domingo, 2 de noviembre de 2008

Después de la Homilía. Los fieles difuntos

¨En el momento de la muerte, no se nos juzgará por la cantidad de trabajo que hayamos hecho, sino por el peso de amor que hayamos puesto en nuestro trabajo ¨( Beata Teresa de Calcuta ).
Una bella canción venezolana dice en una de sus partes que, morir es nacer.
Con Santo Tomás Moro afirmo que ¨...quienes mueren en Ti, buen Señor, la muerte es la puerta a una vida de riqueza ¨ ( Dios Glorioso )
Cierto es que nos han acondicionado para temerle a la muerte, a lo desconocido, y a llorar, lamentar la partida de un ser querido. No es de criticar. Pero ese no debe ser el sentido de la muerte para un creyente cristiano católico, porque Dios quiere para todo el que muera en la fe, la vida eterna.
Para lograr la vida eterna, la inmortalidad, debemos llenar nuestra alforja de buenas obras al servivio de los demás.
Hay que tener fe, pero ésta debe estar llena de obras. Obras son amor y no buenas razones.
Debemos ver la muerte con alegría , siempre y cuando nos llenemos de frutos que ofrecerle a Dios. No vivir siendo indiferente y tener una vida estéril.
Hay que amar a Dios y al prójimo.
Las almas de los hombres justos, que han amado, no les alcanzará ningún tormento. Nunca debe lamentarse la muerte de un hombre justo, que amó como lo hizo Jesús, dando su vida por sus hermanos ( Sab 3, 1-9 )
El justo dirá: acepto la muerte con alegría porque voy a ver a Dios, en vida eterna, sin sufrimiento. Para el hombre justo el Señor es su luz y su salvación ( Sal 26 ).
El justo pasará de la muerte a la vida, porque amó a sus hermanos ( 1 Jn 3, 14-16 ), porque ayudó al que pasa hambre, al extranjero, a los pobres, al sediento, al que no tenía que vestir, al enfermo y a los presos.
A los justos Jesús les dice: ¨Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de sus hermanos, conmigo lo hicieron ¨( Mt 25, 31- 46 )
Para los difuntos que brille para ellos la luz perpetua, que descansen en paz.

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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo