Hoy es Domingo de ramos. Es el día de la entrada triunfal de Jesucristo a Jerusalén, montando un asno como muestra de la humildad del Hijo de Dios, que vino para servir y no para ser servido.
Su poder no es temporal, no es el político. Jesús busca entrar en el corazón del hombre para que sea capaz de seguirle y cumplir sus mandamientos. El sabía que es en el interior del hombre donde hay que trabajar para que sea un hombre nuevo, capaz de arrepentirse de sus pecados y de practicar el bien y nunca el mal.
Jesús es recibido con vítores, aplausos, vivas, aleluyas, por el pueblo. Y este mismo pueblo, seis día después lo crucifica.
Los designios de Dios, sólo El lo sabe. Jesús ha podido vencer esa condena iinfame e injusta, pero el plan de Dios era que se produjera su muerte en cruz para el perdón de los pecados. Todos debemos cargar nuestra cruz y seguir al Maestro.
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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo