Multiplicar, aunque resulte una simpleza decirlo, es una operación aritmética distinta a la división y a la resta. Multiplicar es aumentar, es sumar, y yo asocio esto, con dar en abundancia lo que, como dones o carismas, tengamos. Nunca el odio será un don; el amor, si lo es, y como produce.
No voy a perder de vista lo de los dones o carismas. Más adelante volveré sobre este asunto.
Multiplicar los panes.
No sólo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios ( Mt 4,4).
Pan necesita el hombre para satisfacer el hambre física; pero Pan es también la palabra de Dios. Es nuestro alimento espiritual, para crecer en las cosas del Señor. Para nuestro desarrollo espiritual. Es el más importante Pan que tiene el hombre.
A la palabra de Dios estemos atentos para recibirla diariamente, estudiarla, internalizarla y predicarla. Llevarla a todo el que la necesita.
Y regreso a lo de los dones y carismas. Estos son los panes que tenemos que compartir con los demás. Siendo amoroso, amable, de buen trato, dando lo que tengamos en beneficio del prójimo y cumpliendo con la caridad, que es amor para con Dios y para con el prójimo. Si es un don de escritura, escribir para difundir la palabra de Dios; si es de capacidad de discursear o de exponer, hacerlo con el mismo fin. Evangelizar sin miedo. ! Pobre del que nos ataque por diseminar la palabra de Dios! Estaría yendo contra Dios y lo pagaría caro, muy caro.
La multiplicación de los panes nos recuerda la Santa Misa: Primero, con la Liturgia de la Palabra de Dios, es decir, el Pan espiritual. Segundo, la Liturgia Eucarística que llega al culmen cuando, comulgamos, cuando comemos y bebemos , el cuerpo y la sangre de Jesucristo.
Jesucristo multiplica los panes para que nadie se quede sin comer.
Si se tiene riqueza material, compartir al máximo para eliminar el hambre en el planeta. Que no haya un ser sufriendo por no tener que comer. Y al compartir hacerlo con un corazón contento.
Recordar que Jesucristo multiplicó los panes para que todos comieran en abundancia, para que nadie pasara hambre.
No voy a perder de vista lo de los dones o carismas. Más adelante volveré sobre este asunto.
Multiplicar los panes.
No sólo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios ( Mt 4,4).
Pan necesita el hombre para satisfacer el hambre física; pero Pan es también la palabra de Dios. Es nuestro alimento espiritual, para crecer en las cosas del Señor. Para nuestro desarrollo espiritual. Es el más importante Pan que tiene el hombre.
A la palabra de Dios estemos atentos para recibirla diariamente, estudiarla, internalizarla y predicarla. Llevarla a todo el que la necesita.
Y regreso a lo de los dones y carismas. Estos son los panes que tenemos que compartir con los demás. Siendo amoroso, amable, de buen trato, dando lo que tengamos en beneficio del prójimo y cumpliendo con la caridad, que es amor para con Dios y para con el prójimo. Si es un don de escritura, escribir para difundir la palabra de Dios; si es de capacidad de discursear o de exponer, hacerlo con el mismo fin. Evangelizar sin miedo. ! Pobre del que nos ataque por diseminar la palabra de Dios! Estaría yendo contra Dios y lo pagaría caro, muy caro.
La multiplicación de los panes nos recuerda la Santa Misa: Primero, con la Liturgia de la Palabra de Dios, es decir, el Pan espiritual. Segundo, la Liturgia Eucarística que llega al culmen cuando, comulgamos, cuando comemos y bebemos , el cuerpo y la sangre de Jesucristo.
Jesucristo multiplica los panes para que nadie se quede sin comer.
Si se tiene riqueza material, compartir al máximo para eliminar el hambre en el planeta. Que no haya un ser sufriendo por no tener que comer. Y al compartir hacerlo con un corazón contento.
Recordar que Jesucristo multiplicó los panes para que todos comieran en abundancia, para que nadie pasara hambre.
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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo