A Jesús le dicen en su pueblo, creyendo que con eso lo menospreciaban, ¿ no es ese el hijo del carpintero? ( Mt 13, 54-58). Es la hostilidad contra la fe. Es ir contra lo que enseña Jesús, que llama, constantemente y en todo momento, a la conversión y a confiar a plenitud en él, que es el Hijo de Dios.
Ese carpintero - que para otros era artesano - es José. Y un llamado a la conversión en este día, Día Internacional de los Trabajadores, es a amar. Es de lucha contra el pecado, contra el egoísmo, la envidia, el odio, es un llamado al ejercicio de la caridad con Dios y con el prójimo, es de sacrificios, de dar la cara por Cristo ante los demás. Es evitar que, en este mundo del presente, colmado y agobiado de crisis y de pandemias - una, amenazando por serlo, la gripe porcina - los hombres y mujeres no dejen de seguir a Jesucristo. Para hacer un mundo mejor para todos y llegue a ser la patria de Jesús y nos haga muchos milagros.
San José era un hombre justo. Pasó toda su vida trabajando, sufrió la emigración forzosa, pero siempre luchando para llevar el pan a su familia: La Sagrada Familia.
Su vida es ejemplar. Todo lo hizo sirviendo al Señor y lo hizo de corazón contento. Por estas razones la Iglesia lo convirtió en modelo ejemplar para todos los trabajadores del mundo.
Un mensaje, para el que tiene la dicha de contar con un trabajo, es que lo cuide, lo honre, se lo ofrezca a Dios y lo haga con amor. Sirviendo bien a los demás. Teniendo presente que todo lo que se haga por un hermano, es a Cristo a quien se lo hace.
Hemos dicho, el que tiene un trabajo, y qué decir de los millones de desempleados, que cada día que pasa son más,s producto de la crisis económica financiera y mundial, la reina de las pandemias; qué decir de pequeños y medianos empresarios sufriendo las consecuencias de esa crisis; qué decir de gobiernos que niegan los derechos de los trajadores, desconocen la huelga, debilitan y prohiben sindicatos; qué decir de políticos y gobernantes corruptos, que se roban la felicidad de sus pueblos; qué decir de gobiernos que persiguen inmigrantes ilegales cuando ayer nomás sus nacionales eran emigrantes forzados por las mismas causas que hoy llevan al éxodo a millones de seres humanos, qué decir de empresarios que por la codicia arruinaron grandes empresas dejando en el desespero a miles de trabajadores y familias; qué decir de la falta de solidaridad con los débiles, con quienes sufren la recesión mundial...
Hoy, Día Internacional de los Trabajadores, hay un reto, que los líderes de éstos deben asumir: reivindicar y fortalecer los sindicatos a nivel nacional e internacional.
Hoy es un día para la conversión. Para que todos, políticos, empresarios, gobernantes, trabajadores, conviertan un corazón de piedra en uno de carne para ser solidarios y compartir con el que sufre. Es hacerse solidarios y militantes activos de una nueva civilización: La Civilización del Amor.
No olvidar que el 1 de Mayo de 1955, el Papa Pío XII, instituyó este día, fiesta de San José Obrero, que todos los pueblos de la tierra deben disfrutar para honrar a Dios.,
Ese carpintero - que para otros era artesano - es José. Y un llamado a la conversión en este día, Día Internacional de los Trabajadores, es a amar. Es de lucha contra el pecado, contra el egoísmo, la envidia, el odio, es un llamado al ejercicio de la caridad con Dios y con el prójimo, es de sacrificios, de dar la cara por Cristo ante los demás. Es evitar que, en este mundo del presente, colmado y agobiado de crisis y de pandemias - una, amenazando por serlo, la gripe porcina - los hombres y mujeres no dejen de seguir a Jesucristo. Para hacer un mundo mejor para todos y llegue a ser la patria de Jesús y nos haga muchos milagros.
San José era un hombre justo. Pasó toda su vida trabajando, sufrió la emigración forzosa, pero siempre luchando para llevar el pan a su familia: La Sagrada Familia.
Su vida es ejemplar. Todo lo hizo sirviendo al Señor y lo hizo de corazón contento. Por estas razones la Iglesia lo convirtió en modelo ejemplar para todos los trabajadores del mundo.
Un mensaje, para el que tiene la dicha de contar con un trabajo, es que lo cuide, lo honre, se lo ofrezca a Dios y lo haga con amor. Sirviendo bien a los demás. Teniendo presente que todo lo que se haga por un hermano, es a Cristo a quien se lo hace.
Hemos dicho, el que tiene un trabajo, y qué decir de los millones de desempleados, que cada día que pasa son más,s producto de la crisis económica financiera y mundial, la reina de las pandemias; qué decir de pequeños y medianos empresarios sufriendo las consecuencias de esa crisis; qué decir de gobiernos que niegan los derechos de los trajadores, desconocen la huelga, debilitan y prohiben sindicatos; qué decir de políticos y gobernantes corruptos, que se roban la felicidad de sus pueblos; qué decir de gobiernos que persiguen inmigrantes ilegales cuando ayer nomás sus nacionales eran emigrantes forzados por las mismas causas que hoy llevan al éxodo a millones de seres humanos, qué decir de empresarios que por la codicia arruinaron grandes empresas dejando en el desespero a miles de trabajadores y familias; qué decir de la falta de solidaridad con los débiles, con quienes sufren la recesión mundial...
Hoy, Día Internacional de los Trabajadores, hay un reto, que los líderes de éstos deben asumir: reivindicar y fortalecer los sindicatos a nivel nacional e internacional.
Hoy es un día para la conversión. Para que todos, políticos, empresarios, gobernantes, trabajadores, conviertan un corazón de piedra en uno de carne para ser solidarios y compartir con el que sufre. Es hacerse solidarios y militantes activos de una nueva civilización: La Civilización del Amor.
No olvidar que el 1 de Mayo de 1955, el Papa Pío XII, instituyó este día, fiesta de San José Obrero, que todos los pueblos de la tierra deben disfrutar para honrar a Dios.,
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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo