martes, 30 de agosto de 2011

El Catolicismo siempre será nuevo

Una cruzada, en estos tiempos, sólo la entiendo como campaña por la consecución urgente de una Nueva Evangelización.
El agnosticismo, el ateísmo y el librepensamiento, como la cultura, la ciencia y la tecnología, no han sido capaces de darle respuestas al hombre en su afán de encontrarle sentido a su vida que, al negar a Dios, la ha revestido de relativismo y mediocridad.
¿Qué es el agnoticismo, qué es ser ateo y qué librepensamiento?
El agnosticismo es “una actitud filosófica que declara inaccesible al entendimiento humano todo conocimiento de lo divino y de lo que trasciende la experiencia”. Ateo, “el que niega la existencia de Dios”. Librepensamiento es “doctrina que reclama para la razón individual independencia absoluta de todo criterio sobrenatural”.
Son definiciones que encuentras en el diccionario de la Real Academia Española.
Todas estas posiciones, amén las de otras filosofías, las que hacen de la ciencia y la tecnología dioses modernos, no han sido capaces de darle respuestas al hombre que, cada día, se siente más vacío y falto de trascendencia, sumido en relativismo y mediocridad. Y es que una vida sin Dios, es una vida que no encuentra razón de ser, es superficial.
Los jóvenes en Madrid demostraron su catolicismo, el estar dispuestos a ser los nuevos apóstoles del siglo XXI y a emprender una nueva evangelización, la que viene proponiendo el Santo Papa, Benedicto XVI.
El Sumo Pontífice demostró en la capital española ser el único líder mundial capaz de aglutinar millones de personas. El es sabio y sabe que, para los problemas actuales, con sus dramáticos y diversos escenarios que presenta el mundo, solo hay una respuesta: fidelidad radical al Evangelio de Cristo.
Si a mí me llamaran conservador, por estar apegado al Evangelio de Cristo, a la patrística, al monacato, a la tradición cristiana y al Magisterio de la Iglesia Católica, lo aceptaría con sumo agrado, aunque yo no creo en eso de conservadores y progresistas, ni en izquierda ni derecha. El Evangelio de Cristo siempre es actual y responde a los tiempos. El catolicismo siempre será nuevo.
La Nueva Evangelización no puede ser entendida, sin incurrir en errores lamentables, por no calificarlo de otras maneras, como la creación de un nuevo evangelio.
El Santo Papa lo viene exponiendo acertadamente y sabe que es la respuesta al agnosticismo, al ateísmo y a la razón individual. Que es como la humanidad actual, el hombre concreto, va a encontrar una vida de trascendencia al amar a Dios y encontrar los fundamentos de una vida eterna. La verdadera y auténtica felicidad en medio del dolor y del sufrimiento, como nuestra pequeña parte del sacrificio en cruz de Jesucristo.
Estamos constatando como el catolicismo se está moviendo con energía, que solo el Espíritu Santo es capaz de dar, como lo ha hecho siempre cuando la Nave de Pedro parece naufragar. Ya Benedicto XVI acaba de anunciar cuál va a ser el tema de la nueva Jornada Mundial de Jóvenes en Río de Janeiro-2013 (Mateo 28, 19: vayan y hagan discípulos entre todos los pueblos) y para octubre de 2012 será el Sínodo que, ya ha convocado para ser celebrado en Roma y cuyo tema será la Nueva Evangelización para la Transmisión de la Fe Cristiana. Ya circula la Lineamenta pertinente para tales efectos.

martes, 23 de agosto de 2011

Los jóvenes: Apóstoles del siglo XXI

“Que ni nada ni nadie les quite la paz; no se avergüencen del Señor”. Benedicto XVI.
El Santo Papa no sólo se dirigió a los jóvenes en la reciente Jornada Mundial de la Juventud.
Un Mensaje le envió a la humanidad cuando les hablaba a los jóvenes en Madrid: Ante una especie de “eclipse de Dios”, surge la necesidad de fidelidad radical al Evangelio.
Preciso y oportuno es pronunciarse ante el rechazo del cristianismo y de la fe recibida, que es oponerse a quienes niegan al Dios vivo, a Jesucristo, que se caracterizan por ser relativistas y mediocres.
El Sumo Pontífice, invitó a los jóvenes a ser apóstoles del siglo XXI en estos tiempos de urgente Nueva Evangelización. A que lleven, con amor, alegría, ardor y entusiasmo, al mundo, el conocimiento de Cristo. Les dio las llaves para abrir y cerrar. Abrir un nuevo modo de vida y cerrar un viejo modo de vivir. ¿Solo a los jóvenes? Sin duda: No.
Recordó que la Virgen María es la Estrella de la Nueva Evangelización. Ella que en todo procedió de conformidad con la Voluntad de Dios. Ella que es nuestra Madre que debemos amar siempre.
Hay que permanecer en el amor de Cristo, arraigados en la fe que es una relación íntima con Cristo. El nos ama.
Jóvenes, que ninguna adversidad les paralice. No tengan miedo al mundo, ni al futuro ni a su debilidad. ¿Es un mandato solo para jóvenes?
Es mensaje con destino, parafraseando el título de una obra de Mario Briceño Iragorry. Es para cristianos, para hombres de buena voluntad, para gobernantes y empresarios…
Hablo de gobernantes y empresarios, por la inmensa responsabilidad que tienen de crear millones de empleos dignos para jóvenes y no jóvenes, que no estén limitados a un sueldo mínimo y una cesta ticket. No señores. Es levantar una buena seguridad social, integral, expresada en salud, en respeto a la dignidad de las personas y de la fraternidad real. Es que hayan buenos servicios, expresados en garantizar la propiedad para todos, la vida, que es sagrada, que no haya inflación, que la electricidad sea óptima, que las carreteras honren la condición de países petroleros, que haya agua potable salubre, que los hospitales sean de excelencia,…
Jóvenes, no sean conformistas. Asuman retos. Luchen por una vida auténtica de altos ideales, obviamente opuestos, a la superficialidad, a la mediocridad, al relativismo, a la droga, a la corrupción y a la banalidad sexual.
Sin Dios vivo, sin Cristo, esos ideales jamás serán alcanzados. Fíense en Cristo porque él los exaltará. No se conformen con menos que la Verdad y el Amor, no se conformen con menos que Cristo.
Para todos: Que Dios nos ayude a descubrir la vocación en la sociedad y en la Iglesia. A seguir con valentía y generosidad el camino que él nos proponga. Es tiempo de definiciones. Es tiempo de silencio y de oración permanente. Es tiempo de estudio constante de las Sagradas Escrituras. Es tiempo de preparación y es tiempo de acción. Es tiempo de Dios vivo que salva. Es tiempo de Cristo. Es tiempo de retos. Es tiempo de urgente y Nueva Evangelización.

martes, 16 de agosto de 2011

Es el que no quiera trabajar

“Quien ama verdaderamente no está nunca ocioso” San Ignacio de Loyola.
Recién, le salí al paso a un personaje por internet, quien escribió en Facebook, que “quien no trabaja no come”, afirmando de paso que era el fundamento del capitalismo. Dijo que, lo entrecomillado, le pertenecía a Pablo, pero sin citar la fuente bíblica ni el contexto histórico de lo dicho.
Le solicité que lo hiciera. Se concretó a hacer la cita bíblica, pero obvió lo del contexto.
Esa persona se dice ser cristiano protestante.
En virtud de su omisión, escribí, sobre la cita bíblica exacta (él no lo hizo) y sobre Tesalónica.
Tesalónica era capital de Macedonia, provincia romana, cosmopolita, próspera, de un acentuado sincretismo religioso y de mucho desenfreno en lo moral. Adoraban a muchos dioses.
Resulta que cuando el apóstol Pablo le escribe a los tesalonicenses, es a consecuencia del problema teológico existente ante la venida del Señor (la Parusía).
Unos farsantes habían colado la especie del fin, algo así como, recientemente, hiciera un pastor evangélico en Estados Unidos, cuando anunciara para mayo de este año el fin del mundo.
Ante lo afirmado por los farsantes, algunos fieles deciden no trabajar más. Pablo, cuando había estado entre ellos, cumpliendo su misión evangelizadora, les había establecido una regla: “el que no quiera trabajar que no coma” (2 Ts 3, 10). Esto lo hacía Pablo para que mantuvieran encendidas sus lámparas, y no fueran sorprendidos, como las vírgenes prudentes, al momento de la venida de Jesús.
Si aceptamos lo expuesto por ese hermano separado, sería aceptar que los niños, ancianos, amas de casa (hay que ver como trabajan), discapacitados, enfermos…, no coman. Sería aceptar que los millones de trabajadores en paro forzoso no comieran. Sería aceptar la indiferencia ante la suerte de ellos. ¿Qué clase de cristiano es ese? Me hizo recordar las razones por las cuales León XIII escribiera la encíclica Rerum Novarum (siglo XIX), cuando y como consecuencia de esas razones, millones de niños, ancianos, mujeres y trabajadores eran explotados vilmente y condenados al hambre. Esto ocurría en Londres con la Revolución Industrial. ¿Será ese el capitalismo que quiere ese hermano separado cristiano protestante?

martes, 2 de agosto de 2011

San Pedro Crisólogo y su discurso de oro

“... no se llega a la denominación de hijo de Dios si no es a través de la práctica de la paz” San Pedro Crisólogo.

Yo disfruto mucho leyendo las mini - muy mini - biografías de los Santos y doctores que publica Pan Diario de la Palabra.

Recién lo hacía y me interesó ampliar un poquito la vida del santo, cuyo nombre titula y encabeza estas notas.

Crisólogo significa “palabra de oro”.

A San Pedro Crisólogo lo formó Cornelio, Obispo de Imola, donde, por cierto, nació, el santo de mi interés.

En sus enseñanzas el Obispo le decía: el dominio de las pasiones y de si mismo, es grandeza. El único medio de alcanzar el Espíritu de Cristo.

El, como buen alumno que era, la llevó a su vida espiritual. Y al ser nombrado Obispo de Ravena, la puso en práctica al predicar.

Quizá sin proponérselo legó a la posteridad que los sermones han de ser cortos, concisos y prácticos, capaces de sintetizar las verdades fundamentales de la fe. San Pedro Crisólogo temía fatigar al oyente, que es lo que ocurre con artículos y discursos extensos, y más cuando nada tienen de interés que aportar.

En una de sus homilías dijo: “el avaro es esclavo del dinero”, mientras que para el misericordioso el dinero es “siervo”.

Recuerdo que San Agustín decía que las muchas palabras oscurecen las ideas.

Como enseña la historia. Ella se mueve. Nos hace recordar a Heraclito.

Nada es eterno. Todo cambia, era la filosofía de Heraclito.

Cómo agradece uno un discurso denso, breve, conciso y práctico que sea pronunciado en diez minutos, y bien redactado. Es cosa de responsabilidad.

Por esas razones, el discurso del Santo y Doctor de la Iglesia es de oro.