miércoles, 13 de mayo de 2009

La Unidad entre todos

El Evangelio de hoy, Día de la Virgen de Fátima ( Portugal está de fiesta ) , se repite. Nada más el pasado domingo - Día de las Madres - hicimos un comentario, como laico fiel que soy, a ese evangelio, que publiqué en http://escritoseneltiempo.blogspot.com/ , titulado, Jesús es la vid y nosotros los sarmientos ( Jn 15, 1-8).
En ese artículo, decía, que en el ejercicio de la libertad, conferida a nosotros por Dios, si¨decidimos estar con Jesús y a través de El con Dios, tenemos que seguir sus enseñanzas, sus palabras, su evangelio, orar, rezar, predicar, ser generosos y amables con los semejantes¨.
Esa unión con la cepa, que es Jesús, debemos hacerla extensiva estando unidos con nuestros hermanos en la fe y propiciando la unidad con todos nuestros semejantes, en momentos en los cuales el mundo - Venezuela incluida - necesita unidad y paz.
Antonio Gracia nos dice - debemos tenerlo siempre presente - que ¨la Iglesia es comunidad en comunión. Cristo es la cepa y todo bautizado un sarmiento. De la comunión con Cristo y con los hermanos, nace la vida¨( GRACIA, Antonio, A los Pies del maestro. Pág. 470 ).
La Unidad es la Vida. ! Que triste es la separación ! ! Que triste ver a unos hijos viendo a sus padres separados, como sufren! ! Que fuerte la separación entre hermanos! ! Que tragedia es la división, el odio, la confrontación, la guerra, la envidia, los celos...!.
Los cristianos primitivos se reunían, conversaban, y pacíficamente, animados por el Espíritu Santo, resolvían sus diferencias conceptuales, como la planteada en la Primera Lectura de la Eucaristía de hoy ( He 15, 1-6).
En efecto, la diferencia era si los nuevos cristianos tenían o no que ser circuncidados de acuerdo con la tradición de Moisés. El disenso fue elevado al Concilio de Jerusalén, pacíficamente, para la solución pertinente.
Cuantos conflictos, cuántos cismas, hubiera podido evitar la Iglesia o los cristianos, si esta hubiera sido la forma de proceder ante las diferencias doctrinarias. A lo mejor no existieran católicos ortodoxos, ni evangélicos luteranos u otros. Y seríamos más fuertes.

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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo