sábado, 29 de noviembre de 2008

Esperanza

Lleno de esperanza he despertado. Inmediatamente, doy Gracias a Dios por este nuevo día y le solicito, como lo hago diariamente, aumente mi fe. Y más esperanza se me ofrece ante la lectura y meditación de la Palabra de Dios.
Precisamente, la Primera Lectura ( Ap 22, 1- 7 ) está rica en esperanza para cualquiera, incluso, para el desanimado.
Dios nos da ríos de agua viva y hojas medicinales del árbol de la vida. Nos recuerda las bellas escenas del Génesis y el jardín del Edén.
Dios nos irradia su luz para poder caminar en la oscuridad. El es el Sol.
Al final de esta lectura, se nos recuerda que dichoso es el que hace caso del mensaje profético contenido en el Libro del Apocalipsis.
Marana tha. Ven, Señor Jesús.
Mañana es el inicio del Adviento: tiempo de preparación y esperanza, para abrir nuestras almas, y recibir en ellas, al niño que está por nacer. El que trae la salvación de todos. El es la roca que nos salva.
Jesús en el evangelio nos llama a la oración y a la vigilia constantes, a ser perseverantes hasta el final, a no dejarnos vencer por los problemas de la vida, por la confrontación política existente en Venezuela, a orar por la paz de nuestro país y del mundo, a no dejarnos llevar por vicios, bebidas y preocupaciones, nos llama a la esperanza. Nos recuerda que debemos estar preparados ante su presencia ( Lc 21, 34- 36 ), de ayer, hoy y mañana.

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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo