martes, 19 de junio de 2012

El silencio y sus maravillas


Se hace necesario un ecosistema que sepa equilibrar silencio, palabra, imágenes y sonidos” Benedicto XVI.
El silencio debe ser practicado a diario. No como signo de pasividad o cobardía, de ninguna manera. Hay que hacerlo como muestra de sabiduría.
Para hacer silencio hay que tener paciencia, disposición, voluntad. Hacerse de una disciplina. Es necesaria para aprender a escuchar, la voz de Dios, de nosotros mismos y la del o interlocutores con quien o quienes dialoguemos.
Ante la abundancia de palabras, de ruidos, de velocidad, de imágenes, hay que sacar tiempo para el recogimiento y hacer silencio que permita la oración, la conversación con Dios.
Deberíamos cuidar celosamente nuestro espacio interior. Que de allí no salgan palabras o pensamientos atolondrados.
De nuestro ser profundo y recóndito, en silencio y reflexión, pueden surgir breves mensajes, “a menudo no más extenso que un versículo bíblico” (Benedicto XVI) de pensamiento profundo.
Un buen retiro espiritual nos puede dar el ambiente propicio para lograr ese pensamiento de donde brote sabiduría.
Como iluso, que a veces soy ¿?, cuanto quisiera que quienes tienen en sus manos los destinos de los pueblos cuidaran su espacio interior para tener sabiduría para gobernar bien y llegar a tener buena fama de mandatario.
El diálogo, tan recomendable en estos tiempos, se nutre del silencio para escuchar al interlocutor y a sí mismo, para saber escuchar. No hay otra manera de conseguir un diálogo auténtico. Un diálogo entre sordos, es difícil.
Hay que conquistar el equilibrio entre silencio y palabra, si queremos una comunicación de valor y significado.
El sabio y santo Papa, Benedicto XVI, afirma que “el silencio es parte integrante de la comunicación y sin él no existen palabras sin densidad de contenido”. Con toda seguridad, nos pone en condiciones de  saber discernir la verdad, lo que es útil o inútil, lo que conviene y no conviene.
Si quieres meditar más a fondo sobre estas notas, te invito a que leas las reflexiones de nuestro Sumo Pontífice ante la XLVI Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales de este año que discurre. Me sirvieron de base para la estructuración de este trabajo, que espero deje algo a quien se ocupe en leerlo.

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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo