martes, 21 de octubre de 2008

Estar listos para la paz

En la reflexión que hago todos los días de la Palabra, del Salmo y del Evangelio, empleo, con alegría, tiempo. Lo hago con un fin: prepararme para evangelizar.
Ese tiempo exige lecturas, investigación en distintas fuentes, meditación, para que el Verbo de Dios se internalice en nuestro ser y pueda reflejarse en nuestra conducta diaria. Hay que tener paciencia, perseverancia y constancia, y fe, mucha fe. Actuar sin premura, en forma contraria a lo expresado en el proverbio chino que dice que no podemos proceder al ver el huevo y que de una vez quiera oirle cantar.
Dios es ejemplo de actuación no precipitada. El actuó, al unir a dos pueblos, judíos y paganos, en un sólo pueblo, con lentitud.
Fue un largo proceso. Primero llevó a los judíos a que creyeran en un sólo Dios. Luego con los paganos hizo lo mismo. Con Cristo, por su sangre de cruz, los acercó, derribando el muro que los separaba.
Derribó odios, discordias, divisiones. Les convenció de que Jesús es nuestra paz. El, Jesucristo, los reconcilió, dando muerte al odio en si mismo ( Ef 2, 12-22)
Dale Señor a tu pueblo, la paz.
Que velen y sean vigilantes en el uso del tiempo. Que estemos dispuestos a servir, con la humildad de Jesús. Que estemos listos para cuando Jesús venga y nos encuentre haciendo el bien y no el mal. ¨Dichosos aquellos a quienes el Señor, al llegar, encuentre en vela ¨( Lc , 35- 38 )
Estar listos para lograr la paz verdadera al final de nuestras vidas en la tierra y poder lograr la vida eterna. Sólo vale, como balance, lo que hayamos hecho por Dios y nuestros hermanos.

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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo