La extravagancia en todo, los ruidos, la violencia, los extremos, la tensión, la incertidumbre, las angustias, dominan, el escenario mundial. Venezuela, es obvio, no escapa a ese estado de cosas que mantienen a la gente en nerviosismo permanente.
Ser equilibrado, en este mundo del presente, es cosa rara y cuesta serlo; pero, créanlo, es necesario asumirlo. Valga lo que valga, porque se buscaría con ello que haya paz interna y externa en los hombres y mujeres que pueblan el planeta.
Guardar silencio, trabajar sin desalentarse, tener paciencia para saber esperar, no vivir en el ruido permanente, se imponen en aras de contribuir a soluciones nobles y trascendentes. Hay que esforzarse para construir, desde donde se esté, un mundo mejor, donde se respete la vida, se haga el bien y se aleje el mal.
Un sacerdote católico, Oscar Pezzarini, inspira estas notas con su artículo, en Catholic net, titulado, El equilibrio no está de moda.
Como religiosos, hombres de Dios y por tanto espirituales, nacidos del Espíritu, debemos tener quietud, sosiego, y sin ruido, sin estridencias, en un mundo de crispación, poner paz y no echar más leña al fuego, como afirma, Oscar Romano cmf, en Ciudad Redonda.com.
La quietud no puede ser entendida como pasividad ni como indiferencia ante lo que sucede. Hay que dejarlo bien precisado, o bien claro. No sé por qué adviene a mi mente Mahatma Gandhi y la no violencia. La práctica de ésta supone más valentía en quien la ejecuta, que el que abrace la violencia que destruye y no construye como la propuesta del líder de la India.
Ser equilibrado, en este mundo del presente, es cosa rara y cuesta serlo; pero, créanlo, es necesario asumirlo. Valga lo que valga, porque se buscaría con ello que haya paz interna y externa en los hombres y mujeres que pueblan el planeta.
Guardar silencio, trabajar sin desalentarse, tener paciencia para saber esperar, no vivir en el ruido permanente, se imponen en aras de contribuir a soluciones nobles y trascendentes. Hay que esforzarse para construir, desde donde se esté, un mundo mejor, donde se respete la vida, se haga el bien y se aleje el mal.
Un sacerdote católico, Oscar Pezzarini, inspira estas notas con su artículo, en Catholic net, titulado, El equilibrio no está de moda.
Como religiosos, hombres de Dios y por tanto espirituales, nacidos del Espíritu, debemos tener quietud, sosiego, y sin ruido, sin estridencias, en un mundo de crispación, poner paz y no echar más leña al fuego, como afirma, Oscar Romano cmf, en Ciudad Redonda.com.
La quietud no puede ser entendida como pasividad ni como indiferencia ante lo que sucede. Hay que dejarlo bien precisado, o bien claro. No sé por qué adviene a mi mente Mahatma Gandhi y la no violencia. La práctica de ésta supone más valentía en quien la ejecuta, que el que abrace la violencia que destruye y no construye como la propuesta del líder de la India.
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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo