No creo incurrir en machaca al escribir reiterativamente en
el tiempo, acerca de la amistad. Díganme si es oportuno o no promoverla entre
todos los venezolanos. Es el sentimiento más hermoso y vale la pena que lo
hagamos.
¿En qué consiste la amistad?
En una relación que nace del corazón y trasciende sobre
cualquier diferencia.
Tener amistad y alegría es sentirnos amados de Dios y de amar
al prójimo como a uno mismo.
En estos tiempos difíciles el acercamiento a Dios es vital.
Fe es creer en Dios y tener amistad por siempre para con Él,
no separarnos nunca y rendirle culto en todo instante.
Mi amistad con Dios me lleva a arrodillarme ante Jesús en la
Iglesia y en todas partes. Es el único ante el cual me postro.
La verdadera amistad dura toda la vida.
En toda circunstancia Dios nos acompaña con su infinita
misericordia. Siempre está esperando por nosotros.
Tenemos ejemplos inmortales de amistad, que nos deben servir
de estímulo para cuidar la amistad. La
Biblia nos da muchos casos.
Rut no abandona a Noemí en la miseria en que vivían. Cito la
Escritura: “No me ruegues que te deje, y me aparte de ti, porque a donde quiera
que vayas iré yo; tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios. Donde tu
mueras, allí también quiero morir y ser enterrada yo. Que el Señor me castigue
como es debido si no es la muerte la que nos separa” (Rt 1. 16- 17).
Y Jesús para alimentarnos en eso de la amistad nos dirige su
Palabra: “nadie tiene mayor amor, que el que es capaz de dar la vida por sus
amigos” (Jn 15, 13).
Seamos amigos de todos, no obstante, las dificultades. Es
necesario hacerlo.
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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo