sábado, 14 de enero de 2006

La educación en nuestros días

Muchas son las personas que saben lo que es la educación. Profesores, maestros, sociólogos, políticos, abogados, etc., podrían ubicarse entre esas personas; pero también otros ciudadanos, si bien no son expertos, estarían comprendidos en ese grupo. Me refiero a los padres que, junto a los gobernantes, sufren ante lo difícil que es hoy educar a los hijos. En síntesis, es un tema que preocupa a la sociedad tanto local como regional, nacional y global.
Y es que la educación necesita adecuarse a los nuevos tiempos. Para precisar mejor, la educación requiere que el educador al momento de accionar para desarrollar las facultades del estudiante tenga otros programas o métodos de enseñanza conforme con los adelantos tecnológicos comunicacionales globalizados que vienen haciendo del planeta una aldea global.
Lo primero es que el educador ha de actualizarse aún más.
Sé que el tema no es fácil. Más cuando se piensa en la educación como instrumento idóneo para superar la pobreza tanto en países desarrollados como los no desarrollados, donde la pobreza es fuente de graves conflictos políticos, económicos y sociales no ajenos a la desestabilización de gobiernos.
Cuando hablo de conformidad de la tecnología y los programas de enseñanza los gobernantes tienen la palabra. Los gobernantes deberían ver la ¨gobernanza¨ como tarea que no es sólo de éllos. La sociedad civil y sus asociaciones, partidos políticos, asociaciones transnacionales, con los gobernantes en permanentes diálogos, para tratar de encontrar políticas que puedan resultar exitosas en esta problemática que interesa a todos por igual. Y en este órden de ideas, propongo que los programas de estudio sean cátedras libres nutridas del acontecer diario. Estudio, ánalisis, conclusiones, posibles soluciones, a los problemas que afectan a la humanidad en general.
Hay que lograr la coincidencia entre la calle y el aula. Hoy hay que preparar al educando para hacerse un autodidacta exitoso en la llamada sociedad del conocimiento.
No es sólo educación y más educación como se reduce o elimina la pobreza. La cosa va más lejos. Es indispensable educación y alimentación, y más que esta, nutrición, y empleos y más empleos. Porque el padre al tener trabajo digno, productivo y estable puede encarar mejor el asunto de la educación de sus hijos; y estos, al egresar no pasarían a ser unos ilustrados o profesionales desempleados o frustrados.

1 comentario:

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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo