domingo, 3 de mayo de 2009

A los sacerdotes, en el Día del Buen Pastor

Pedro procedía lleno del Espíritu Santo ( así deseo, en todo momento, pensar, actuar, hablar y callar) y les decía a los Jefes del pueblo que quien lo dirigía para sanar - como lo hiciera con el enfermo, p.ej., el paralítico - era Jesús, a quien ustedes crucificaron y Dios, su Padre, resucitó de entre los muertos, y se ha convertido en piedra angular. Y no hay otro nombre por el que nosotros debemos salvarnos ( He 4, 8-12).
Y es Jesucristo, Dios hecho hombre, al que Pedro - y todos nosotros- debemos ! dar gracias, porque es bueno, porque es eterno su amor!- porque es eterna su misericordia( Sal 118). Bendito sea el que viene en nombre del Señor.
Y nosotros, cuando él - Jesucristo- se manifieste, seremos semejantes a él. Que amor tan grande el de Dios, darnos su Hijo y llamarnos sus hijos ( 1 Jn 3,1-2).
Su Hijo, Jesucristo, es nuestro Pastor: El Buen Pastor( Jn 10, 11-18).
Ese Buen Pastor que da la vida por sus ovejas. Por las propias y por las que están fuera del redil.
Como fieles, laicos comprometidos, debemos respetar a todos los sacerdotes y esperar que sean buenos pastores para todos, sin distingos de ningún tipo. No tomar en cuenta sus debilidades ( orar por ellas), porque son frágiles y pecadores.
Hacernos eco de la inmensa mayoría de sacerdotes que cumplen su vocación siendo mártires y dando la vida por sus ovejas.
Lo de oveja ! ojo! no se confunda con siervos, esclavos o sirvientes de curas, porque Dios nos hizo libres, nos dio la libertad para proceder siendo dueños de nuestros destinos. Los sacerdotes - hoy en su Día del Buen Pastor- que sean nuestros padres, hermanos y guías para que su autoridad sea respetada a plenitud y convicción.

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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo