domingo, 26 de octubre de 2008

Después de la Homilía. Amar a Dios y al prójimo


Ojalá todos los pueblos del mundo se convirtieran al Dios vivo y verdadero. Que su fe conduzca su vida.
Amar a Dios con el corazón, el alma y la mente, por encima de todas las cosas, y amar al prójimo como a ti mismo. En esto, se sintetiza el principal mandamiento de Dios.
Todos deben cumplir este mandamiento. Se acabarían el odio, las guerras, el egoísmo, la prepotencia, el amor al dinero como un fin y reinaría la paz. El amor es el vínculo de la paz verdadera.
Fernando Torrres Pérez ( ciudad redonda org. ) critica como los fariseos contaban con numerosos preceptos de ley de estricta observancia para amar y ser fieles a Dios. Sus vidas terminaban reguladas al máximo.
Ellos fueron donde Jesús a preguntarle lo siguiente: ¨Maestro, ¿ cuál es el mandamiento más grande de la ley ?
Jesús les respondió: Amarás a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el más grande y el primero de los mandamientos. Y el segundo es semejante a éste: Amará a tu prójimo como a ti mismo. En estos dos mandamientos se fundan toda la ley y los profetas ¨( Mt 1, 5-10 )
Jesús los ¨descoloca ¨, como dice Torres Pérez, antes citado.
El amor brota del corazón. Procura servirle al prójimo, respetarlo, independientemente de que sea extranjero, viuda, huérfano o pobre. ( Ex 22, 20- 26 )
Hay que ejercer la caridad. Esta es amar a Dios y al prójimo. En la caridad radica la fe.

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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo