Anita y su salud

Se siente mal, va donde el médico y le dice:

Tienes que operarte porque es la vesícula. Y la operación vale cinco millones de bolívares.
Hablamos con un amigo médico que trabaja en el Hospital Central de Maracaibo...
No te preocupes, que allí logro que la operen rápidamente...
Pasaron los días. Y nada...
Anita, sufriendo pero palante.
Hey, ve que ya no son cinco millones, ahora son más...
Anita no cuenta con recursos económicos. Quienes podríamos ayudarla, hoy estamos pasando por una situación difícil.
Vamos al Hospital Chiquinquirá...
Vénganse el martes preparada.
Que bueno. Como no se nos había ocurrido.
Y el martes llegó. Pasó la noche, porque la operación era al otro día.
Llegó el miércoles... Váyase porque ¨no hay agua para operar¨. ¨Venga el próximo martes.¨
Cumplió.
Y fueron varias semanas.
Que no hay agua; que se fue la luz; que no fue el médico... que... no hay insumos...
Pero cómo no se nos ha ocurrrido PDVSA.
Llámamos.
Atención solícita.
Venga. Y venga. Llame por teléfono... carajo... y nada.
Anita es de carne y hueso. Es mi cuñada.
Como Anita hay miles en Venezuela. Si no tienes un seguro médico y recursos económicos qué mal se la pasa. Muchos se quedan en el camino.
Entretanto, se habla del derecho de la salud, que es constitucional; se habla de presupuestos de salud en todos los níveles gubernamentales; que se van a intervenir las clínicas privadas, que con todo y los precios exhorbitantes prestan el servicio, que a las compañias de seguros les ocurrirá lo mismo; pero, los hospitales no funcionan...
La salud no debería ser para la ganancia monetaria únicamente, ni mucho menos que ésta sea excesiva. Se debe prestar el servicio. Es lo primero porque la vida es un derecho sagrado que debe ser respetado por todos.
Anita sigue esperando. Yo le pido a Dios por su salud y por la de todos que como ella no pueden acceder a la medicina. Y qué decir de los precios de las medicinas...