Dios mio, en tí confío

Jacob hizo un voto, diciendo: ¨Si Dios está conmigo y me guarda en el camino que estoy haciendo, si me da pan para comer y vestidos para cubrirme, si vuelvo sano y salvo a casa de mi padre, entonces el Señor será mi Dios, y esta piedra que he levantado como estela será una casa de Dios¨( Gén 28, 10-22).
Es una fe condicional, ¨si me da...¨
Yo confío en Dios. El proveerá.
Sólo le pido que aumente mi fe. Que me de vigor, fuerza, voluntad, ánimo y decisión para hacer. Que su infinita misericordia me acompañe siempre. El es mi refugio, mi alcázar: Dios mio, en tí confío ( Sal 90).
Te pido, Dios mio, confiar en ti en toda circunstancia, por difícil, compleja y angustiante que sean. Que mis debilidades, mis defectos, vayan delante y confiando solo en tu voluntad. Que sea capaz de agradarte en todo momento. Que sólo haga lo que te agrade a ti, en mi y en los demás.
En el evangelio de hoy, la fe es lo central. Jesús se presenta como el que da vida y resurrección, como el sanador, en los casos de la hija de Jairo, el jefe de la sinagoga y de la mujer que tenía desde hacía doce años flujos de sangre. A ésta, Jesús le dice: Hija, tu fe te ha salvado.
¨Haz el bien en el momento solicitado y abre tu corazón a la necesidad¨, esto hace Jesús con la niña, que la hace volver a la vida y con la enferma de flujo de sangre.
Pedro sobre el bien dice: ¨Pues quien quiera amar la vida y ver días felices, guarde su lengua del mal, y sus labios de palabras engañosas, apártase del mal y haga el bien, busque la paz y corra tras ella. Pues los ojos del Señor miran a los justos y sus oidos escuchan su oración, pero el rostro de Dios contra los que obran el mal¨( 1 Pedro 3, 17).
¨Pues más vale padecer por obrar el bien, si esa es la voluntad de Dios, que por obrar el mal¨( 1 Pedro 3,17).