sábado, 26 de febrero de 2011

La civilización del amor en Internet

“La Luz es un buen desinfectante” Tapscott.
Cuando en Aparecida, Benedicto XVI, mi admirado y respetado Santo Papa, dijo que debían ser utilizados los medios de comunicación social para evangelizar, yo, como cristiano católico que soy, inmediatamente comencé a hacerlo diariamente, tanto en Facebook como en Twitter (Rafael Inciarte Bracho en Facebook y @EEET en Twitter). Lo venía haciendo de manera irregular en mi Blog, (http://escritoseneltiempo.blogspot.com).
La finalidad de la evangelización por Internet consiste en divulgar los valores del cristianismo y de nuestra amada Iglesia católica. Me guío con la Palabra diaria y hago una síntesis clara de ésta; repito que lo hago a diario e invito a todos los católicos a hacerlo.
Sergio Dahbar en un artículo titulado “El futuro llegó hace rato” (El Nacional, 19-02-11, pág. 8), anuncia la era digital inspirado en Don Tapscott; era que, supone, un cambio histórico: de la era industrial a la digital.
Ese cambio lo estaría (¿?) produciendo Internet en empresas, gobiernos y sociedades.
En el artículo de Dahbar se enumeran los principios de esa era digital. Ellos son: Colaboración; mezcla de apertura y transparencia; interdependencia; compartir; e integridad.
Son cinco los principios de la era digital que, como punta del iceberg, presenta a Wikileaks. “Hay muchas cosas feas dentro de los gobiernos y las corporaciones, (que) cuando salen a la luz evolucionan para mejor”.
Quien lea, estudie y medite la Biblia, quien cultive y haga crecer su fe cristiana, podrá darse cuenta de que las enseñanzas del Evangelio de Jesucristo contienen, partiendo del amor a Dios y al prójimo como a si mismo, si no todos, buena parte de esos principios que, sintetizados, buscan hacer prevalecer la libertad, la transparencia y la integridad en todo: como político, empresario, sindicalista, profesional, o, en una palabra, como ciudadano.
Comparto y al compartir creamos riqueza. Y se comparten dones, carismas... y se comparte la Palabra de Dios por Internet y, con toda seguridad – perdonen mi optimismo – triunfará la CIVILIZACION DEL AMOR, que es la de la paz y la justicia y no la de la violencia, característica indeseable de nuestros tiempos.

martes, 22 de febrero de 2011

El caso Mubarak

“Líbrame Señor de mis necesidades” Kempis.
Entre menos sean las necesidades se es más libre. No hay que caer en la dictadura del consumismo.
Yo sostengo que, cuando se implantan regímenes de fuerza, de fondo lo que los anima es el ansia desmedida por la riqueza. De allí, que lo que hacen es eliminar la libertad del hombre, principalmente, la de expresión y de información.
Es oportuno citar al obispo auxiliar de Managua, Mons. Silvio Báez, quien afirma que “privar a una sociedad de la información completa y veraz de lo que acontece, es atentar contra la democracia, por eso es que en los regímenes totalitarios lo primero que hacen es coartar, es cercenar la libertad de prensa y de expresión” (La Grey Zuliana del 18 al 24 de febrero de 2011. Pág.2).
Son gobiernos que se caracterizan por ser violentos, represivos y por concentrar el poder.
La concentración del poder es en función de empobrecer a las grandes mayorías. Hacerlas esclavas de necesidades que no pueden satisfacer.
Para lograr lo antes expuesto, se estructuran “modelos”, por ejemplo, el modelo chino: comunismo – capitalismo salvaje (éste último condenado por Juan Pablo II).
Comunismo para ahogar la libertad, para que no hayan protestas sociales, partidos políticos, sindicatos, ONGs, colegios profesionales… Comunismo para tener un proletario esclavo, afirmándose que es el que gobierna (gobierno del proletariado).
¿Qué otras cosas terribles hacen esos regímenes?
No permiten que un Premio Nobel salga a recibir su premio. Lo encarcelan.
Impiden que una “twittera” salga de la isla para recibir premios internacionales.
Son capaces de encarcelar a la disidencia valiéndose de cualquier argucia o arbitrariedad.
Todo se concentra en el Estado ¿verdad? No; se toma aquél para simular. Todo – incluyendo la riqueza – se concentra en manos de un solo individuo, o en su familia o en una élite de favoritos suyos.
El comunismo – capitalismo salvaje no quiere que haya separación de poderes, ni estado de derecho. Desea un dictador que garantice sus intereses. Estos pueden quedar incluidos en esa élite privilegiada.
Se niega la propiedad privada a sus nacionales o gobernados. A éstos hay que doblegarlos a juro.
La familia sufre las consecuencias de la creciente pobreza y el desempleo. La carencia de viviendas, obligan al hacinamiento. Los jóvenes no pueden contraer matrimonio por la falta de viviendas.
La riqueza – explica San Basilio – “es como el agua que brota cada vez mas pura de la fuente si se bebe de ella con frecuencia, mientras que se pudre si la fuente permanece inutilizada” (DSI Compendio No. 328).
Los bienes tienen que estar al servicio de la liberación integral del hombre, liberación de la necesidad pero también de la posesión misma. “Porque la raíz de todos los males es el afán de dinero…” (Tm 6,10), es el afán de hacer riqueza, que está en pocas manos y con un pueblo miserable (Caso Egipto de Mubarak).

domingo, 13 de febrero de 2011

Un nuevo modelo de gobernar

Sentirse amado de Dios es tener necesidad de amar a los demás como a uno mismo Este es el precepto que todo creyente debe cumplir estrictamente en la sociedad, y, principalmente, al estar cumpliendo funciones de gobierno. Todo mandatario debería amar a sus gobernados.
Lo antes expuesto, es, en mi criterio, fundamento, principio y fin de buen gobierno. Todo dignatario debe orientar su gestión en función de ese precepto.
El gobernante creyente, de sólida formación cristiana y ciudadana, jamás comulgará con aquello de que “el fin justifica los medios”, al contrario, luchará por fines nobles, por medios santos, y en todos sus actos buscará la justicia y la paz para sus mandantes ciudadanos. Será un hombre o una mujer honesto, transparente.
El gobernante creyente en Dios, en Jesucristo y en el Espíritu Santo, católico, no debe sentir vergüenza en practicar su religión. Su catolicismo será siempre debilidad y fortaleza permanentes. Jamás será débil al momento de tener que tomar decisiones drásticas e incruentas, siguiendo la concepción paulina al respecto y no le temblará el pulso.
Por supuesto, que tendrá al diálogo y a la tolerancia como instrumentos legales – y por qué no constitucionales – para hacer de la gobernanza todo un arte. Que sea capaz de darle majestad a la representación que ejerza.
El diálogo debe ser bien entendido, bien definido, estructuralmente organizado, incluso con escuelas que lo enseñen como arte, y elevarlo a la categoría de deber constitucional de los gobernantes, empezando por la primera magistratura. Todos los ciudadanos estarían obligados a acatarlo, porque sería de rango constitucional.
La sociedad es como el cuerpo humano. En ella hay de todo, cuerpo, alma, espíritu; pero, además, distintas creencias, estilos de vida, ideologías, religiones, liberales, socialistas, monárquicos, civilistas, militaristas, comunistas y socialistas, demócratas, etc. Y, créanme, todos son necesarios, como lo son todos los órganos en el cuerpo de toda persona.
Se ha sostenido, por gente calificada y no tan calificada, que, tanto el capitalismo como el comunismo, han fracasado. ¿Será verdad?
¿Será cierto que la llamada sociedad de consumo está seriamente amenazada de ser sustituida por otra?
Si las respuestas a esas interrogantes nos dicen que si, entonces, surgen otras preguntas, por cierto nada fáciles de responder ¿Qué modelo o sistema va a nacer en las sociedades del mundo actual? ¿Qué características llegaría a tener? ¿No será una torre de babel la que se impondrá en materia de gobierno? ¿No será un gobierno único, aun cuando esa pareciera ser la tendencia con la globalización? ¿Serán transformaciones cósmicas que den al traste con todos los sistemas que han existido hasta hoy?
César Montoya, en su artículo Los modelos, publicado en La Grey Zuliana, del 04 de Enero al 10 de Enero de 2011, pág. 4, afirma que “es una trampa colocar la discusión sobre la pertinencia de dos modelos fracasados – el que convierte a las personas en esclavas del mercado… y en el socialismo… (Donde) se es esclavo del Estado y de quien detente el poder…” y se refiere a un modelo de los venezolanos, consagrado en la Constitución de 1999, “que procura tomar lo bueno de lo uno y de lo otro…”
Yo agregaría que el éxito de ese modelo venezolano, dependerá del gobernante precedentemente definido, dispuesto a evitar, sin que le tiemble el pulso, los excesos de los componentes del cuerpo social descrito parcialmente.

martes, 8 de febrero de 2011

En defensa de la libertad laboral

“Los derechos de los obreros son de mayor prioridad que el maximizar las ganancias” Juan Pablo II
Dios Padre Creador Omnipotente nos invitó a trabajar la tierra (Gen 2, 2), y a cuidar el jardín.
Dios al séptimo día descansó.
La Creación nos dejó varias lecciones: Una, el deber de trabajar; dos, el deber de cuidar nuestra casa: la tierra, tan golpeada hoy por el hombre; y tres, el derecho al descanso.
Jesús, su Hijo amado, enseña a apreciar el trabajo. Él mismo “se hizo semejante junto a nosotros en todo”, dedicando la mayor parte de su vida terrenal al trabajo manual “junto al banco del carpintero”, en el taller de José (Mt 13, 55; Mc 6, 3).
El trabajo hay que ofrendarlo a Dios, santificarlo, hoy, más que nunca, donde conseguir uno casi que está resultando más difícil que encontrar una aguja en un pajar, dado el alto índice de desempleo a nivel planetario, del que no escapa Venezuela.
Esa santidad comporta deberes y derechos. El trabajar dando lo mejor de sí, pero evitando el afán y el convertir el trabajo en un ídolo o en un dios. El trabajo no debe alienar al ser humano.
Jesús predica. Enseña a los hombres a no dejarse dominar por el trabajo. A que han de preocuparse por su alma (Mc 8, 36). Les educa diciéndoles que los tesoros de la tierra se consumen, los del cielo son imperecederos; a éstos debe el hombre pegar su corazón (Mt 6, 19 – 21). Les recuerda que son libres a imagen y semejanza del Creador.
La libertad es plena cuando el trabajo es para el hombre y no el hombre para el trabajo (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, No. 272). Es la correspondencia del sábado es para el hombre y no el hombre para el sábado (Mc 2, 27). Todo esto es razón principista de la Doctrina Social de la Iglesia.
La primacía del trabajo sobre el capital, sobre las máquinas, sobre la técnica, que debe estar acompañada en su uso de la ética, es principio ligado a otro principio: el respeto a la dignidad humana. Es el respeto a los trabajadores y a sus familias. Por cierto, la Rerum novarum, base del Moderno Derecho Laboral, hace una “apasionada defensa de la inalienable dignidad de los trabajadores” (No. 268).
Yo sostengo que la Economía es social si está al servicio del bienestar del hombre, del desarrollo humano integral.
Los obreros deben luchar por muchas cosas, entre ellas: la libertad, el empleo digno y decente, el salario y el sindicalismo puro y transparente.
El trabajo es superior a cualquier otro factor de producción (Compendio 276).
El salario debe ser, además de legal, justo, que permita al hombre y a su familia una vida digna en el plano material, social, cultural y espiritual… (Gaudium et spes 67).
Los sindicatos no pueden seguir siendo fuente de gerontocracias dirigenciales eternas antidemocráticas. Deben ser promotores de honestidad, de transparencia, de unidad, de democracia interna para los relevos, y promotores de la lucha por la justicia social, por los derechos de los trabajadores, por sus deberes, y por hacer el trabajo bien.
¿Y qué deben hacer los empresarios? ¿Qué debe hacer el Estado?
Los empresarios deben tener ganancias por su inversión pero no deben ser desproporcionadas. Con ello evitan la intervención del Estado en este asunto tan vital para una economía sana. Los empresarios deben considerar a sus trabajadores y a sus familias la mayor riqueza de sus empresas, deben crear fuentes de trabajo, que, como cristianos, sean austeros, que realicen muchas obras de solidaridad y misericordia (Aparecida 404).
¿Y qué debe hacer el Estado? Ser promotor de libertad empresarial; que proteja la propiedad; que la actividad empresarial tenga normas claras y sabias para su desarrollo; crear confianza para la inversión y creación de numerosas fuentes de trabajo; pocos impuestos; pocos controles; etc.
En un capitalismo salvaje - frase acuñada por Juan Pablo II – y en un socialismo real, estilo URSS, los trabajadores pasan a ser esclavos de la era. La defensa de los trabajadores es luchar por la libertad cueste lo que cueste. No puede ser de otra manera. Los aires apuntan en esa dirección.