sábado, 15 de noviembre de 2008

Orar sin desfallecer

A todos, sin distingos de ningún tipo, debemos tratar bien, con respeto, amabilidad y atención: Sirviendo bien.
Al respecto san Juan expone: ¨Querido hermano: En todo lo que has hecho por los hermanos, y esos que son forasteros, te has portado como verdadero cristiano. Ellos han elogiado públicamente ante esta comunidad el amor con que los ha tratado ¨( 3 Jn 5- 8 ).
No han tenido que tarearles, ni ser un insecto en la oreja o un mosquito en ésta, para que les atiendan bien. No se ha dado en ustedes, lo del personaje de la parábola, que Jesús nos trae hoy en su evangelio.
Se trata del juez corrupto, que no oye el clamor del pobre, que no teme a Dios ni respeta a los hombres. De ese juez que no atiende a la viuda pobre; pero que ésta, no se cansa en neciarle, solicitándole que le dicte justicia. Y que de tanto insistirle, el juez corrupto opta por decidir su caso ( Lc 18, 1-8 ).
Jesús nos quiere llevar a la oración y cómo debemos hacerlo.
El dice que, Dios que es misericordioso, atenderá nuestra oración. Si lo hizo ese juez, cómo no va atender a nuestra oración, El, que es justo.
Tenemos que ser perseverantes, obstinados, agresivos, no desmayar jamás en la oración, a toda hora, en todo momento, día a día. Dios no se digustará jamás con nosotros. Pero eso si, que tengamos fe al orar, que tengamos confianza en Dios.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Gracias por comentar.
Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo