miércoles, 10 de octubre de 2012

Los Medios de Comunicación Social y el Concilio Vaticano II


Siguiendo la recomendación de nuestro santo Papa, Benedicto XVI, contenida en la Carta Porta Fidei, donde convoca al Año de la Fe, de leer y estudiar los documentos emanados del Concilio Vaticano II, lo vengo haciendo, junto a unos hermanos en la fe.
En esta oportunidad, me referiré al decreto Inter Mirifica ( entre lo maravilloso ), que se refiere al trato que dicho Concilio le da a esos logros del ingenio humano, con la ayuda de Dios, que son los Medios de Comunicación Social. Hay voces calificadas que sostienen que la llamada revolución digital está en pañales.
Estos instrumentos o herramientas bien utilizados prestan servicios valiosos a la familia humana. Se convierten en fuentes ríquisimas de enseñanzas.
Nuestro Sumo Pontífice recomienda el evangelizar a través de las redes sociales, confiado en que de esta manera se extiende y se consolida el Reino de Dios.
A la Iglesia le corresponde el derecho natural a usarlos y a poseerlos para evangelizar y para la educación cristiana de las almas. A todos nos corresponde el tener responsabilidad por su recto uso con práctica de reglas de orden moral.
Se ha de obtener informaciones verdaderas e integrales donde se salve la justicia y la caridad. Que respeten los legítimos derechos y dignidad del hombre. No todo conocimiento es bueno, mientras que la caridad es constructiva.
Hay que construir una opinión pública que se benedicie del cumplimiento de los miembros de la sociedad de sus deberes de justicia y caridad.
Los destinatarios de esos medios, tienen el deber de hacer una recta elección del medio. Tomando en cuenta comunicaciones buenas que contribuyan a la virtud, a la ciencia y al arte. Se debe ser vigilante de esos medios que sólo atienden al criterio de provecho económico. No perder de vista que con sus informaciones pueden conducir no al bien del género humano sino a su ruina.
Inter Mirifica ordena que se fomente la prensa honesta. Que se cree una prensa verdaderamente católicapara formar una opinión pública en consonancia con el derecho natural y con los preceptos y la doctrina católica, así como de divulgar y exponer adecuadamente los hechos relacionados con la vida de la Iglesia.
El Sínodo confió en su momento, hace cincuenta años, que estas instrucciones y normas suyas sean gustosamente aceptadas y sumamente respetadas por todos los hijos de la Iglesia que, también, al utilizar estos medios, lejos de padecer daños, como sal y como luz, darán sabor a la tierra e iluminarán al mundo.

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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo