Hoy, miércoles santo, oficialmente, termina la Cuaresma, que es tiempo de reflexión para arrepentirnos de nuestros pecados y entrar en una vida nueva, siguiendo a Jesús.
Ayer pedí perdón varias veces porque incurrí en cólera, ira y rabia. A quienes ofendí, de inmediato, les pedí perdón, como perdón, le pedí a Dios, a Jesús y al Espíritu Santo.
Pecar es traicionar a Jesús. Es convertirnos en Judas.
Antes de entrar a referirme al Evangelio de hoy, víspera del Triduo Pascual, le impetro a Jesús que perdone a quienes atacan a la Iglesia Católica, y los saque de las tinieblas en las que se encuentran. Interesante, será escuchar lo que, desde el Coliseo de Roma, se dirá en contra de las persecuciones y discriminaciones en contra de los cristianos en el momento del presente. Será una ceremonia que encabezará, Benedicto XVI, el Santo Papa, el Viernes Santo en la noche. Estaremos atentos para seguir su desarrollo.
Precisamente, en la Primera Lectura de la Eucaristía, que hoy celebra la Santa Iglesia Católica, el profeta Isaías dice: ¨Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, la mejilla a los que me tiraban de la barba. No aparté mi rostro a los insultos y salivazos¨( Is 50, 4 - 9 ). Y cuando digo, precisamente, me refiero a esas persecuciones que tienen por finalidad destruir a la Iglesia de Cristo, lo que jamás lograrán.
Isaías afirma ¿ quién luchará contra mi ? ¿ quién es mi adversario? ¿ quién me acusa? Que se me enfrente. El Señor es mi ayuda. ¿ Quién se atreverá a condenarme?.
Por tu bondad, Señor, socórreme ( Sal 68).
Jesús es traicionado por Judas. Lo vende por treinta monedas de plata.
¨Más le valiera a ese hombre no haber nacido¨, dice Jesús ( Mt 26, 14-25).
Esa traición queda develada en la Ultima Cena, cuando en Pascua, se instituye por parte de Jesús, la Eucaristía.
A los Judas de todos los tiempos, por su soberbia, el destino les será terriblemente cruel. Quien tenga ojos que lea.
Ayer pedí perdón varias veces porque incurrí en cólera, ira y rabia. A quienes ofendí, de inmediato, les pedí perdón, como perdón, le pedí a Dios, a Jesús y al Espíritu Santo.
Pecar es traicionar a Jesús. Es convertirnos en Judas.
Antes de entrar a referirme al Evangelio de hoy, víspera del Triduo Pascual, le impetro a Jesús que perdone a quienes atacan a la Iglesia Católica, y los saque de las tinieblas en las que se encuentran. Interesante, será escuchar lo que, desde el Coliseo de Roma, se dirá en contra de las persecuciones y discriminaciones en contra de los cristianos en el momento del presente. Será una ceremonia que encabezará, Benedicto XVI, el Santo Papa, el Viernes Santo en la noche. Estaremos atentos para seguir su desarrollo.
Precisamente, en la Primera Lectura de la Eucaristía, que hoy celebra la Santa Iglesia Católica, el profeta Isaías dice: ¨Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, la mejilla a los que me tiraban de la barba. No aparté mi rostro a los insultos y salivazos¨( Is 50, 4 - 9 ). Y cuando digo, precisamente, me refiero a esas persecuciones que tienen por finalidad destruir a la Iglesia de Cristo, lo que jamás lograrán.
Isaías afirma ¿ quién luchará contra mi ? ¿ quién es mi adversario? ¿ quién me acusa? Que se me enfrente. El Señor es mi ayuda. ¿ Quién se atreverá a condenarme?.
Por tu bondad, Señor, socórreme ( Sal 68).
Jesús es traicionado por Judas. Lo vende por treinta monedas de plata.
¨Más le valiera a ese hombre no haber nacido¨, dice Jesús ( Mt 26, 14-25).
Esa traición queda develada en la Ultima Cena, cuando en Pascua, se instituye por parte de Jesús, la Eucaristía.
A los Judas de todos los tiempos, por su soberbia, el destino les será terriblemente cruel. Quien tenga ojos que lea.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por comentar.
Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo