jueves, 27 de noviembre de 2008

Los imperios caen

Agradezco a Dios la vida que me ha dado y que me ha permitido llegar hasta ahora. Lo demás lo sabe El.
Ha sido una vida que calificará Dios de positiva o negativa.
Ayer, y hoy más que nunca, he creído en Dios, Jesucristo y el Espíritu Santo, la Virgen María y todo lo que la Santa Iglesia proponga para creer.
Le doy a Dios, gracias por las dificultades, porque ellas me acercan más a El, y le ruego que si me diera abundancia, jamás me aleje de El.
Hoy rezo, oro a toda hora - hay que orar sin desfallecer - dialogo con el Señor, estudio la doctrina de Jesús, diariamente, con el afán de internalizarla y practicarla, lo mismo que para divulgarla.
Nadie debiera alejarse de Dios, ni mucho menos no creerle. Pobre del ateo. Pobre de una persona o de un pueblo o de una nación que se aleje de Dios, de la práctica de la caridad, del amor.
Babilonia, el imperio romano, cayeron. Como todo imperio, alejado de Dios, que se dedica a saquear y explotar a los pueblos sumiéndolos en la miseria, ignorancia, hambre, calamidades y de todo tipo de sufrimientos.
Son imperios donde el comercio sin ética, sin moral, de codicia o avaricia, de empresas arruinadas con ejecutivos solicitando ayuda pero llegando en aviones privados al lugar de auxilio, que han llevado a crisis financiera y económica global como la de hoy con consecuencias incalculables en dolor. llanto y terror para numerosos seres de la tierra; imperios, naciones alejadas de Dios y de amor al prójimo. De gobernantes corruptos.
Es esa Babilonia, la gran ciudad que desapareció para siempre. Ya en ella no se volverán a escuchar cantos, ni cítaras, ni flautas, ni trompetas.
Al desaparecer - hay signos expuestos en la Palabra de Hoy, como causas - una inmensa multitud dirá ! Aleluya !. La salvación, la gloria y el poder pertenecen a nuestro Dios, porque las sentencias son legítimas y justas ( Ap 18, 1-2; 21- 23; 19, 1-3, 9 ).
Dichosos los invitados al banquete de Dios. Ricos y gobernantes del mundo, hagan méritos para que sean dichosos.
Jesús advierte: Vienen días de castigo para que se cumpla lo que está escrito. En medio de la catástrofe vendrá Jesucristo para liberarnos.
Escucha a Jesús. El está aqui. Acógelo en tu corazón. Lee, estudia, su doctrina y practíquela.
Difunde su evangelio.
Que nuestra espera sea dinámica, porque tenemos mucho que aportar en bien de la humanidad. Házlo de acuerdo con tus dones. No esperes que Jesucristo te sorprenda sin hacer nada por tu espíritu y por ayudar a los demás.

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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo