viernes, 2 de septiembre de 2005

Disfrutar al abuelo

Cuando entro al viejo teatro. De repente veo a un señor, ya entrado en años, y pensando en que pudiera ser mi abuelo, le pregunto:
- Perdone, pero usted se llama José.
- No. Por qué?
Me dió pena decirle que pensé que era mi abuelo. Para ese momento, yo contaba con unos quince años de edad, y no podía precisar quién era mi abuelo materno.
En otra ocasión, en un cine, volví a fallar.
Me decidí ir donde mi abuelo en un acto de rebeldía juvenil, pasando por encima de la voluntad de mi padre. Ello me permitió conocer a mis abuelos maternos.
La impresión más maravillosa me la produjo mi abuelo. Tenía similares características fisonómicas que las causantes de mis fallidos intentos por conocerle.
El era simpático. Inteligente con una inteligencia fuera de serie. De buen humor. Generoso hasta no cansarse nunca. Sentí la tristeza de no poder disfrutar al abuelo.
Hombre honesto. Ingeniero sin título, trabajó más de cuarenta años en la Shell, sin faltar ni un día.
Tan buena gente era que, en una ocasión, los jefes holandeses le encargaron, como supervisor que era de personal, que escribiera en un cuaderno los trabajadores que no fueran buenos en sus trabajos.
A los días le pidieron cuentas. El cuaderno estaba limpio, sin ningún nombre.
- Qué pasó señor José?
- Nada. Todos son buenos.
Y no despidieron a nadie por su culpa.
Era un libro abierto.
La Shell lo premió. Lo jubiló. Le dieron un viaje a Europa.
Era alegre. Tocaba cuatro. Le gustaba la música.
A qué viene este recuerdo?
A que el jueves 18 de agosto, estando en Maracaibo, en la celebración del cumpleaños de una de mis yernas, mi hijo mayor le dijo, al hijo menor suyo:
¨Acércate al abuelo. Disfruta al abuelo¨.

3 comentarios:

  1. Yo disfruté a mi abuelo paterno, que aunque no era un caramelito de coco, siempre se las ingeniaba para mostrar su generosidad y cariño a su manera. Me imagino el vacío que llevas por dentro al no haber podido disfrutar a tu abuelo materno, debe ser similar al que yo siento por no haberlo disfrutado de adulto, aunque guarde vagos, pero bonitos recuerdos de él.

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  2. Aviñoño fue mi abuelo, el recuerdo es hermoso, murió ya hace muchos años yo era muy joven, apenas comenzando a vivir, el un hombre fornido, alto, siempre con su sombrero regresando del trabajo. Se acercaba a mi hermano y a mi, se inclinaba y le sacábamos del bolsillo de la guayavera un cocosette que nos alegraba la vida. Aunque no pudimos disfrutarlo mucho tiempo al menos el recuerdo fue grabado en nuestras mentes como sobre el acero, imborrable, permanente. Por parte de papi, no tuvimos la oportunidad de conocerlo, el murió cuando mi papa tenía 15 años, solo fotos, su nombre Juan Manuel igual que el mio, cómo era, no lo se a ciencia cierta, pero imágenes creadas en nuestras mentes reflejos de historias, son las que dejan huellas grabadas como en el acero. JME

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  3. Que lindo cuento...a mi abuelo paterno no lo conocí, pues murió cuando mi papá era muy pequeño, en cambio disfrute muchísimo a mi abuelo materno, él era como un padre, yo lo adoraba y él a mi...viví un tiempo con él cuando empecé la universidad hasta que murió en noviembre del 99, y como lo extraño...el día de mi graduación en la universidad y el día de mi boda lo recordé mucho, pues son momentos que uno quiere compartir con los seres que más se quiere.

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Gracias por comentar.
Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo