jueves, 23 de agosto de 2007

60 años

A las doce y un minuto p.m., del 23 de agosto, me despierta:
Feliz cumpleaños...,
No sé por qué, pero vino a mi mente que, hace más de cuarenta y dos años, nos conocimos. Para ser exacto: 42 años, más cuatro meses.
Como decimos en Venezuela, eramos unos chamos.
Esa persona que me felicitó de primerita, es mi esposa, Lérida.
Y cuando en la mañana me desperté, al levantarme, me abrazó, reiterando el feliz cumpleaños...Sentí felicidad.
La felicidad es la resultante del conocimiento de saber quién es la persona que me felicitó. Es el amor. Nadie ama a quien no conoce, de allí aquello, ama a tu prójimo como a ti mismo, que al hacerlo estás amando a Dios.
El amor es conocimiento de la persona, de sus virtudes, de su entero ser, donde los defectos pasan a un segundo plano y más cuando éstos no son graves. Lérida es la segunda persona a la que debo el estar llegando a 60 años de edad.
Y la primera quién es?
He debido decirlo de primero: Dios.
A Él le dí, como lo hago todos los días al despertar, las gracias por darme un nuevo día. A Él le expresé mi agradecimiento eterno por permitirme llegar a 60 años de edad. Le dí gracias por todo lo que me ha dado y por lo que no me ha dado, también.
Le exterioricé mi alegría por estar con mis hijos, mis nietos, mi familia, y obviamente, con mi mujer.
Me sentí emocionado desde temprano. A Dios le pido más que salud, voluntad para ir por encima de mis dolencias, de los pesares, de mis miedos y temores. De poderle servir a Él, de prepararme más cada día para hacerlo de manera eficaz. Seguro estoy que, lo que Dios me tiene reservado, será para la felicidad de salir de mi mismo y seguir sirviendo.
Alguien ha dicho, es popular, que quien no vive para servir, no sirve para vivir. Servir sin esperar nada en cambio. Me permito decir que ha sido mi leimotiv de vida, y perdonen la referencia a mi vida.
60 años en la vida de un pueblo es nada y es mucho. Pensemos que ha pasado en estos años en Venezuela.
El día 23 de enero de 1958 cayó la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez. Había cercenado la libertad del pueblo venezolano aún cuando, en honor a la verdad, el pueblo ve la construcción de muchas obras, no pasaba hambre y había seguridad jurídica y de personas, se respetaban sus bienes, es decir, la propiedad privada.
El peeríodo que le sucede es el producto del llamado Pacto de Punto Fijo; Punto Fijo era la quinta de Rafael Caldera donde se celebró ese pacto; pacto firmado, además,por Rómulo Betancourt y Jóvito Villalba. Eran los dias de la efervescencia internacional de la revolución cubana encabezada por Fidel Castro que tanto entusiasmó a la juventud de aquellos años.
Ese período constitucional , democrático, tuvo realizaciones en obras educativas, hospitalarias, carreteras, hidraúlicas, habitacionales... y se caracterizó por una gran movilidad social, se podría decir, que hubo un buen desempeño para lograr la inclusión social de los más necesitados. Hubo paz. Moneda fuerte, sin inflación.
Por supuesto, que ese período fue mejor en sus primeros tres gobiernos; pero se iniciaron los errores, las desviaciones, la corrupción empezó a cobrar bríos, y hombres, antes pobres, pasaron a ser ricos de la noche a la mañana.
Nadie puede negar que esas desviaciones llevaron a la democracia a otro estadio, el encabezado por el presidente Chávez.
Chávez encontró un buen caldo de cultivo para plantear un nuevo proyecto país, donde la bandera central era la lucha contra la corrupción.
Venezuela hoy se debate ante un dilema; o autoritario o democrático. Los días dirán cuál será el rumbo del país.
Y en esos sesenta años, el hombre llegó a la luna, y han habido guerras, como la de Vietnam y la de Irak, la más reciente que, al decir de Bush, pudiera convertirse para los Estados Unidos en otro Vietnam.
Y se produjo el acto terrorista del 11 de septiembre que ha llevado a la humanidad a la incertidumbre, inseguridad y temores que, han obligado al Papa Benedicto XVI a sostener que sólo la luz de Cristo salva, que siguiendolo es como el hombre de hoy puede encontrar salida a su drama existencial que tiene mucho de vacío espíritual. Y ha fundado su misión en el papado en la predicación de las Sagradas Escrituras contenidas en el Antiguo y Nuevo Testamento, sin dejar a un lado su lucha por un ecumenismo religioso, por la unidad de cristianos y de no cristianos en aras de la paz mndial.
Podría alargar estos 60 años; pero no quiero ser fastidioso.
Me resta decir que agradezco todas las llamadas que me han hecho, las atenciones recibidas hasta ahora, y las que, seguro estoy, recibiré en el resto de este día feliz.
Y con un poco de humor digo:
He ingresado al club de los sexagenarios. Ahora tendré medio pasaje en los aviones, exoneración de pago de estacionamiento, más otros beneficios.
Y con Santo Tomás Moro concluyo afirmando: Tener presente mi fin sin eludir la muerte, pues para quienes mueran en Dios, buen Señor, la muerte es la puerta a una vida de riqueza.
Gracias, muchas gracias, Dios mio.

1 comentario:

  1. Felicidades, y seguimos esperando mucho de ese nuevo sexagenario.

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Gracias por comentar.
Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo