martes, 6 de septiembre de 2005

El Estado de Derecho conforme con la Ley Natural

En Democracia: posibilidades y riesgos, un artículo denominado La Democracia Contemporánea, dentro del libro Memoria e Identidad, cuyo autor es Juan Pablo II, me ha producido importantes impresiones. Varios temas se destacan. Los enumero: Orígen de la democracia; Estado de Derecho y su finalidad; razón o fundamento del Estado de Derecho.
El libro lo he venido comentando en Escritos en el Tiempo.
Seguiré haciéndolo, esperando que redunde en beneficio de sus lectores.
La democracia hunde sus raíces en la tradición griega. Tengo entendido que Aristóteles fue su creador. Suyo es aquello de que la política es ética social.
Más reciente la Revolución francesa con lo de libertad, igualdad y fraternidad dotó de contenido programático a la democracia moderna.
Quién es en éste régimen el sujeto original del poder? Lo es el pueblo. El demos de los griegos. Quien, de manera indirecta, lo ejerce a través de sus representantes elegidos en votaciones libres.
Es atinado afirmar que el voto es la principal institución en la democracia. Debe ser transparente, libre, directo y secreto, y el árbitro electoral, confiable.
De todas las formas de gobierno, sostiene Juan Pablo II, ¨...la fórmula que responde mejor a la naturaleza racional y social del hombre y,..., a las exigencias de justicia social¨es la democracia.
La mayoría sin degenerar en ¨oclocracia¨ o gobierno de la plebe, debe dominar; pero, afirmo, respetando a las minorías y a las disidencias.
¨Pero está lejos ... de ¨canonizar¨este sistema¨ por que puede ocurrir que se desvíe del objetivo esencial del poder que es garantizar el bien común y se corrompa.
En la democracia se realiza el Estado de Derecho. ¨Un Estado de Derecho que pone en práctica el postulado de toda democracia: formar una sociedad de ciudadanos libres que trabajan conjuntamente para el bien común¨, como sostiene el siempre recordado Papa, que, pronto, será beatificado.
Ese Estado de Derecho, en lo atinente a la formación y promulgación de leyes, por parte del poder legislativo, tiene que estar vinculado, conforme, en acatamiento, con la ley natural o la Ley de Dios.
Las leyes del hombre no pueden ir en contra de esa ley. Aceptarlo, sería estar de acuerdo con leyes abortistas, por ejemplo, que van contra un ser inocente y sin capacidad alguna de autodefensa.

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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo