martes, 10 de enero de 2006

Me lo contó un amigo. La quedadita

Reaparece el perdido. Así es como hay que llamarlo. Me refiero a Juan, quien hace posible esta sección.
Me dice que él no sabe por qué la llaman la quedadita. Ella, si bien es cierto, es gorda, no lo es tanto, y tiene una cara bellísima. No sé si sería a ésta a quien Mermelada Bunch le compuso su tema La Gorda.
Lo que si tiene feo es el nombre: Orosimba Sotomayor La Fuente.
Hija de un conocido hombre de leyes y empresario, que, además, ha incursionado en la política. Hombre ya cansado de los años pero siempre con voluntad para trabajar; pero preocupado por el destino de su única hija soltera.
Al caserón de ese hombre, me cuenta Juan, siempre va mucha gente a conversar con él. El Dr. Sotomayor es un hombre ilustrado y de mucha experiencia política, jurídica y empresarial.
Entre esas personas visitantes, un joven profesional, de extracción humilde, inteligente...Ramón Velásquez G.
Largas eran sus conversaciones. A la quedadita, a Orosimba, la miraba de soslayo, le encantaba su cara y su dulzura. Nunca fueron presentados. Ella le miraba de igual manera.
De repente. ¿ Te quieres casar conmigo?
Si.
Le respondió, si se quiere con asombro, a Orosimba.
Fijaron fecha. Los padres y hermanos de élla contentos.
Llegó el día de la boda.
Ramón ni sabía cuándo era el día.
Cuando estaban frente al altar. Ambos tuvieron que recordarse los nombres.
Terminada la celebración, élla, le presentó a su pequeña hija de apenas dos años de edad.
¿La querras?
Ramón respondió: por supuesto. Le dio la mano a la niña. Esta lo rechazó.
Déjala tranquila. Yo la consideraré mi hija. Me ganaré su afecto.
Orosimba vió con buenos ojos ese gesto.
Tremeda fiesta, me dijo Juan. Lo triste era ver cómo los invitados trataban con displicencia, por no decir rechazo, a Ramón.
Nos vamos de luna de miel pero no me vayas a tocar. Me tendras que enamorar. Condición de Orosimba aceptada por Ramón.
El cumplió. No sólo eso sino que la enamoró, se enamoraron, y el día que hicieron el amor, fue tanta la pasión, que al terminar... élla, feliz, le dijo: Ramón he concebido. Cuenta desde hoy ... y exactamente a los nueve meses nació una linda niña.

2 comentarios:

  1. ...mi arrrrmaaaaa Dios y eseeee cuentooo...

    ResponderBorrar
  2. Muy bueno el cuento, me engancho!!. Saludos.

    ResponderBorrar

Gracias por comentar.
Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo