lunes, 3 de noviembre de 2008

Austeridad, humildad y sencillez



La Palabra de Dios, expresada en la Liturgia, nos invita a reflexionar sobre la austeridad, la sencillez y la humidad.
Ser austero es vivir una vida espartana, apartada del lujo y la ostentación.
Ser sencillo es vivir con modestia.
La humidad es conciencia de nuestra capacidad y de nuestras limitaciones.
El Apóstol Pablo, nos invita a estar en comunidad cristiana donde reinen entre sus miembros, la justicia, la caridad, el amor, la solidaridad, un mismo Espíritu, una misma manera de pensar, un mismo amor, una sóla alma y un afecto entrañable; conscientes todos que Jesús nos une por su ejemplo.
San Pablo nos hace una exhortación, que seamos humildes, que consideremos a los demás como superiores a uno mismo y que no busquemos nuestro propio interés, sino el del prójimo ( Fil 2, 1-4 ).
Es un ideal, lo que propone Pablo y por ese ideal debemos luchar.
¿ Cómo hacerlo ?
Perdonando al que esté enfermo de superioridad, al que no ame, al que no haga nada por seguir a Jesús, al que humilla y ofende, al que no respeta la dignidad de las personas, al insidioso, al divisionista, al que... Y pidiendo perdón por nuestras ofensas como también perdonamos al que nos ofende.
No quedarnos nunca con los brazos cruzados. Llenarnos del espíritu de San Martín de Porres que, no obstante, las humillaciones que sufrió, por ser negro, siguió palante curando enfermos. El llevó vida austera, dedicado con asiduidad a la oración. Es el Santo al cual la Iglesia celebra hoy en la Santa Eucaristía.
Hacer algo.
Primero: ser humildes. ¨Señor mi corazón no es ambicioso ni mis ojos soberbios: grandezas que superen mis alcances no pretendo. Dame Señor, la paz junto a Ti ¨( Sal 130).
Segundo: no creer que cumplir con el Evangelio es fácil. Quien lo crea que lo siga; pero debemos realizar ¨un simple gesto, para comenzar...no cerrarse nunca totalmente a una palabra de Jesús ¨( Sevé, André. El Evangelio del día. San Pablo. Página 234 ). Y es que el Evangelio de hoy ( Lc 14, 12-14 ) es una prueba; pero hay que hacer algo en ese sentido, estando con los pobres, con los lisiados, con los ciegos, con los discapacitados, con los que sufren... Cualquier gesto en favor de ellos, es no cerrarse nunca totalmente a la Palabra de Jesús. Es hora de hacerlo.

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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo