viernes, 24 de marzo de 2006

Al final de una lectura

Al finalizar la lectura de Cuentos Chinos del periodista y escritor, Andrés Oppenheimer, que todo el que tenga interés por lo que ocurre en el mundo actual debiera leer, releer y meditar, principalmente, americanos y latinoamericanos, para orientarse en los pasos que da el orbe, dos cosas se me ocurren: Una, que a los niños hay que educarlos con mucho afecto, y pendientes de su desempeño.
Si bien hay que enseñarlos con educación de calidad, de excelencia, haciendoles sentir el rigor de la disciplina para que sean competitivos y exitosos, hay que ser con ellos también flexibles. Opera aquello de que ni tan calvo ni con dos pelucas.
Latinoamérica le lleva una morena a muchas culturas porque es una región capaz de reir, de tener y cultivar buen humor, de ser su gente, en su mayoría, extrovertida, ajena a la soledad y a la depresión, y sin lugar a dudas, es un valor trascendente para educar a los niños.
La comunicación es el antídoto de la soledad. En algunos países la gente es autista, viven para dentro, y no es bueno para educar para la sociabilidad. Hay que perseguir la formación de seres sensibles ante si y los demás.
La educación ha de ser de calidad para todos. Ni en lo individual, las personas naturales, ni en lo público, los gobiernos, empresas, etc., se debe escatimar recursos económicos para invertirlos en educación.
Yo le recomendaría a los padres que ahorren para darle educación de primera a los niños. Les recomendaría que los formen desde pequeños para técnicos de calidad, para ingenieros de excelencia, para científicos, y para que hablen dos o tres idiomas, por ejemplo, Español, Inglés y Mandarin. Ya basta de graduar en carreras que no hagan falta. Es peligroso para la paz social.
Otra cosa que se me ocurrió.
Que los que estamos en el umbral de la vejez debemos luchar por depender de uno mismo. Y hay que hacerlo porque los lineamientos que presenta el mundo de hoy, que algunos califican de desbocado, es de reducción de pensiones, jubilaciones, salarios, en pocas palabras, de eliminación de la seguridad social. Si me permite, podría afirmar, que la causa de la crisis francesa del presente, que es social, obedece a la reducción del régimen previsional para poder firmar la Constitución europea, y parece que, la solución es capitalista para que las empresas puedan crecer y por ende, haya crecimiento económico. Luce inevitable.
En este ambiente, el viejo es el más afectado, cuando más necesita.
Pero todo es cosa de voluntad, de esfuerzo, de no desmayar de ser perseverante, y el viejo está obligado a tener otro diploma, otro idioma, a ser un técnico en informática, o mejor, manejar al pelo, una computadora. Vencer el refrán aquel de que loro viejo no aprende a hablar. Si puede. Y tener en cuenta los ejemplos de numerosos casos de viejos que han hecho cosas trascendentes después de viejos.

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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo