viernes, 25 de noviembre de 2005

Me lo contó un amigo. Secuestraron a un burro

Esto es verídico.
Resulta que ya no son sólo personas. Niños, jóvenes, adultos, viejos, ricos o pobres. Lo que a continuación voy a narrar es estrictamente cierto.
Mi amigo, es pobre, casi que de solemnidad, como la inmensa mayoría de los venezolanos, y él se dedica con su paupérrimo carro, que sólo su ingenio es capaz de hacer caminar, a visitar casas para limpiar tanques de agua, hacer trabajos de plomería y de electricidad. De esa manera sobrevive, pero, de momento a momento, tiene que estar pagando para recuperar su ¨carro¨, que, a empujones se lo llevan. Generalmente, le paga a pandillas que siempre andan protegidas por policías.
Pues bien, cerca de su rancho vive un señor que tiene un transporte. En este procede a vender verduras, frutas, carnes, y además. recoge latas.
El tiene un burro. Lo compró a un goagiro.
El noble animal moviliza la carreta, la carga , a su pequeño hijo ayudante y a él. Hace sus recorridos. Realiza su ¨actividad comercial¨.
Hace unos días, me dice mi amigo, cuando se levanta para buscar su burro...éste, había desaparecido.
Cualquier protector de animales podría sentirse contento de que se lo hubieran llevado para quitarle el tormento de la carga diaria; pero no fue así.
Al pobre hombre, un malandro del barrio, le transmitió un mensaje del jefe de la pandilla: si dáis cien mil bolívares te devolvemos el burro.
Pagó y sacó al animal del secuestro del cual fuera víctima.

1 comentario:

  1. Se lo creo, porque un amigo iba a preparar un sancocho de gallina y cuando fué a buscar la gallina al patio no estaba al rato recibió una llamada diciéndole que te nian la gallina y que si quería preparar el sancocho se la devolvían previo pago de 50.000 bolívares

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Gracias por comentar.
Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo