Ten compasión de mi, Dios mio. Permíteme amar y querer a los demás. Enséname a hacerlo. No esperar que me quieran. Ni quejarme porque no me quieran.
En tiempos de Cuaresma transformarme en un hombre nuevo y que esté preparado para celebrar la Pascua gloriosa de tu Reino.
Ser un hombre dispuesto a amar al prójimo, al inocente principalmente. Ser como Daniel que, valientemente defendió a Susana, víctima de una calumnia hecha por ancianos jueces perversos, malvados, incapaces de refrenar sus bajos instintos, capaces de juzgar con falsos testimonios y lanzando por la ventana a la justicia, que procedían en casa de Joaquín como lo hacían en sus tribunales, estimulados por sus bajas pasiones ante una joven y bella mujer.
Como Susana no cedió a sus amenazas para que se acostara con ellos urdieron la infamia, de acusarla de adulterio.
El tribunal, sin oirla, sin averiguar, sin permitirle el debido proceso ni la defensa, procedieron con celeridad reprochable, a condenarla. Lo hacían con una inocente. La salva un joven, Daniel, que, valientemente, se opone ante ese crimen de un tribunal precipitado, parcializado y máscara de justicia. Negador del estado de Derecho y Justicia.
Los ancianos jueces llaman a Daniel y le dicen: ¨Ven a sentarte en medio de nosotros y dínos lo que piensas, puesto que Dios mismo te ha dado la madurez de un anciano¨( Dn 13, 41 - 62 ). Y Daniel salvó a una inocente temerosa de Dios, que prefería la muerte a pecar en contra de Dios.
Ella esperó en Dios, su salvación. Entonces toda la asamblea levantó la voz y bendijo a Dios, que salva a los que esperan en El.
¨Nada temo, Señor, porque tú estás conmigo¨( Sal 22 ). Ten compasión de mi ante mis pecados. Yo me arrepiento de ellos.
Jesús ante la adúltera no se opone a la ley. Busca la salvación de la pecadora. Por eso no cae en la trampa que le tienden los fariseos, que andaban cazándolo para acusarlo.
La mujer había sido sorprendida en adulterio, y poniéndola frente a él, le dijeron: ¨Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en adulterio, en flagrante adulterio.Moisés nos enseña, nos manda en la ley a apedrearla. ¿ Tú que dices ?¨
Ante la insistencia de la pregunta, sabiendo que querían acusarlo, les dijo: ¨Aquel de ustedes que esté libre de pecados, que le tire la primera piedra¨. Los acusadores se escabulleron ante esas palabras.
Solo Jesús con la mujer, preguntó: ¿ dónde están los que te acusaban ? ¿ Nadie te ha condenado ? Ella le contestó: ¨Nadie, Señor¨. Y Jesús le dijo: ¨Tampoco yo te condeno. Vete y ya no vuelvas a pecar¨( Jn 8, 1 - 11 ).
Como afirma André Séve, Jesús ¨al decirle ¨No peques más ¨le muestra claramente que, si no la condena, no es para permitirle que siga obrando así, sino para darle la esperanza de cambiar de vida ¨( SEVE, André El Evangelio del día. Pág. 63 ).
En tiempos de Cuaresma transformarme en un hombre nuevo y que esté preparado para celebrar la Pascua gloriosa de tu Reino.
Ser un hombre dispuesto a amar al prójimo, al inocente principalmente. Ser como Daniel que, valientemente defendió a Susana, víctima de una calumnia hecha por ancianos jueces perversos, malvados, incapaces de refrenar sus bajos instintos, capaces de juzgar con falsos testimonios y lanzando por la ventana a la justicia, que procedían en casa de Joaquín como lo hacían en sus tribunales, estimulados por sus bajas pasiones ante una joven y bella mujer.
Como Susana no cedió a sus amenazas para que se acostara con ellos urdieron la infamia, de acusarla de adulterio.
El tribunal, sin oirla, sin averiguar, sin permitirle el debido proceso ni la defensa, procedieron con celeridad reprochable, a condenarla. Lo hacían con una inocente. La salva un joven, Daniel, que, valientemente, se opone ante ese crimen de un tribunal precipitado, parcializado y máscara de justicia. Negador del estado de Derecho y Justicia.
Los ancianos jueces llaman a Daniel y le dicen: ¨Ven a sentarte en medio de nosotros y dínos lo que piensas, puesto que Dios mismo te ha dado la madurez de un anciano¨( Dn 13, 41 - 62 ). Y Daniel salvó a una inocente temerosa de Dios, que prefería la muerte a pecar en contra de Dios.
Ella esperó en Dios, su salvación. Entonces toda la asamblea levantó la voz y bendijo a Dios, que salva a los que esperan en El.
¨Nada temo, Señor, porque tú estás conmigo¨( Sal 22 ). Ten compasión de mi ante mis pecados. Yo me arrepiento de ellos.
Jesús ante la adúltera no se opone a la ley. Busca la salvación de la pecadora. Por eso no cae en la trampa que le tienden los fariseos, que andaban cazándolo para acusarlo.
La mujer había sido sorprendida en adulterio, y poniéndola frente a él, le dijeron: ¨Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en adulterio, en flagrante adulterio.Moisés nos enseña, nos manda en la ley a apedrearla. ¿ Tú que dices ?¨
Ante la insistencia de la pregunta, sabiendo que querían acusarlo, les dijo: ¨Aquel de ustedes que esté libre de pecados, que le tire la primera piedra¨. Los acusadores se escabulleron ante esas palabras.
Solo Jesús con la mujer, preguntó: ¿ dónde están los que te acusaban ? ¿ Nadie te ha condenado ? Ella le contestó: ¨Nadie, Señor¨. Y Jesús le dijo: ¨Tampoco yo te condeno. Vete y ya no vuelvas a pecar¨( Jn 8, 1 - 11 ).
Como afirma André Séve, Jesús ¨al decirle ¨No peques más ¨le muestra claramente que, si no la condena, no es para permitirle que siga obrando así, sino para darle la esperanza de cambiar de vida ¨( SEVE, André El Evangelio del día. Pág. 63 ).
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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo