martes, 10 de julio de 2012

Cundir nuestros tiempos de buenos ejemplos

Cristo padeció por nosotros dejando su ejemplo para seguirle  (1Pe 2, 21 - 23)
Dos palabras son claves en el desarrollo de este breve trabajo. Ellas son: ejemplo y cundir.
La definición de ejemplo: acción o conducta que puede inclinar a otros a que la imiten.
Cundir es efecto de extenderse, propagarse y multiplicarse por todas partes.
Un ejemplo puede ser bueno o malo. El bueno es el que debemos seguir; una mala acción, no.
Todos somos pecadores, pero la lucha es por evitar el pecado y por tener una conducta digna e intachable.
Que teniendo actitudes decorosas, éstas brillen como estrellas en el mundo (Fil 2, 15 - 16).
Las sociedades necesitan de modelos que sean acordes con la Palabra de Dios, con el amor, la fe y la pureza. Las sociedades estan indignadas ante conductas esquizofrénicas. Es obvio, que quieren coherencia entre palabra y acción, de modo de poder tener autoridades "al servicio de la comunidad" (1 Tim 4, 12) y no de sus intereses.
Esas autoridades no han de ser soberbias, ni prepotentes ni iracundos. Que tengan dominio de sí mismos, no codiciosos de riquezas mal adquiridas, capaces de amar lo noble, lo justo, lo que sea de verdadero servicio para los demás.
Una autoridad cristiana católica debe reunir esas características y evitar los largos y vacíos discursos. Debe esmerarse por edificar con la palabra y el ejemplo. Debe recordar siempre a Jesucristo que dejandonos ejemplo, cuando le maldecían callaba, no devolvía mal por mal, callaba (1 Pe 12, 15. 3, 9 -16). Ha de hacer el bien y tener presente que "más bienaventurado es dar que recibir" (He 20, 25)

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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo