La fuga de cerebros de América Latina hacia distintas partes del mundo, principalmente a EEUU, constituye para mi un hondo motivo de inquietud. No deseo hablar de preocupación, porque es una palabreja que no quiero tener conmigo por sus efectos negativos para la salud.
Yo recuerdo el Plan de Becas Gran Mariscal de Ayacucho, una de las mejores políticas del primer gobierno de CAP, la mejor, preferiría decir. Y siempre me pregunté, tendrán esos muchachos al regresar a Venezuela oportunidades? y la realidad me indicaba que no. Así fue. Muchos se quedaron en el exterior, que salió beneficiado con ese capital, el del talento, el de la ciencia y tecnología, que es el que motoriza el desarrollo de los pueblos.Es asunto de oportunidades. De que nuestros países se avoquen a crear condiciones, sueldos, seguridad social, y sobre todo, políticas dirigidas a desarrollar la ciencia y la tecnología.
Con esas oportunidades, esa fuga, que registra El Nuevo Herald, de hoy sábado, no se produciría, y nuestros países se enrrumbarían por la senda del desarrollo y del bienestar de su gente. Se abatiría la pobreza.
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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo