martes, 4 de noviembre de 2008

La seguridad alimentaria, reflexiones

No es sólo pensar que existan alimentos suficientes, si bien es cierto, que todo Estado debe preocuparse por garantizarlo. El asunto va más allá. Analizo el por qué ?
Hay un viejo refrán, que como todo refrán, es sabio. ¨Por la boca muere el pez ¨.
En el presente eso está ocurriendo con la población mundial. El hombre está enfermándose con lo que come.
Véamos por qué ?
Hoy hay obesos y famélicos entre ricos y pobres.
Obesos entre ricos y pobres; y famélicos, porque, lamentablemente, no tienen alimentos que comer. Pasan hambre. ! Que ironía y que injusticia, que ello ocurre - lo del hambre y la hambruna - cuando más se producen alimentos en el mundo.
Por qué lo de la obesidad entre ricos y pobres ?
Antes se afirmaba que ser gordo, obeso, era sinónimo de rico o de riqueza; parece que la cosa está cambiando, aun cuando quien más tiene más alimentos puede comprar y consumir. Lo puede negar alguién ?
Entre gente de bajos recursos, hay obesos... gordotes.
Por qué ?
Voy sin rodeos. Por la mala calidad de los alimentos; pero, sólo por eso. No.
Por la obsesión de ganancias exhorbitantes de quienes comercializan con los alimentos ? En buena parte, si. Que llevan al consumidor productos de mala calidad, dañinos para la salud, en función de la ganancia.
Culpa de los políticos ? De los consumidores ?
De los políticos y gobernantes, porque deben estar pendientes de todo lo que pueda afectar la salud de los ciudadanos o consumidores.
Los consumidores debemos tener cuidado con lo que ingerimos.
Recomiendo.
No comer grasas trans, contenidas en margarinas, en perros calientes, en comidas rápidas , en chucherías, en hamburguesas, etc. y al ir al supermercado, analizar la calidad de los alimentos; pero, por encima de todo, que hayan asociaciones de consumidores que velen por la vida.
La vida depende de la alimentación, pero eso si de una sana y buena alimentación. Depende de otras cosas, entre ellas, de gobiernos que, verdaderamente ,cuiden a sus nacionales, cueste lo que cueste, y de amor, mucho amor, al prójimo para no dañarlo.

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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo