
No debemos creer en falsos personajes que, anuncian el fin del mundo ante terremotos, guerras, hambrunas, epidemias y revoluciones. Ante esto, responder con más fe en Dios.
No debemos llevarnos por apariencias, ni por la belleza exterior. Todo es perecedero, sólo que ¨la fe valiente es capaz de levantar de nuevo. Que un mundo muere, un mundo nace ¨( Seve, André . El Evangelio del día. Pág. 247 ).
Sólo Dios sabe cuando llega el final.
Entretanto, todos los días, recibamos a Jesús y sus enseñanzas.
En esas enseñanzas está la verdadera belleza y no el esteticismo representado en banalidad, superficialidad y búsqueda de la belleza exterior a toda costa ( Benedicto XVI. VIS. 25 de noviembre de 2008 ).

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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo