¿ Quién ha dicho que el Evangelio no es exigente ?
El que lo haya dicho, que lo siga.
Seguir a Jesús es duro. ¿ Por qué ? Ya explicaré esto.
Por ahora, puedo decir, que nuestra fe, nuestra religión es viva. Es una persona que camina a nuestro lado, enseñándonos el mejor modo de vivir.
Esa persona es Dios, Jesús y el Espíritu Santo: la Santísima Trinidad.
Dios habla de distintas maneras. Una de ellas, a través de los hombres.
San Pablo, el Apóstol, es uno de esos hombres que predicó por doquier, a tiempo y a destiempo, la Palabra de Dios. El llevó el Evangelio a todas partes. El enseñó la Palabra de Jesús.
Como persona viva, Pablo, que habla por Cristo, nos dice: Vivan mostrando una razón para vivir.
Una razón para vivir, significa, darle sentido a la vida y qué podemos hacer por nuestras vidas.
Lo que plantea el Apóstol, es que trabajemos por la salvación con humidad y temor de Dios, pues El es quien nos da la energía interior para actuar conforme a su Voluntad.
Nos ordena que seamos irreprochables, sencillos y sin mancha en medio de hombres malvados y perversos. Que brillemos como estrellas en medio de una generación depravada. Preparados para anunciar el Evangelio y para la venida de Cristo ( Fl 2, 12-18 ).
Hay que armarse de valor y fortaleza y confiar en el Señor para lograr lo que el Apóstol, plantea. Tener presente que Dios es nuestra luz y salvación ( Sal 26, 1.4, 13- 14 ).
Es cierto, que el Evangelio es duro, pero Jesús nos enseña la mejor manera de vivir. Seguro estoy que al renunciar a uno mismo por seguirlo y renunciar a los bienes, se logra la vida eterna, porque donde está la riqueza allí está el corazón. Y se puede tener riqueza, pero, primero debe estar Dios en nuestros corazones y ponerla al servicio de llevar buenas obras en beneficio de los demás, en especial de los pobres.
Hay que transformar nuestros dolores y sufrimientos en redención. Tomar nuestra cruz y convertirla en alegría interior.
No escapa a lo duro, el Evangelio de hoy ( Lc 14, 25-33).
Hagamos pequeños gestos en la dirección propuesta en ese Evangelio, que tienen por fin cumplir con la Voluntad de Dios.
Armémonos de valor y de fortaleza y confiemos en el Señor en todo. Pidamosle que aumente nuestra fe, para que la sumatoria de gestos diarios, nos permita transitar el camino de la renuncia total. Dando la vida, obtendremos la vida eterna: Cuando renunciemos a uno mismo y a los bienes para seguirte a Ti.
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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo