jueves, 12 de marzo de 2009

Ricos no se alejen de Dios

Seguir los mandamientos de Dios es ser dichoso.
¨Dichoso el hombre que confía en el Señor ¨( Sal 1 ).
Y es dichoso porque ¨no se guía por mundanos criterios, que no anda en malos pasos ni se burla del bueno, que ama la ley de Dios y se goza en cumplir sus mandamientos. Ese hombre dará frutos a su tiempo y no se marchita.
Ese hombre no pone su confianza en ningún hombre sino que pone su corazón en Dios.
¨Bendito el que pone su confianza en Dios y en El pone su esperanza¨( Jer 17, 5 - 10 ).
Pobre, el hombre rico alejado de Dios. Sufrirá tormentos en la vida terrenal y en la vida eterna. En ésta, sus sufrimientos, sus tormentos, serán peores.
Ese hombre rico que se da ¨vida ¨, que es arrogante, individualista y que no toma en cuenta el dolor del pobre, Lázaro, que, en las puertas de su mansión esperaba las migajas que caían y sus llagas eran lamidas por un perrito.
Cuando, ese hombre rico, insensible e inconmovible, muere, y llega donde está Abrahán, que atendía a Lázaro muy bien, por todos los males que había padecido en la tierra, le suplica al modelo de los creyentes, a Abrahán, que lo libre de los tormentos. Nada puede hacer por él, el patriarca, modelo de fe.
Y ese rico le solicita que envíe a la tierra a Lázaro para que libre a sus hermanos de esos tormentos. Abrahán le responde que no harán caso, así resucite un muerto ( Lc 16, 19 - 31 ).
Jesús resucitó y aun hay muchos ricos y poderosos alejados de él, que es el Hijo de Dios. Son los que no entienden que Lázaro es el pueblo humilde y explotado, enfermo y sentado afuera, a quien apenas si le alcanzan las migajas de la opulencia ( GRACIA, Antonio. A los Pies del Maestro. Pág. 420 ).

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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo