sábado, 4 de abril de 2009

Una sentencia injusta

Dios quiere que su pueblo esté unido. Lo ame sólo a El y no a ídolos. Realizará con su pueblo una alianza y una labor de purificación. Quiere librar a su pueblo de sus apostasías, de sus abominaciones e infidelidades. Quiere librarlo de sus faltas, de sus delitos y de sus pecados. Y que camine, por el camino de sus mandamientos.
¨Voy a hacer con ellos una alianza eterna de paz. Los asentaré, los haré crecer y pondré mi santuario entre ellos para siempre¨( Ez 37, 21-28 ).
El santuario es lugar de refugio y seguridad donde Dios los abraza. El santuario es el Templo, el área interior en torno al altar ( Mc Kenna, Megan. La Cuaresma, día a día. Sal Terrae. Pág. 348).
¨El Señor cuidará a su pueblo como un pastor a su rebaño¨( Sal Jer 31).
Continuando con la autora antes citada, en Jeremías 31, el Señor es presentado como nuestro guardián, como un pastor que guarda su rebaño, que está pendiente de él, que jamás le abandona, que le alimenta y protege en todo momento. Los pastores eran fuertes y resistentes. Jamás dirán, sólo me preocupas tu y no lo que tienes, jamás incurrirán en hipocrecía, ni en acciones que debiliten a las ovejas.
Este es el último sábado de Jesús.
El Evangelio narra lo que sucede con Jesús después de la resurrección de Lázaro. Unos creen en sus milagros; otros, no. Como siempre las muchedumbres divididas.
Actúa el sanedrín. Actúan los religiosos.
Ellos, defensores del poder, de sus reductos, empiezan a maquinar: No podemos permitir que ese hombre siga creciendo, tenemos que acabar con él.
Surge la sentencia. La pronuncia el sumo sacerdote, Caifás, hombre corrupto, amante de las riquezas mal habidas, y del poder, y dice: ¨Antes que perezca la nación entera, conviene que uno muera por la nación¨( Jn 11,50).
Conviene interpretar esta sentencia desde varios puntos de vista: político, teológico e histórico.
He aquí la interpretación.
Primero, las palabras ¨densas¨de Caifás, ¨es pura política: hay que evitar que los disturbios provoquen la intervención de los romanos¨( SEVE, André. El Evangelio del día. San Pablo. Pág.66).
Caifás, sacerdote corrompido, actúa, como ocurre con la política: con intrigas, complots, contra la vida de las personas, con violencia, ira, rencor y odio.
Ese día, el de la sentencia, Jesús queda condenado a muerte. Queda condenado de manera injusta, un inocente. El Hijo de Dios, que es amor.
No sabía Caifás, que Dios, se abre pasos por medio de las decisiones de la historia. Que Dios se sirve de Caifás para profetizar que Jesús morirá por la nación y los salvará a todos; en realidad salvará a todas las naciones, que un día, como profetizó Ezequiel, se convertirá en un sólo pueblo ( Mc Kenna. Ob. cit. Pág. 350).
Esa decisión es de quenes trataron de mantener el poder, sus reductos, a como diera lugar. Y esa decisión cambió el curso de la historia, que es como decir, el de la humanidad. Ese día el Salvador, el Mesías, Jesús, se cubrió de glorias y de vida eterna, para el perdón de los pecados de todos nosotros.

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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo