Venezuela está siendo gravemente golpeada por la delincuencia.
Si hacemos una encuesta me atrevo a decir que sale en primer lugar entre los problemas que azotan al venezolano y extranjeros que habitan el país. Es causa, la primera, de emigración.
Ayer corroboré, a través de la prensa regional, lo que ocurrió el pasado viernes en el popular barrio Amparo de Maracaibo.
Resulta que, un ciudadano, sargento de la Guardia Nacional, de intachable y larga trayectoria al servicio de esta Institución, se bañaba, quizas para ir al cumplimiento diario de sus deberes, cuando oye los gritos de su esposa y de su hija. Rápidamente, se asoma y ve como tres delincuentes, que presuntamente forman parte de la banda que mantiene en pánico a todos los residentes de los barrios y urbanizaciones del sector, por sus contínuos atracos, robos y asaltos, él busca su pistola, los enfrenta, hiere a dos y escapan dos; pero lo asesinan. Una bala acabó instantáneamente con su vida. Una vida útil para su familia y para el país.
Uno de los heridos. Hampón de amplio prontuario, como atracador y ladrón de carros, que la gente se pregunta cómo es posible que ande en libertad, es atrapado por los vecinos enadercidos.
La turba le cae a piedras, a golpes, patadas, ... y lo lincha. Y cuando lo llevan al hospital ingresa sin signos vitales.
Lo narrado forma parte de la tragedia que vive Venezuela. Azotada por la inseguridad. Es un drama diario.
Al momento de ser interrogada una de las personas que intervino en el linchamiento, por qué no llamaron la policía, dijo:
No creemos en ninguna policía. Son más delincuentes que ellos. Y no me arrepiento de haber participado en ese linchamiento. Bien merecido lo tiene. Y como el Estado no nos protege hemos decidido hacerlo nosotros mismos.
Recuerdo, que, en otros hechos, de iguales o parecidas características, una señora, también una mujer - que valiente la venezolana- manifestó que a Chávez no le preocupa la angustia, la paranoia que vivimos porque el carga muchos anillos que lo protegen, nosotros estamos a merced del hampa.
Grave cuando la justicia se toma por las propias manos. Es anarquía. Es no querer al Estado, a sus jueces, policías, gobernantes y representantes. Y es porque no les garantiza seguridad.
Tiene la palabra señor Presidente. Y, por favor, no repita aquello de que se justifica robar cuando se tiene hambre...
Si hacemos una encuesta me atrevo a decir que sale en primer lugar entre los problemas que azotan al venezolano y extranjeros que habitan el país. Es causa, la primera, de emigración.
Ayer corroboré, a través de la prensa regional, lo que ocurrió el pasado viernes en el popular barrio Amparo de Maracaibo.
Resulta que, un ciudadano, sargento de la Guardia Nacional, de intachable y larga trayectoria al servicio de esta Institución, se bañaba, quizas para ir al cumplimiento diario de sus deberes, cuando oye los gritos de su esposa y de su hija. Rápidamente, se asoma y ve como tres delincuentes, que presuntamente forman parte de la banda que mantiene en pánico a todos los residentes de los barrios y urbanizaciones del sector, por sus contínuos atracos, robos y asaltos, él busca su pistola, los enfrenta, hiere a dos y escapan dos; pero lo asesinan. Una bala acabó instantáneamente con su vida. Una vida útil para su familia y para el país.
Uno de los heridos. Hampón de amplio prontuario, como atracador y ladrón de carros, que la gente se pregunta cómo es posible que ande en libertad, es atrapado por los vecinos enadercidos.
La turba le cae a piedras, a golpes, patadas, ... y lo lincha. Y cuando lo llevan al hospital ingresa sin signos vitales.
Lo narrado forma parte de la tragedia que vive Venezuela. Azotada por la inseguridad. Es un drama diario.
Al momento de ser interrogada una de las personas que intervino en el linchamiento, por qué no llamaron la policía, dijo:
No creemos en ninguna policía. Son más delincuentes que ellos. Y no me arrepiento de haber participado en ese linchamiento. Bien merecido lo tiene. Y como el Estado no nos protege hemos decidido hacerlo nosotros mismos.
Recuerdo, que, en otros hechos, de iguales o parecidas características, una señora, también una mujer - que valiente la venezolana- manifestó que a Chávez no le preocupa la angustia, la paranoia que vivimos porque el carga muchos anillos que lo protegen, nosotros estamos a merced del hampa.
Grave cuando la justicia se toma por las propias manos. Es anarquía. Es no querer al Estado, a sus jueces, policías, gobernantes y representantes. Y es porque no les garantiza seguridad.
Tiene la palabra señor Presidente. Y, por favor, no repita aquello de que se justifica robar cuando se tiene hambre...
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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo