Conviértete a Dios. Es amarle por encima de todas las cosas. Amarle como dice Jesús, mi maestro y líder, con todo nuestro corazón, con toda el alma, con toda la mente y con todas las fuerzas ( Mc 12, 28 - 34 ). Y es El, un sólo Dios. No amarás ídolos, magos, hechiceros, ni a otros dioses, ni incurrirás en sincretismo religioso. Es una sóla fe: la fe cristiana católica.
Amar a Dios, conocerle, para comprender que El es amor. Y por esta razón, debes amar al prójimo como a ti mismo.
Amar al prójimo es servirle y servirle bien. No importa lo chico que pueda ser ese servicio, todo depende de tu gracia, de tu don. Lo importante es hacerlo con amor.
Quien ama a Dios y al prójimo como a si mismo, no está lejos del Reino de Dios.
El cristiano católico debe servir y no ser servil, apocado, debe estimarse pero sin exagerar esa estima. Debe ser humilde.
Debe cumplir los diez mandamientos del Señor. Son rectos. Los justos los cumplen. No así los pecadores no arrepentidos. Esos pecadores tropiezan con ellos y caen ( Os 14, 2 - 10 ).
Escúchen a Dios. Y en lo atinente a los Mandamientos vaya esta recomendación: ¨Porque este mandamiento que yo te prescribo hoy no es superior a tus fuerzas, ni está fuera de tu alcance. Sino que la palabra está bien cerca de ti, en tu boca y en tu corazón, para que la pongas en práctica¨( Dt 30, 11- 14 ).
Una cosa les aseguro, con certeza absoluta, que, un pueblo, unos gobernantes, que cumplan los Diez Mandamientos, serán sabios y prudentes, y amarán a Dios y al prójimo y evitarán hacerle daño.
Amar a Dios, conocerle, para comprender que El es amor. Y por esta razón, debes amar al prójimo como a ti mismo.
Amar al prójimo es servirle y servirle bien. No importa lo chico que pueda ser ese servicio, todo depende de tu gracia, de tu don. Lo importante es hacerlo con amor.
Quien ama a Dios y al prójimo como a si mismo, no está lejos del Reino de Dios.
El cristiano católico debe servir y no ser servil, apocado, debe estimarse pero sin exagerar esa estima. Debe ser humilde.
Debe cumplir los diez mandamientos del Señor. Son rectos. Los justos los cumplen. No así los pecadores no arrepentidos. Esos pecadores tropiezan con ellos y caen ( Os 14, 2 - 10 ).
Escúchen a Dios. Y en lo atinente a los Mandamientos vaya esta recomendación: ¨Porque este mandamiento que yo te prescribo hoy no es superior a tus fuerzas, ni está fuera de tu alcance. Sino que la palabra está bien cerca de ti, en tu boca y en tu corazón, para que la pongas en práctica¨( Dt 30, 11- 14 ).
Una cosa les aseguro, con certeza absoluta, que, un pueblo, unos gobernantes, que cumplan los Diez Mandamientos, serán sabios y prudentes, y amarán a Dios y al prójimo y evitarán hacerle daño.
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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo