lunes, 3 de diciembre de 2012

Es tiempo de definición

Soy cristiano católico y ciudadano, e invito, por tanto, a todos, a serlo también.
Es tiempo de trascendencia. Todas las personas la necesitan para estar por encima de las dificultades de la hora actual.
La trascendencia es tomar conciencia de que la vida no se agota en el tener y en los afanes, angustias y preocupaciones por lograrlo. Va más allá.
Con el amor de Dios, el amor para con Él, en Jesucristo y el Espíritu Santo - la Santísima Trinidad - , con el tiempo diario que le dediquemos para recibirle en un contínuo adviento, logramos esa trascendencia.
Cómo obtenerla? Con la oración sin cesar, con los rezos, lecturas de la Biblia, de los documentos de la Iglesia, el estar en la Eucaristía, la encontramos.
Todo lo antes expuesto, nos permite cultivar la fe en Cristo.
Cristo siempre nos acompaña. Mantengamos el corazón abierto para recibirle.
Recibirle en todo momento, alimenta, fortalece, la vida espíritual, la esperanza en la vida eterna: la verdadera y única trascendencia.
El Evangelio de Cristo ilumina nuestra vida.  Invita  amar al prójimo como a uno mismo. Nos transforma. Nos hace ser mejores personas.
La confusión que produce una vida de agite y violencia permanentes, se disipa con asumir con convicción esta definición. Se vive con certeza, confianza, alegría y esperanza. Se agiganta la fe, lo más grande que tenemos los cristianos católicos.
Ser mejores personas, ser mejores ciudadanos, porque para un católico la Política no le puede ser indiferente, ni dejarsela sólo a los políticos. Le lleva a fijar posición en favor de la libertad.
La libertad hace progresar a los pueblos. La falta de libertad hace que haya una industria pesada pero no una ciudadanía robusta.
El católico tiene el derecho y el deber de participar en Política, porque los asuntos de su ciudad, de su país, o del mundo, de la llamada aldea global, no pueden serles ajenos.
Yo, recientemente, afirmé, que la Economía debe ser cristianizada.
Toda actividad ha de ser cristianizada y la Política en primer término.
La Política gime por falta de santidad en algunos de  sus actores.
La Política tiene que ser iluminada por los valores del Evangelio de Cristo para que sea sublime y esté al servicio de todos, del bien común. Sólo así puede ser vista como una de las maneras más cristianas de servir al prójimo.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Fermín Toro se dirige al dictador

Fermín Toro fue un gran tribuno y político, escritor de postín y civilista a carta cabal.
En tiempos de la dictadura de Páez le escribió una extraordinaria carta al caudillo llanero con el fin de alentarle sobre los males que afligían a la Venezuela de aquellos tiempos, muchos de ellos causados por el gobierno dictatorial.
¿ Qué le dice?
¨La dictadura ... se considera como un gobierno transitorio, enérgico y expedito que, conociendo los intereses, necesidades y peligros de la sociedad, acude, sin embarazos y por el camino más corto, a remediar sus males y a conducirla a un puerto de salvación. El mortal afortunado que de en medio de las borrascas salva así a su patria amenazada es un verdadero libertador; su fama es imperecedera, su nombre es santo, y la aureola que brilla en su frente es el fuego de la divinidad...¨ Pero, si la dictadura no logra ese fin, siendo los esfuerzos vanos, entonces la dictadura ¨se presenta bajo un aspecto odioso. Entonces es el poder absoluto, arbitrario y tenebroso que todo lo demuele y nada crea; que ahoga la voz de la libertad e impone silencio hasta a las más justas quejas; que envilece con el terror y deprava con el ejemplo; que aleja del poder público los hombres independientes de carácter firme y de ánimo generoso, y sólo atrae al que se humilla, al que vive de la adulación y al que espera medrar con las calamidades públicas; es, por último, el poder que, rompiendo el dique de las instituciones patrias y avasallando todas las resistencias morales, se ensancha y se transmite hasta las últimas ramificaciones de la administración pública, atacando con toda su arbitrariedad y violencia todo lo que hay de sagrado en la sociedad, la propiedad, la vida, la libertad y el honor¨.
Toro le dice a Páez- el fundador de Venezuela - que este cuadro que le ha pintado es odioso, pero que aún dista de la más odiosa realidad, y le añade que ambos tienen una penosa tarea: ¨Yo, el de decir duras verdades, y usted, el sufrir, oyéndolas; pero agotemos la amargura de este cáliz como hombres de corazón y de verdad¨
Más adelante le dice: ¨Cree usted que puede hoy gobernarse un pueblo, valeroso e inteligente, ahogando estrechamente su libertad y aniquilando su representación política?¨
Y sigue: ¨¿ Cree usted, general, que puede violarse abierta y frecuentemente el sagrado derecho de la seguridad individual sin escozor de la conciencia? Poner manos violentas en hombres pacíficos, en sus casas, en el seno de sus familias y sepultarlos en las prisiones, por meses y meses, sin forma de juicio, sin apariencia de causa, sin oir siquiera sus quejas, haciéndose alarde de la violencia inferida al ciudadano y del ultraje hecho a la ley¨.
Es un extracto de una carta que invita a la meditación y a la acción.
Tomada del libro de Francisco Salazar Martínez, titulado Venezuela historias civiles e inciviles, páginas 102 a 105. Edit. Librería Piñango. Caracas. 1973

martes, 27 de noviembre de 2012

El contexto histórico del año de la Fe


Da lo poco que tienes, presta servicio y sigue de pie, siempre con fe y esperanza.
     Estamos en un tiempo de compromiso, de estudio, reflexión y meditación; pero, por encima de todo, de acción para llevar a Cristo por todo el planeta tierra. Es un compromiso de la Iglesia, de los católicos, en los distintos ámbitos de responsabilidades. Iglesia somos todos.
     Es tiempo para interrogantes como la de cuál es el contexto histórico en el cual se ha planteado el Año de la Fe que, convocado por Benedicto XVI, en su carta apostólica Porta Fidei, ya corre por el universo.
    Para precisarlo, me sirve de guía la Constitución Apostólica Humanae Salutis del papa Juan XXIII que, según Mario Moronta, “dibuja claramente el panorama en medio del cual se va a desarrollar el Concilio Vaticano II” (MORONTA, Mario. La dimensión profética del Concilio Vaticano II. Vida Pastoral. Octubre 2012).
     Cuando el Concilio es convocado por Juan XXIII – que, por cierto, al asumir ese nombre quedó comprobado que el otro Juan XXIII fue un anti papa - se avizoraba un cambio de época, después del desastre bélico reciente que costó más de 50 millones de víctimas. Se pensaba que podía lograrse para los pueblos del mundo “desarrollo humano integral” que, no obstante algunos trascendentales logros, no se ha conquistado, y la paz hoy está en vilo. Con sólo asomarnos a la calle lo podemos constatar.
     ¿Sigue planteado ese cambio de época?  Yo pienso que si. Porque las desigualdades sociales se hacen más indignantes, ya que, no sólo se habla de ricos, pobres y miserables, sino de empobrecidos, que son los millones de pequeños y medianos empresarios arruinados, desempleo galopante, profesionales sin destino, y con el ilícito dominando, Incluso, a la gobernanza de las naciones; el narcotráfico ha penetrado en numerosas instituciones, el secuestro, los atracos, robos, y paro de contar.
     El hombre contemporáneo se siente atrapado y sin salidas. No le ve sentido a sus vidas. Y la fe se debilita, a Cristo se le aparta. Y es que, esto me hace pensar en aquello de “Señor no me des muchas riquezas porque me olvido de ti; pero tampoco me des miseria porque también me olvido de ti”.
    Es un contexto histórico que hace recordar la globalización solo en relaciones comerciales, que no tiene rostro humano, que se olvidó de la vida humana, que ha sido capaz de arrasar con economías sanas de pueblos y que ahora, se dispone  llevar   autoritarismos al paroxismo con fascismo y corporativismo, cercenando la libertad del hombre y su derecho de vivir con dignidad, decoro y calidad de vida. Los pueblos tienen que levantarse ante las finanzas sin moral y protestar, cueste lo que cueste, porque vale más morir de pie, que vivir de rodillas.
     Este tiempo lleva a pensar el por qué León XIII dictó la encíclica de encíclicas, la Rerum Novarum, antecedente y fundamento de la Doctrina Social de la Iglesia. Era la consecuencia de la codicia de los poderosos que, ayer y hoy, ha sido  causa del malestar social, y al decir poderosos me refiero a un amplio espectro.
     Es tiempo de cambio, en aras de la libertad, la justicia, la solidaridad, del compartir, de la misericordia, de la caridad y del amor.
     Es este el contexto histórico del Año de la Fe. Es tiempo para decir con Santiago: ¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Podrá acaso salvarlo esa fe? Si un hermano o una hermana andan desnudos y faltos de alimento diario y alguno de ustedes les dice: “Id en paz, abrigaos y saciaos”, pero no les da lo necesario para el cuerpo ¿De qué sirve? Así es también la fe: si no se tienen obras, está muerta por dentro. Pero alguno dirá: “Tú tienes fe y yo tengo obras, muéstrame esa fe tuya sin las obras, y yo por mis obra te mostraré la fe” (St 2, 14-18). Es una extensa cita bíblica contenida en Porta Fidei.
     Santiago quiere dejar claro que debe ser una fe que genere compromiso de misericordia y de que la fe y las obras deben caminar juntas, de las manos, ya que, ninguna es más importante que la otra. La fe es garantía de lo que no ve. Por ella nuestros antepasados fueron considerados dignos de aprobación. (Léase reiterativamente y despacio el capítulo 11, 1 y ss de Hebreos).

¿Qué quiere Cristo de mí?

La fe es un acto donde libremente pongo mi confianza en Dios. Fe es el fundamento sobre el que podemos vivir sin miedo ( Benedicto XVI )
Hago la pregunta de manera personal, pero la puedo hacer así, distinta: ¿ Qué quiere Cristo de nosotros?
El no nos quiere pasivos, viviendo con temor, aterrorizados ante los anuncios del fin del mundo, ante los acontecimientos naturales o cósmicos o ante los humanos.
Cristo quiere que nadie nos engañe. ¨Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: ¨Yo soy¨, o bien ¨El momento está cerca¨, no vayáis tras ellos¨ ( Lc 21, 5- 11 ). ¿ Qué debemos hacer?
¨Las palabras apocalípticas de Jesús...Quieren apartarnos de la curiosidad superficial por las cosas visibles y llevarnos a lo esencial: a la vida que tiene su fundamento en la Palabra de Dios que Jesús nos ha dado; al encuentro con Él; la Palabra viva; a la responsabilidad ante el Juez de vivos y muertos¨ ( Benedicto XVI ).
Tenemos que observar a las personas profundamente como hacía Jesús. Buscar el más mínimo detalle, que nada se nos pase.
Observarnos por dentro de nosotros y cultivar la vida espiritual. No viviendo en el pecado, dedicados a hacer del interior nuestro, un poderoso templo espiritual para recibir a Dios, desprendiéndonos de lo superfluo y llenarnos del amor de Dios. Velemos, trabajando por llevar a Cristo Rey por el mundo, para que triunfe el amor sobre mezquinos deseos humanos.
Oremos sin cesar; recemos; realicemos con amor lo que se nos haya encomendado hacer por el Reino de Dios. Saquemos tiempo de debajo de las piedras, hagamos del amor un tesoro y reproduzcamos todos nuestros talentos. Leamos, estudiemos y proclamemos la Biblia; el catecismo; etc. ¿ Tendremos tiempo para vivir con miedo?

lunes, 19 de noviembre de 2012

Conoce tu Iglesia


“Pues yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra construiré mi Iglesia, y el imperio de la muerte no la vencerá” (Mt 16, 18).
     He leído y estudiado con detenimiento, siguiendo la recomendación del Santo Papa Benedicto XVI, contenida en la carta apostólica Porta Fidei, el decreto del Concilio Vaticano II, titulado Christus Dominus, sobre el ministerio pastoral de los Obispos.
     No obstante, tratarse de un decreto conciliar de menor importancia que las constituciones, todos emanados de dicho Concilio, que convocara el Papa Juan XXIII, no es de menor importancia su contenido.
     Es necesario destacar que los decretos conciliares tratan sobre principios doctrinales aplicables a ciertas actividades u organizaciones de la Iglesia Católica, que tienen un fuerte valor teológico; organizaciones que, al estudiarlas, nos permite conocer más y mejor nuestra Iglesia Católica.
    Se hace imprescindible saber, en espacio reducido periodístico, que Cristo envió a sus apóstoles – sus discípulos – para edificar su Cuerpo (Ef  4, 12), que es la Iglesia, ese Templo que, Jesús, construyó sobre esa piedra, que eso es lo que significa Pedro, tanto en arameo (cefas) como en griego. Él los santificó y les envió el Espíritu Santo, el día de Pentecostés, cuando nace la Iglesia oficialmente.
     De allí, de los apóstoles, como sus sucesores, provienen el Papa y los otros Obispos, constituidos por el Espíritu Santo, para enseñar a todos los hombres y apacentarlos.
    El Sumo Pontífice ejerce la autoridad sobre los Obispos y sobre toda la Iglesia. Ellos desarrollan el magisterio y el régimen pastoral.
    Los Obispos son solícitos para todas las Iglesias. No se reducen a sus diócesis, donde tienen toda la potestad ordinaria.
    Importante conocer los dicasterios, creados por el Papa para el bien de la Iglesia universal.
     La diócesis es una porción del Pueblo de Dios que se confía a un Obispo para que la apacente con la cooperación del presbiterio, de forma que unida a su pastor y reunida por él en el Espíritu Santo por el Evangelio y la Eucaristía, constituye una Iglesia particular, en la que verdaderamente está y obra la Iglesia de Cristo, que es Una, Santa, Católica y Apostólica.
     Son diversas y de mucha responsabilidad, las actividades del Obispo que, resumidas, buscan estimular formas especiales de apostolado, para que todas vayan de acuerdo; siendo catequéticas, misionales, caritativas, sociales, familiares, escolares y cualquier otra que se ordene a un fin pastoral.
     Los obispos auxiliares cooperan con el Obispo en sus actividades. Lo mismo que el Vicario general. Son cooperadores.
    Los sacerdotes diocesanos, y religiosos, ejercen con el Obispo el único sacerdocio de Cristo. Son asiduos cooperadores del orden episcopal.
    Organizaciones como sínodos, concilios, conferencias episcopales, vicariatos castrenses, son de fácil conocimiento si leemos, con detenimiento, el decreto Cristus Dominus, ya citado.
     Cuando los Obispos se reúnen en sínodos, terminan con establecer normas  comunes para todas las Iglesias, tanto para la enseñanza de la fe, como en la ordenación de la disciplina eclesiástica.
     Es importante que los Obispos de una misma nación o región se reúnan en una asamblea (Conferencias episcopales) para que, comunicándose las perspectivas de la prudencia y de la experiencia y contrastando los pareceres, se constituya una santa conspiración para el bien común de las Iglesias.
     Yo concluyo estas notas afirmando que, lo que se conoce en profundidad  se termina amando con la misma intensidad, por tanto, conoce profundamente, conozcamos con ese inmenso amor, la Iglesia Católica que fundó Cristo. Así estaremos amando y siguiendo con fidelidad a Cristo.

lunes, 12 de noviembre de 2012

La Luz de los pueblos


La Iglesia es visible y espiritual
Lumen Gentium es una de las cuatro constituciones dictadas por el Concilio Ecuménico Vaticano II, que contiene ocho capítulos dedicados al Misterio de la Iglesia, al Pueblo de Dios, a la Jerarquía de la Iglesia, a los laicos, a la vocación a la Santísima Trinidad, a los Religiosos, a la índole escatológica de la Iglesia, y a la Santísima Virgen María, Madre de Dios, en el misterio de Cristo y de la Iglesia. Esta constitución me ha servido de guía para la estructuración de estas notas.
Cristo es luz de los pueblos que brilla sobre todos. El quiere que  llevemos su Evangelio por el mundo.
Para ello, está la Iglesia que  es signo e instrumento de la íntima relación con Dios y de la unidad de todo el género humano. A ella, que somos los sacerdotes consagrados, los religiosos y los laicos, en el Año de la Fe y de la Nueva Evangelización, propiciadas por el Santo Papa Benedicto XVI,  corresponde llevar, a los pueblos, el Reino de Dios.  El Espíritu Santo siempre nos dirá el cómo hacerlo. Es la misión.
El pueblo de Dios está llamado siempre a la catolicidad y a la universalidad, porque todos los hombres son llamados a formar parte del rebaño.
La Iglesia se siente vinculada con los bautizados que no profesan la fe; tiene vínculos con cristianos no católicos. Ella es misionera con un mandato bien definido: anunciar el Evangelio por todos los confines del mundo.
Tiene su Jerarquía que encuentra sus orígenes en Cristo y sus Doce Apóstoles. Sus Obispos, encabezados por el Papa, cuyo oficio es, fundamentalmente, enseñar a todas las gentes y predicar el Evangelio a toda criatura. Ellos rigen como vicarios y legados de Cristo, junto a los presbíteros y diáconos.
A los laicos nos corresponde ayudar, colaborar, con todas nuestras fuerzas, las recibidas por el Creador y las otorgadas por la gracia del Redentor, al crecimiento de la Iglesia y a su continua santificación. Que tengamos un testimonio de vida que brille a través del Evangelio, en la vida diaria, familiar y social. Capaces de vencer el pecado.
En estos tiempos, donde se vislumbra un cambio de época, que ya fuera profetizado por Juan XXIII, en los momentos cuando se disponía a anunciar la convocatoria del Concilio Vaticano II, a la Iglesia le toca capacitarse a diario y de manera permanente, para comprender los “signos de los tiempos” y ayudar al hombre que sufre ante las dificultades, que tiene crisis de fe y adolece de vacío espiritual, a salir avante, y confíe en Dios, siendo capaz de donarse a sí mismo, como lo hiciera la viuda de Sarepta.
Estamos llamados a la santidad. A una disposición del corazón de entrega a Dios y de confianza plena en él, y en su providencia, “porque esta es la voluntad de Dios, vuestra santificación” (1 Ts 4, 3; cf. Ef 1, 4).
¿Cuándo alcanzará la Iglesia peregrina su consumada plenitud?
Entrando en lo escatológico, esa plenitud la logrará en la gloria celeste, cuando llegue el tiempo de la restauración de todas las cosas (cf. Hch 3, 21) y cuando junto al género humano, la creación entera sea perfectamente renovada (cf. Ef 1, 10; Col 1, 20; 2 Pe 3, 10-13).
No dejemos nunca de venerar la memoria de la gloriosa siempre virgen María, Madre de nuestro Dios y Señor Jesucristo, en el plano de comprender el Misterio Divino de la salvación que nos es revelado y se continúa en la Iglesia. Tengamos en Maracaibo, en la mente de cada uno de nosotros los de esta ciudad, a la Patrona la Virgen Nuestra Señora de Chiquinquirá “La Chinita”. Pidámosle a ella que interceda ante su Hijo por la paz y el bienestar espiritual y material de todos.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Internacional de las espadas o espadas del civismo?

Cumbre Internacional de Gobernabilidad ¿ Espadas del civismo o espadas de...? ...o qué?
Hace más de veinte años, estando en Caracas con mi esposa y unos colegas, pregunté si conocían al Dr. Leonardo Altuve Carrillo.
El Dr. Pedro Vetencourt me dijo: Si. Es mi amigo.
Y al otro día, llevados por él - hombre gentil - fuimos a una vieja casona en El Paraíso, donde, junto a su esposa, vivía, muy humildemente, el Dr. Altuve.
Les cuento.
Hacía varios años, pasábamos una semana santa en San Cristóbal, mi familia y la de un compadre.
Mi compadre y yo, fuimos al cafetín del hotel Tamá,
Unos días atrás, había leído un trabajo histórico del Dr. Altuve, y me quedó grabada su foto.
Me le acerqué a él.
Conversaba con un señor y una señora.
Le pregunté: ¿ perdone, usted, es el Dr. Leonardo Altuve Carrillo?
Si, por qué?
Le conté.
Amablemente, me presentó a su señora y al diputado con quien charlaba.
Mi sorpresa que, en la noche, cuando entro a la habitación, sobre la peinadora un libro con una dedicatoria: Yo fuí Embajador de Pérez Jiménez.
Al día siguiente le dí las gracias.
Esa noche en su casa, le recordé lo de San Cristóbal.
Y con gentileza procedió a enseñarme su casa.
Nos llevó a un cuarto.
Puras fotos de dictadores: Rojas Pinilla, Pérez Jiménez, Strossner, Somoza,entre otros.
Mira Leonardo lo que tienes son puros angelitos...le espectó Vetencourt.
Con agilidad mental le respondió: ¨Los que les hace falta a la América latina¨.
El Dr. Inciarte es adeco. Dijo uno de los presentes.
No importa. Es un hombre honesto. Lee mi libro Yo fuí embajador de Pérez Jiménez y constarás mi opinión expresada en él sobre los adecos honestos.
Cierto es que las dictaduras garantizan la seguridad de bienes y personas. Pérez Jiménez lo demostró.
Se impone qué hoy ¿ seguir sin gobernanza eficaz en estos países a merced de la delincuencia ? o qué ¿ internacional de las espadas o las espadas del civismo, de la legalidad?.
Los gobiernos deben imponerse y la gente lo agradece; pero no se puede seguir viviendo sin salidas, atrapados por la delincuencia y ¨gobernantes¨ que no encaran el asunto.... no que la culpa es del presidente...no que la culpa es de los gobernadores o alcaldes... no carajo!...ya basta!.
El Dr, Altuve me honró con su amistad, me envió muchos libros y me permitió conocer bastante  una época de la que poco conocía, que, como toda época tuvo luces y sombras...

Hoy parece que hay más sombras que luces.

lunes, 29 de octubre de 2012

El Concilio Vaticano II y las Sagradas Escrituras


La ignorancia de las Escrituras es la ignorancia de Cristo” (San Jerónimo. Doctor Máximo de la Iglesia)
San Jerónimo, a quien se debe La Vulgata, decía al clérigo Nepociano: “Lee a menudo las divinas Escrituras, más aún, no se te caiga nunca de las manos la sagrada lectura; aprende lo que debes enseñar…” Quizá lo hacía inspirado en su conocimiento de que la sagrada escritura es carta otorgada por el Padre a los hombres.
Los oradores sagrados agradecen su fama a la familiaridad y piadosa meditación de la Biblia, porque es rica en doctrina  y “eterno manantial de salvación”.
Muchos siglos pasaron, de estar la Biblia, si se quiere, fuera del alcance de las mayorías católicas cristianas.
Es con el Concilio Vaticano II, de cuya apertura se están celebrando cincuenta años (Juan XXIII lo convocó el 11 de octubre de 1962), que la Biblia se puso en un puesto privilegiado y al alcance de todos, por obra de la Constitución Dei Verbum, uno de los textos o documentos emanados del Concilio.
Indudablemente, que, la Iglesia, como institución, en su misión, nunca estuvo ni estará alejada de la Biblia. Su baluarte se apoya en los testimonios de los libros santos. Tampoco lo han estado hombres como Jerónimo, Clemente de Roma, Ignacio de Antioquía, Justino e Ireneo, en la antigüedad, ni otros, como los de épocas más recientes, como san Bernardo, cuyos sermones tenían un indudable sabor bíblico.
Los estudios de la Biblia no alejan de la fe, al contrario, la fortalecen. Nuestro Santo Papa, Benedicto XVI, afirmó, recientemente, que hay que lograr una educación renovada de la fe, y en nuestro criterio, ese cometido se logra haciendo esos estudios.
Esos estudios han de ir acompañados de una “hermenéutica correcta”, entiéndase bien, por una correcta interpretación, acordes con la Tradición y Magisterio de la Iglesia para ir al fondo de los textos sagrados y precisar el sentido original de los mismos, porque la Biblia no puede ser leída a la ligera ni mucho menos hacerle decir lo que no dice. Hay que seguir la práctica diaria de la Iglesia y su método de interpretación.
No olvidemos que Jesús tenía por costumbre apelar a la Sagrada Escritura porque “… es útil para enseñar, para corregir, para instruir en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y pronto a la buena obra” (Tim 3, 16 y s.)

lunes, 22 de octubre de 2012

Mas allá del ecumenismo

Hágase tu voluntad 
En los días de la visita al Libano, por parte de nuestro santo Papa, cuando se celebró una oportuna práctica de ecumenismo entre los patriarcas ortodoxos, los representantes de las confesiones protestantes, los patriarcas católicos del Líbano y, por supuesto, con el Santo Padre, y luego hubo una celebración por la paz donde también participaron musulmanes, vivía momentos difíciles (semanas díficiles) el Nuncio Apostólico en Pakistán. 
La razón de esos momentos dramáticos, las protestas de grupos de musulmanes en contra de la película “Innocense of Muslims”, filmada en Estados Unidos. Título en inglés que traducido al español significa “la inocencia de los musulmanes”. Donde se atacó, de manera irrespetuosa, la figura de Mahoma. 
Quien vivía esas semanas difíciles era el marabino Edgar Peña Parra, el Nuncio de  El Vaticano en dicho país asiático. 
Es interesante destacar qué ha dicho el Nuncio. 
El afirma que para Occidente es muy importante el diálogo de las civilizaciones que el Papa ha propuesto. Para ese diálogo hay que conocernos. “Mientras más nos conocemos, más y mejor podemos conocernos. Ese es uno de los grandes retos de nuestros tiempos”. “Se puede cuando la gente es más culta, la ignorancia es lo que hace a la gente más fundamentalista y extremista”. 
Un elemento para que haya diálogo, es vencer el laicismo que viene de Occidente, que quiere arrinconar la religión, que la quiere hacer un hecho privado, que la ofende en tantas ocasiones, que no la reconocen y, por lo tanto, no es capaz de dialogar con ella. Y por otra parte, el fundamentalismo, que, en su definición, “no es más que esa incapacidad de creer en la libertad, de respetar al otro y de poner los principios por encima de todos los demás”, afirma Peña Parra.  Benedicto XVI, justo en el corazón del Medio Oriente, en el Líbano, dijo: “Hay que construir una sana laicidad y abandonar los fundamentalismos”. 
En el “catolicismo no se reacciona igual ante esas ofensas porque hace muchísimo tiempo  hay diálogo entre  fe y razón”. Benedicto XVI afirma que Occidente ha separado la racionalidad de la dimensión espiritual y ética. 
El Nuncio vertió estas opiniones en una entrevista publicada en Panorama, el día 2 de octubre próximo pasado, titulada Así ve el nuncio los conflictos en Pakistán, que recomiendo leer y meditar por su gran espíritu ecumenista e interreligioso, y de diálogo de las civilizaciones. 
El Nuncio sólo cuenta con la protección de Dios en sus delicadas funciones y en su escudo episcopal un lema: hágase tu voluntad, que incluso está en el Padre Nuestro.

martes, 16 de octubre de 2012

Sobre el Ecumenismo


Que el Espíritu Santo impulse el diálogo ecuménico
Cada día que pasa se vienen dando pasos en aras de la Unidad Cristiana. Es uno de los fines del Concilio Vaticano II,  celebrado hace ya cincuenta años y al cual se ha de acudir en el Año de la Fe y de la Nueva Evangelización, convocadas por el Santo Papa, Benedicto XVI, para el impulso de ésta, tan necesaria en la sociedad actual, sumida en crisis de fe y que precisa ser iluminada con la luz de Cristo.
El movimiento ecuménico es el conjunto de actividades y de empresas que conforme a las distintas necesidades de la Iglesia y a las circunstancias de los tiempos, se necesitan y se ordenan a favorecer la unidad de los cristianos. Es definición que nos ofrece el decreto Unitatis Redintegratio, emanado de dicho Concilio cincuentenario.
Ese decreto, para contribuir a restaurar la unidad, propone modos, medios, caminos y formas a todos los católicos por las que pueden responder a esta divina vocación y gracia.
Ahora, recientemente, en El Líbano, se produjo una práctica de ecumenismo. Resulta que nuestro Papa visitó a ese país oriental y, en su despedida en el aeropuerto Rafiq Harini de Beirut, dio gracias a las venerables Iglesias hermanas y a las comunidades protestantes. El patriarcado de Antioquía de Siria en Charfet había sido sede del encuentro ecuménico del Santo Padre con los patriarcas ortodoxos, los representantes de las confesiones protestantes y los patriarcas católicos del Líbano. Cristianos y musulmanes se reunieron para celebrar la paz en esa conflictiva región.
El ecumenismo verdadero necesita de una conversión del corazón. Tiene sus principios, por los cuales ha de regirse, siendo ellos, la Unidad y unicidad de la Iglesia de Cristo, la relación de los hermanos separados con la Iglesia Católica y el ecumenismo.
El tacto en la realización del diálogo ecuménico, ha de conllevar la eliminación de palabras, juicios y actos que hagan difíciles las mutuas relaciones. Es un diálogo que requiere de dirección prudente, de formación ecumenista y de una exposición con toda claridad de la doctrina católica.
Las Iglesias Orientales, que han sufrido y sufren mucho por la conservación de la fe, no pocas traen origen de los apostóles . Se encuentran en ellas riquezas de aquellas tradiciones espirituales que creó sobre todo el monaquismo, que levantan a todo hombre, a los católicos, a la contemplación de lo divino.
Son realidades que deben ser conservadas para el éxito del diálogo ecuménico.
Las Iglesias y Comunidades Eclesiales separadas en Occidente, tienen afinidad de lazos con la Iglesia católica que, facilitan ese diálogo, si bien son muchas, que, incluso, discrepan entre ellas entre sí, en su origen doctrina y vida espiritual.
No hay que escatimar los esfuerzos por la Unidad Cristiana y se viene avanzando.  Que el Espíritu Santo guíe siempre en oración, por la Unidad de la Iglesia, con acción plena y sinceramente católica, lejos de ligerezas e imprudencias.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Los Medios de Comunicación Social y el Concilio Vaticano II


Siguiendo la recomendación de nuestro santo Papa, Benedicto XVI, contenida en la Carta Porta Fidei, donde convoca al Año de la Fe, de leer y estudiar los documentos emanados del Concilio Vaticano II, lo vengo haciendo, junto a unos hermanos en la fe.
En esta oportunidad, me referiré al decreto Inter Mirifica ( entre lo maravilloso ), que se refiere al trato que dicho Concilio le da a esos logros del ingenio humano, con la ayuda de Dios, que son los Medios de Comunicación Social. Hay voces calificadas que sostienen que la llamada revolución digital está en pañales.
Estos instrumentos o herramientas bien utilizados prestan servicios valiosos a la familia humana. Se convierten en fuentes ríquisimas de enseñanzas.
Nuestro Sumo Pontífice recomienda el evangelizar a través de las redes sociales, confiado en que de esta manera se extiende y se consolida el Reino de Dios.
A la Iglesia le corresponde el derecho natural a usarlos y a poseerlos para evangelizar y para la educación cristiana de las almas. A todos nos corresponde el tener responsabilidad por su recto uso con práctica de reglas de orden moral.
Se ha de obtener informaciones verdaderas e integrales donde se salve la justicia y la caridad. Que respeten los legítimos derechos y dignidad del hombre. No todo conocimiento es bueno, mientras que la caridad es constructiva.
Hay que construir una opinión pública que se benedicie del cumplimiento de los miembros de la sociedad de sus deberes de justicia y caridad.
Los destinatarios de esos medios, tienen el deber de hacer una recta elección del medio. Tomando en cuenta comunicaciones buenas que contribuyan a la virtud, a la ciencia y al arte. Se debe ser vigilante de esos medios que sólo atienden al criterio de provecho económico. No perder de vista que con sus informaciones pueden conducir no al bien del género humano sino a su ruina.
Inter Mirifica ordena que se fomente la prensa honesta. Que se cree una prensa verdaderamente católicapara formar una opinión pública en consonancia con el derecho natural y con los preceptos y la doctrina católica, así como de divulgar y exponer adecuadamente los hechos relacionados con la vida de la Iglesia.
El Sínodo confió en su momento, hace cincuenta años, que estas instrucciones y normas suyas sean gustosamente aceptadas y sumamente respetadas por todos los hijos de la Iglesia que, también, al utilizar estos medios, lejos de padecer daños, como sal y como luz, darán sabor a la tierra e iluminarán al mundo.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Vivir con austeridad y sencillez

Los Médicos, Cosme y Damián, me hacen recordar lo que mi Madre me contó de Angel Emiro Govea.

Resulta que, en una situación grave de salud, ella, mujer muy humilde, tuvo que llevar al niño - Rafito - donde el Médico Govea. El le curó, le dio las medicinas y hasta el mediecito del pasaje del carrito por puesto ( Dios la tenga en la gloria. Que brille para su espíritu la luz eterna ).

Cosme y Damián, eran llamados  anargire ¨, que significa ¨sin dinero ¨¨ y siendo cristianos sirios ejercieron con amor al prójimo, la Medicina. La persecución de Diocleciano los hizo mártires.
Hoy no abundan los Cosme y los Damián, ni los Govea. Hay en algunos afán desmedido por ganar dinero y ! sálvese el que pueda! Para ellos nada o poco cuenta que la Medicina sea un apostolado, donde el amor al prójimo, a su vida, deben privar. Y no es solo los médicos, también ocurre en otras profesiones, en empresarios, y en la sociedad en general.
Proliferan el estres, las neurosis, depresiones y demás enfermedades psíquicas, como nunca en la historia.
Es una carrera desenfrenada por tener, consumir, por emular o superar al vecino en lujos, bienes, etc. Muchos políticos y gobernantes no escapan de lo antes expuesto.
Rechazo la falsedad y la mentira; dos cosas pido a Dios, que me permita, antes de morir, librarme de la falsedad y la mentira; y que no me de pobreza ni riqueza, que me de sólo lo necesario para vivir, no sea que la abundancia me aparte de ti y me haga olvidarte; no sea que la pobreza me obligue a robar y a blasfemar de ti ( Pr 30, 5-9 ).
San Juan Crisóstomo, en su libro Ricos y Pobres tiene toda una enseñanza moral sobre el tema. El afirma que son armas, que bien utilizadas conducen a la virtud; ésta puede acompañar a ambos siempre que se tenga templanza para cultivarla; sólo que el rico es más débil que el pobre. conductas desvergonzadas de algunos ricos lo prueba,
Nota, El Dr. Angel Emiro Govea era Médico de Niños, como él se hacía llamar.
Orador y Político de excepción.
Fue uno de los fundadores de Acción Democrática.
Llevó cárcel en la dictadura de Pérez Jiménez. Savajemente torturado, sufrió sus secuelas.
Una noche, llovía, en casa de habitación del Dr. Efraín Peña Utrera, esperábamos que amainara, para ir caminando a casa del Dr. Matos Romero . distinguido Abogado y ciudadano de grandes cualidades- para rendirle homenaje póstumo y al salir, el Dr. Govea, me dijo: ¨ Me puedes servir de lazarillo?
Yo le respondí: Por supuesto que si. Es un honor para mí.
Yo fuí orador de orden esa noche inolvidable.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Las Fuerzas Armadas ante el 7 de octubre

El artículo 328 de la Constitución vigente establece que la Fuerza Armada Nacional  en ¨el cumplimiento de sus funciones, está al servicio exclusivo de la Nación y en ningún caso al servicio de parcialidad política alguna¨¨.
Han caido muy bien  las declaraciones dadas a la prensa nacional, del Mayor General Wilmer Barrientos Fernandez, Comandante Estratégico Operacional ( CEO ) de la FAN y responsable del Plan República para las elecciones del próximo 7 de octubre.
El funcionario dejó bien claro que 1. La FANB está al servicio del pueblo y no de parcialidad política alguna. 2. La FANB respetará los resultados de las elecciones del 7 de octubre. 3. El CEO está dispuesto a recibir a representantes políticos, tanto oficialistas como opositores, para contestar sus dudas ( ZETA no. 1871 de esta semana ).
Es indudable que esa Institución va a jugar un rol protagónico, junto a otras instituciones, para garantía de la paz y democracia venezolanas. Merece nuestro respeto y apoyo.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Ante tanto odio el perdón es necesario

Pudiera ser considerado extemporáneo, pero corro ese riesgo y otros, al hablar en estos momentos de perdón necesario.
Yo dirijo estas palabras como un mensaje sin destino. ¿  Sin destino?
Todos los días - no sé cuantas veces - rezo la oración del Padrenuestro que nos legara nuestro Señor Jesucristo. Lo hago lentamente, con conciencia, buscando su internalización en lo más profundo de mi ser. Me detengo cuando llego a ...perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a quien nos ofende...
Cada cierto momento, leo y estudio el Padrenuestro en el Catecismo de la Iglesia Católica, como católico que soy. La finalidad es reforzar lo que, a diario, hago.
Hay que perdonar al pecador pero condenando al pecado con todas nuestras fuerzas.
Venezuela nació para la libertad y no para vivir encadenada, y el odio es eso, cadena.
El perdón presupone el amor.
Hay que amar sin medida.
Perdonar es responder a la gratuidad del perdón dado por Dios a nosotros.
El perdón es un acto amoroso. Es necesario en estos momentos dificiles que vive la República.

lunes, 3 de septiembre de 2012

La libertad económica


“Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya” (Gén 1, 27)
Prefiero hablar de persona y obviar la palabraindividualismo, que se le ha desnaturalizado al asociarla a egoísmo eindiferencia ante las necesidades de los demás.
Hablo de persona, que tiene libertad. Me refiero al serhumano que fue creado por Dios a su imagen, no igual.
El hombre fue colocado en el jardín para cultivarlo ycustodiarlo, usándolo según unos límites bien precisos (Gen 2, 16 – 17). No ledio una libertad ilimitada sobre la creación.
¿Qué enseña Dios?
Que “rico” es el ser humano que pone su confianza en lascosas que posee más que en Dios. Es el hombre que se hace fuerte mediante lasobras de su talento y de sus manos, y que confía solo en esa fuerza. Es elverdadero pobre, así esté reventando de riqueza.
¿Qué sigue enseñando Dios?
Que se puede tener propiedad legítima, riquezas, paraadministrarla bien y compartir.
Hay que poseer para poder compartir, como lo sostieneClemente de Alejandría. Hay que tener conciencia que la propiedad originaria esde Dios.
Cristo vino a instaurar el “Reino de Dios” para infundir suEspíritu y cambiar los corazones. Para ser fraternos, solidarios, y quecompartamos con los necesitados.
¿En qué consiste la salvación cristiana?
En la liberación de necesidades y de la posesión misma. Esesto liberación integral.
El cristiano en su accionar económico debe guiarse por lo queenseña Jesús. Tener presente que moral y economía, religión y economía, no sonantagónicas o distantes entre sí. Llevar en su conciencia que el hombre es elcentro y el fin de toda la vida económico-social.
¿Qué dice la Doctrina Social de la Iglesia?
Que la libertad en la economía es un valor fundamental y underecho inalienable que hay que promover y tutelar. El libre mercado, verdaderamentecompetitivo, es un instrumento eficaz para conseguir objetivos de justicia,entre ellos, moderar los excesos de ganancias de las empresas y responder a lasexigencias de los consumidores, dentro de unos sólidos contextos jurídicos ysana competencia.
Ya lo decía Juan Pablo II, que el libre mercado tiene quetener sus límites, porque hay importantes exigencias humanas, que requierenbienes, que por su naturaleza, no son, ni pueden ser negociables o simplesmercancías (Encíclica Centesimus annus 40).
¿Cuál es el papel del Estado?
Crear condiciones favorables al libre ejercicio de laactividad económica y garantizar principios como el de la subsidiaridad,solidaridad y el de establecer límites a la autonomía de las partes,defendiendo a la más débil.

lunes, 23 de julio de 2012

La Lectio divina y el año de la fe


“Vino a Nazará, donde se había creado, entró, según su costumbre, en la sinagoga el día sábado, y se levantó para hacer la lectura” (Lc 4, 16).
He asumido un compromiso de especializarme en la práctica de la lectio divina  para alimentar, a diario, mi fe en el Hijo de Dios, y de ayudar a los hermanos en la fe para que puedan lograrlo también.
Pienso que para el Año de la Fe, que se inicia el 11 de octubre y termina el día de Corpus Christi, es indispensable el dominio de esa práctica, porque, a través de este modo de leer la Biblia, todos podemos estar en mejores condiciones de profesar, celebrar, vivir y testimoniar la fe. No olvidemos que la lectio divina busca un compromiso en cada uno de nosotros, busca la acción, el cumplir con la Palabra de Dios, con su Reino.
Yo recomiendo la lectura de un trabajo de Monseñor Diego Padrón, titulado Lectura Orante de la Biblia, publicado en el libro Jesucristo, buena noticia. Cristología para la Misión.
La historia de la lectio divina.
Cuando se inicia un nuevo culto, en los arcanos tiempos de la historia, los judíos aprendieron un método que se hizo clásico. En ese culto, basado en la Palabra de Dios, no en el sacrificio, leían el texto bíblico, luego la explicaban y después la llevaban a la oración. Era práctica sabatina en la sinagoga.
Esta forma de lectura la heredó Jesús, practicándola en las sinagogas de Cafarnaúm  (Lc 4, 16). Jesús profundizaba en las Escrituras Sagradas y las actualizaba llevándolas al “hoy”. Lo hacía desde la fe y en espíritu de oración.
Orígenes la inicia en la Iglesia en el siglo III. La continúa San Jerónimo quien, por cierto, lleva la Biblia del hebreo al latín, por mandato del Papa San Dámaso, naciendo de esta manera La Vulgata.
Los monjes de la Edad Media llevaron a la lectio divina a su esplendor.
La lectura escolástica sustituye a la lectio divina.
Pasan siglos, hasta que el Concilio Vaticano II, en la década de los sesenta del siglo XX, la rescata; iniciándose un despertar: “un extraordinario y progresivo interés por la Biblia, portadora de la Palabra de Dios”, como “una realidad viva, dinámica y eficaz, capaz de  alimentar la fe…” (E. Bianchi, citado por el actual Presidente de la CEV en su trabajo referido).
La lectio divina, desde la fe y en espíritu de oración, nos lleva a conocer a Cristo Jesús y anunciar su Mensaje de Salvación a la entera humanidad.
El Concilio Vaticano II restituye la Biblia al pueblo de Dios. Sabe el Concilio que quien desconoce la Palabra de Dios, desconoce a Cristo.
En las reuniones de oración procuro que todos sigamos los pasos de la lectio divina: lectura del texto bíblico, qué me dice o que nos dice la Palabra, meditación de ésta, oración, contemplación y compromiso (actio).
Estoy seguro de que la práctica de la lectio divina, ceñidos a esos pasos, nos hará, cada día, más y mejores cristianos, y, por consiguiente, excelentes ciudadanos, porque el compromiso con Cristo Jesús lleva a no ser indiferentes ante los problemas de la sociedad.
Estudiemos los documentos de la Iglesia para tener criterios de interpretación conforme con ella, porque la lectio divina requiere de conocimientos generales bíblicos para su plena eficacia.

martes, 17 de julio de 2012

Los fieles laicos, profetas y apóstoles del mundo actual


“El que sembró la semilla buena es el Hijo del Hombre” (Mt 13, 37).
Por laico se entiende la persona que no tiene órdenes clericales; independiente de cualquier organización o confesión religiosa.
El Concilio Vaticano II expresa que son fieles laicos los que manifiestan su intención de pertenecer a la Iglesia y a su misterio, que tienen como carácter peculiar de su vocación, la búsqueda del Reino de Dios, tratando de adecuar las realidades temporales ordenándolas según Dios.
Lumen Gentium considera que son aquellas personas, cristianos, que incorporados a Cristo por el bautismo, integrados al Pueblo de Dios y hechos partícipes a su modo del oficio sacerdotal profético y real de Cristo, ejercen en la Iglesia y en el mundo la misión de todo el pueblo cristiano en la parte que a ellos corresponde.
Invito, en estas horas dramáticas de la Patria, a leer dos documentos, uno, la Exhortación Apostólica, Christifideles laici y el Comunicado de la CEV, de Juan Pablo II y de la Conferencia Episcopal Venezolana ante las Próximas Elecciones del 7 de octubre del 2012.
La lectura les dirá el por qué de la invitación.
Y es que los fieles laicos no podemos aislarnos espiritualmente de la comunidad, ni mucho menos dejar de participar, tanto en la Iglesia, de la cual debemos tener conciencia de pertenencia, como en la sociedad.
A los fieles laicos no nos es dable mantenernos ociosos. Jesús no nos quiere de esa manera y es por eso que nos manda a ir por el mundo a evangelizar, es decir, a llevar el Mensaje de Salvación a quienes no lo hayan recibido, y nos instruye cómo hacerlo. Debemos ser luz y sal de la sociedad anunciando el Evangelio, y profetizando, rechazando la injusticia y la violación de los derechos humanos fundamentales.
Los fieles laicos tenemos, también, un compromiso con nuestra formación integral, que comprende la espiritual, la participación activa en la sagrada liturgia, la doctrinal (estudio de la Doctrina Social de la Iglesia), cultivando la fe en Cristo, rezando, orando; participando en política; luchando por crecer en valores humanos, entre otras obligaciones no menos importantes, como leer todos los documentos emanados del Concilio Vaticano II y el Catecismo de la Iglesia, como herramientas valiosísimas para la preparación del Año de la Fe del 11 de octubre de 2012 hasta el 24 de noviembre de 2013, celebración de Corpus Christi.
Hay que llevar a la humanidad la esperanza en el Evangelio vivo y personal, Jesucristo mismo, que es alegría, que la Iglesia testifica y anuncia cada día a todos los hombres. Es la misión de todos, sacerdotes, religiosos y religiosas, y fieles laicos. Somos Iglesia.
Hago un llamado a votar masivamente y a colaborar en todas las fases del proceso comicial  el próximo 7 de octubre. Es por la defensa de la libertad y de la democracia.

martes, 10 de julio de 2012

Cundir nuestros tiempos de buenos ejemplos

Cristo padeció por nosotros dejando su ejemplo para seguirle  (1Pe 2, 21 - 23)
Dos palabras son claves en el desarrollo de este breve trabajo. Ellas son: ejemplo y cundir.
La definición de ejemplo: acción o conducta que puede inclinar a otros a que la imiten.
Cundir es efecto de extenderse, propagarse y multiplicarse por todas partes.
Un ejemplo puede ser bueno o malo. El bueno es el que debemos seguir; una mala acción, no.
Todos somos pecadores, pero la lucha es por evitar el pecado y por tener una conducta digna e intachable.
Que teniendo actitudes decorosas, éstas brillen como estrellas en el mundo (Fil 2, 15 - 16).
Las sociedades necesitan de modelos que sean acordes con la Palabra de Dios, con el amor, la fe y la pureza. Las sociedades estan indignadas ante conductas esquizofrénicas. Es obvio, que quieren coherencia entre palabra y acción, de modo de poder tener autoridades "al servicio de la comunidad" (1 Tim 4, 12) y no de sus intereses.
Esas autoridades no han de ser soberbias, ni prepotentes ni iracundos. Que tengan dominio de sí mismos, no codiciosos de riquezas mal adquiridas, capaces de amar lo noble, lo justo, lo que sea de verdadero servicio para los demás.
Una autoridad cristiana católica debe reunir esas características y evitar los largos y vacíos discursos. Debe esmerarse por edificar con la palabra y el ejemplo. Debe recordar siempre a Jesucristo que dejandonos ejemplo, cuando le maldecían callaba, no devolvía mal por mal, callaba (1 Pe 12, 15. 3, 9 -16). Ha de hacer el bien y tener presente que "más bienaventurado es dar que recibir" (He 20, 25)

lunes, 2 de julio de 2012

La venezolanidad en el tiempo


Yo soy VENEZOLANO, nacido en Maracaibo, estado Zulia y digo ¡Que molleja! ¡Vergaciooon!  Rafael Inciarte Bracho. @eeetiempo
Nosotros hubiéramos sido graciteños de haber persistido el nombre Tierra de Gracia que, fervorosos creyentes católicos, encabezados por Colón, le dieron a estas hermosas y bellas tierras, no más al verlas.
Poco duró ese gentilicio y menos aún, el nombre Paria.
A Américo Vespucio le toca el honor y la gloria de haberlas bautizado con el nombre de Venezuela: pequeña Venecia, ésta, gran ciudad del Adriático. Por cierto, que ello ocurrió cuando divisó las precarias veinte casas construidas sobre las aguas del golfo de Coquivacoa.
Uslar Pietri afirmó que ese nombre brotó por azar, sin escribano ni acta, en un olvidado rincón del Lago de Maracaibo, que es eterno. Que se olviden los que, supuestamente, tuvieren pensando en cambiarlo por Cubazuela.
Si algo debemos buscar en el tiempo, desde que nace Venezuela, son los aspectos positivos de la venezolanidad. Con palabras de Augusto Mijares, lo afirmativo venezolano, conjugando las pequeñas acciones, las más sencillas y humildes obras, que son hazañas heroicas de nuestro pueblo,  con las grandes gestas, es decir, combinando lo peculiar con lo universal, para definir nuestra identidad.
Hablando de buscarlas en el tiempo, las destaco en el presente. Como el venezolano, que somos todos, sin distingos de ningún tipo, sale a trabajar, a luchar, a bregar, en condiciones hostiles, en medio de malos servicios de transporte, con inseguridad e inflación incontenible. Son millones los seres que lo hacen. Yo elevo a la máxima dignidad lo positivo venezolano y no me detengo en sus reales o presuntos defectos, corregibles con buena y excelente educación para todos. Creo en el venezolano. Tengo esperanza en su afán por hacer de Venezuela un mejor país, donde cabemos todos.
Tenemos virtudes que prevalecen: Honradez, abnegación, decoro ciudadano, buen humor, y sincero deseo de trabajar por la patria.  Contamos con millones de personas que luchan por la inclusión y no la exclusión.
Veamos a Venezuela a través de sus virtudes. Veamos al venezolano como un ser inteligente, amistoso, hospitalario, amable, jocoso, que deja las cosas para última hora y las hace, y confiemos plenamente en su fuerza. Es esperanza de libertad y civilidad.

lunes, 25 de junio de 2012

La verdadera amistad


“Dios es mi amigo” Rafael Inciarte Bracho
No creo incurrir en machaca al escribir reiterativamente en el tiempo, acerca de la amistad. Díganme si es oportuno o no promoverla entre todos los venezolanos. Es el sentimiento más hermoso y vale la pena que lo hagamos.
¿En qué consiste la amistad?
En una relación que nace del corazón y trasciende sobre cualquier diferencia.
Tener amistad y alegría es sentirnos amados de Dios y de amar al prójimo como a uno mismo.
En estos tiempos difíciles el acercamiento a Dios es vital.
Fe es creer en Dios y tener amistad por siempre para con Él, no separarnos nunca y rendirle culto en todo instante.
Mi amistad con Dios me lleva a arrodillarme ante Jesús en la Iglesia y en todas partes. Es el único ante el cual me postro.
La verdadera amistad dura toda la vida.
En toda circunstancia Dios nos acompaña con su infinita misericordia. Siempre está esperando por nosotros.
Tenemos ejemplos inmortales de amistad, que nos deben servir de estímulo para cuidar la amistad.  La Biblia nos da muchos casos.
Rut no abandona a Noemí en la miseria en que vivían. Cito la Escritura: “No me ruegues que te deje, y me aparte de ti, porque a donde quiera que vayas iré yo; tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios. Donde tu mueras, allí también quiero morir y ser enterrada yo. Que el Señor me castigue como es debido si no es la muerte la que nos separa” (Rt 1. 16- 17).
Y Jesús para alimentarnos en eso de la amistad nos dirige su Palabra: “nadie tiene mayor amor, que el que es capaz de dar la vida por sus amigos” (Jn 15, 13).
Seamos amigos de todos, no obstante, las dificultades. Es necesario hacerlo.

martes, 19 de junio de 2012

El silencio y sus maravillas


Se hace necesario un ecosistema que sepa equilibrar silencio, palabra, imágenes y sonidos” Benedicto XVI.
El silencio debe ser practicado a diario. No como signo de pasividad o cobardía, de ninguna manera. Hay que hacerlo como muestra de sabiduría.
Para hacer silencio hay que tener paciencia, disposición, voluntad. Hacerse de una disciplina. Es necesaria para aprender a escuchar, la voz de Dios, de nosotros mismos y la del o interlocutores con quien o quienes dialoguemos.
Ante la abundancia de palabras, de ruidos, de velocidad, de imágenes, hay que sacar tiempo para el recogimiento y hacer silencio que permita la oración, la conversación con Dios.
Deberíamos cuidar celosamente nuestro espacio interior. Que de allí no salgan palabras o pensamientos atolondrados.
De nuestro ser profundo y recóndito, en silencio y reflexión, pueden surgir breves mensajes, “a menudo no más extenso que un versículo bíblico” (Benedicto XVI) de pensamiento profundo.
Un buen retiro espiritual nos puede dar el ambiente propicio para lograr ese pensamiento de donde brote sabiduría.
Como iluso, que a veces soy ¿?, cuanto quisiera que quienes tienen en sus manos los destinos de los pueblos cuidaran su espacio interior para tener sabiduría para gobernar bien y llegar a tener buena fama de mandatario.
El diálogo, tan recomendable en estos tiempos, se nutre del silencio para escuchar al interlocutor y a sí mismo, para saber escuchar. No hay otra manera de conseguir un diálogo auténtico. Un diálogo entre sordos, es difícil.
Hay que conquistar el equilibrio entre silencio y palabra, si queremos una comunicación de valor y significado.
El sabio y santo Papa, Benedicto XVI, afirma que “el silencio es parte integrante de la comunicación y sin él no existen palabras sin densidad de contenido”. Con toda seguridad, nos pone en condiciones de  saber discernir la verdad, lo que es útil o inútil, lo que conviene y no conviene.
Si quieres meditar más a fondo sobre estas notas, te invito a que leas las reflexiones de nuestro Sumo Pontífice ante la XLVI Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales de este año que discurre. Me sirvieron de base para la estructuración de este trabajo, que espero deje algo a quien se ocupe en leerlo.

lunes, 11 de junio de 2012

El silencio y su trascendencia


“Más vale mendrugo seco en paz que casa llena de banquetes y peleas” (Pr 17, 1)
Vivimos momentos difíciles caracterizados por el ruido, la velocidad, la violencia, inflación, irrespeto por la vida, abundancia de palabras, imágenes y sonidos, de poco o ningún espacio para el recogimiento o el silencio.
El silencio requiere de tranquilidad, sosiego y de apacibilidad.
Los acontecimientos diarios son de incertidumbre; pero, para nosotros los cristianos católicos deben ser fuentes de oración, de fe y esperanza.
La oración necesita del silencio. Le es vital.
Necesitamos tiempos dedicados a Dios, al silencio y a la contemplación. Para lograrlo, revistámonos de paciencia, perseverancia y constancia. No desmayemos en este propósito que nos fortalece.
La tranquilidad es virtud que, no obstante esas dificultades, podemos adquirir. Es cosa de tener sosiego ante Dios.
La lucha es hacer todo lo que agrade a Dios. Nos da fuerza, ánimo y paz interior para cumplir su voluntad.
Tengamos a diario varios momentos de silencio interior y exterior para que en oración, nos escuchemos y escuchemos la Palabra de Dios.
Escuchar como personas y como pueblo, que la agitación no produce conversión y calma que “liberan y producen  sosiego y seguridad” (Is 30, 15).
Ante tantos hechos, que perturban,   llevarían, en estos tiempos, al profeta Isaías a decir: “!Alerta, pero… calma¡”
Hay que tener paz interior, sin ésta, no hay paz exterior.
Hoy hacen falta muchos espíritus serenos en la “incorruptibilidad del corazón” (1 Pe 3, 4).
Ojalá, todos fuéramos diligentes en escuchar y tardos en hablar, tardos para la ira. “La ira del hombre no realiza la justicia de Dios” (St 1, 19 – 20).
Nuestro santo Papa, Benedicto XVI, al referirse al silencio, afirma, que ayuda a escuchar la voz interior, que el silencio es indispensable para la oración. El nos recuerda a Jesús y a la tradición patrística que nos enseñan que “los misterios de Cristo están ligados al silencio y solo en el silencio la Palabra puede acampar entre nosotros” (Zenit 07- 03- 2012).
El silencio nos hace sabios.

lunes, 4 de junio de 2012

La cristianización de la economía


“La preocupación de la Iglesia es el desarrollo auténtico del hombre y de la sociedad” Sollicitudo Rei Socialis.
En mi cuaderno de notas había titulado esta entrega con el de La Economía según la DSI y cuando me dispuse a tipearla cambié de parecer. Es cristianización de todas las actividades, entre ellas, la economía, cuyo beneficiario integral debe ser el hombre.
La economía es asunto delicado y todo Estado o Gobierno debe cuidarla con mucho tacto, buscando que esté al servicio o felicidad de los seres.
Todos tenemos el derecho de usar los bienes de la creación de Dios y es ese el fin del Destino Universal de los bienes. Pero ¡Ojo! cuidando los recursos naturales y el ambiente. Por cierto, que cada 5 de junio, se celebra el Día Mundial del Ambiente.
Se ha de ser racional cuidando la tierra. Ella, de manera insistente gime por el maltrato que el hombre le da. Se desgarra y reacciona.
Al hablar de actividades económicas, diremos que son infinitas y, que, en ese delicado tacto o trato de los Estados o Gobiernos, debería tenerse en cuenta lo difícil que es controlarlas rigurosamente. Se requiere que los controles sean pocos, claros, precisos y sabios, de modo tal que la libertad de emprender no se vea menoscabada o limitada. El mercado ha de ser libre con controles limitados, y el bienestar y la prosperidad no se hará esperar.
Los ilícitos en las actividades económicas han de ser combatidos por los gobiernos. La actividad económica no ha de estar reñida con la moral. Negocios sin alma y sin principios – no me vayan a llamar iluso o soñador – destruyen a las sociedades.
Las actividades económicas han de respetar la dignidad del trabajo y por supuesto, la del trabajador.
El respeto al trabajador es respeto a la familia. Esta es la célula fundamental de la sociedad, patrimonio principal de la humanidad, según nuestro santo papa, Benedicto XVI. 
El trabajador hace pensar en la imagen de Dios. No olvidemos que el Señor hizo al hombre a su imagen y semejanza.
El ejercicio de la actividad económica implica responsabilidades de sus actores, llámense empresarios, trabajadores o estado. Todos deberían contribuir con el bien común.
La Doctrina Social de la Iglesia no es “una tercera vía” entre el capitalismo liberal y el colectivismo marxista. Tampoco es una posición alternativa a otras soluciones menos contrapuestas radicalmente, sino que tiene una categoría propia.  Su objetivo principal es interpretar las complejas relaciones humanas – entre ellas las devinientes de la actividad económica – con lo que enseña el Evangelio acerca del ser humano y su vocación terrena, que es trascendente para orientar la conducta cristiana.
El católico siempre orientado por el Evangelio deberá proponer que haya una justa o equitativa distribución de la riqueza. Deberá velar por el respeto de la propiedad privada. Su ideal, su norte, es la cristianización de la vida económica.
Juan XXIII nos legó lo siguiente: “la dignidad de la persona humana exige necesariamente, como fundamento natural para vivir, el derecho al uso de los bienes de la tierra, al cual corresponde la obligación fundamental de otorgar una propiedad privada, en cuanto sea posible, a todos… y, por otra parte, la nobleza intrínseca del trabajo exige… la conservación y el perfeccionamiento de un orden social que haga posible una propiedad segura, aunque sea modesta a todas las clases del pueblo” (Mater et Magistra 114).