Amar y dejarse amar de Dios y de su Hijo, Jesús. Guardar sus mandamientos. Vivir el mismo estilo de vida que Jesús vivió. Una vida de obediencia a la voluntad de Dios y de entrega y dedicación a los hermanos y a la misión en la vida. Dejarse guiar y dirigir por el Espíritu Santo.
Bernabé y Pablo, no obstante la persecución en su contra por parte de los judíos, siguen predicando el Evangelio. Ellos atienden al llamado del Espíritu Santo. Guardan la Palabra de Dios, la han hecho sus vidas, y es, por tanto, como Pablo es capaz de distinguir en el lisiado que tenía fe para ser curado, de allí aquello de ¨Levántate, ponte derecho¨y de un salto echó a andar.
Ante ese hecho, el gentío se dispone tratarlos como dioses. Y ellos, Bernabé y Pablo, se oponen, por ser mortales como ellos. Les dicen que ellos predican el Evangelio para que dejen los dioses falsos y se conviertan al Dios vivo que hizo el cielo, la tierra y el mar y todo lo que contienen( He 14, 5-18).
No es a nosotros a quien hay que dar gloria, sino a Dios ( Sal 113).
Pablo y Bernabé cumplen con guardar los mandamientos. Los cumplen. Aman a Jesús. Y por amar a Jesús, el Padre los ama. Y Jesús los ama y se les revelará.
Jesús dice: ¨El que me ama guardará mi palabra. Y la palabra que estás oyendo no es mía, sino del Padre que me envió¨( Jn 14,21-26).
Y el Maestro se refiere al Espíritu Santo: ¨Les he hablado de esto ahora que estoy al lado de ustedes, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien les enseñe todo y vaya recordando a ustedes todo lo que les he dicho¨( Jn 14, 21-26).
Hay que invocar a toda hora al Espíritu Santo para que nos recuerde la Palabra de Dios y procedamos en nuestra vida cotidiana de conformidad con la voluntad de Jesús, que es la voluntad de Dios.
Dios nos ha dado la libertad. Para amarlo o no amarlo.
Yo uso mi libertad para amarlo, por encima de todas las cosas, y amar al prójimo como a mi mismo.
De qué lado te ubicas, tú.
Bernabé y Pablo, no obstante la persecución en su contra por parte de los judíos, siguen predicando el Evangelio. Ellos atienden al llamado del Espíritu Santo. Guardan la Palabra de Dios, la han hecho sus vidas, y es, por tanto, como Pablo es capaz de distinguir en el lisiado que tenía fe para ser curado, de allí aquello de ¨Levántate, ponte derecho¨y de un salto echó a andar.
Ante ese hecho, el gentío se dispone tratarlos como dioses. Y ellos, Bernabé y Pablo, se oponen, por ser mortales como ellos. Les dicen que ellos predican el Evangelio para que dejen los dioses falsos y se conviertan al Dios vivo que hizo el cielo, la tierra y el mar y todo lo que contienen( He 14, 5-18).
No es a nosotros a quien hay que dar gloria, sino a Dios ( Sal 113).
Pablo y Bernabé cumplen con guardar los mandamientos. Los cumplen. Aman a Jesús. Y por amar a Jesús, el Padre los ama. Y Jesús los ama y se les revelará.
Jesús dice: ¨El que me ama guardará mi palabra. Y la palabra que estás oyendo no es mía, sino del Padre que me envió¨( Jn 14,21-26).
Y el Maestro se refiere al Espíritu Santo: ¨Les he hablado de esto ahora que estoy al lado de ustedes, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien les enseñe todo y vaya recordando a ustedes todo lo que les he dicho¨( Jn 14, 21-26).
Hay que invocar a toda hora al Espíritu Santo para que nos recuerde la Palabra de Dios y procedamos en nuestra vida cotidiana de conformidad con la voluntad de Jesús, que es la voluntad de Dios.
Dios nos ha dado la libertad. Para amarlo o no amarlo.
Yo uso mi libertad para amarlo, por encima de todas las cosas, y amar al prójimo como a mi mismo.
De qué lado te ubicas, tú.
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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo