viernes, 29 de julio de 2005

Rafael Hernández Heres y su llamado al diálogo

Hace años en mi presencia, el Dr. Manuel Alfredo Rodríguez le salía al frente a un amigo que no habló muy bien del entoces ministro de Educación, Rafael Hernández Heres. Con esa poderosa voz que le caracterizaba le dijo: Párate allí. Ese es un buen hombre, talentoso, de mérito y honesto.
A mi se me grabó aquello, en momentos en los cuales el gobierno, al cual servía, era severa y fundadamente cuestionado por presuntos actos de corrupción que después no fueron tan presuntos.
Hernández Heres es una autoridad moral e intelectual. Es miembro de la Academia de la Historia a la cual también perteneciera Manuel Alfredo Rodríguez. Es autor de una extensa y densa obra sobre el pensamiento educativo venezolano.
Precisamente, de Hernández Heres dimanan unas ideas de actualidad tanto para Venezuela como para el mundo.
Primero, plantea una metodología que le permita estar limpio, cristalino y transparente para que lo lean bien y poder leer bien a otros.
Yo interpreto esa metodología como la posibilidad de no expresar aquello que no sea capaz de lograr un ambiente de mutua confianza, sin dejar de expresar su posición doctrinaria y principista.
Propone el diálogo. Al hacerlo está trasmitiendo la idea de su creencia en esta vía hasta en los momentos más difíciles. Tal fue el caso de la crisis de los cohetes, en Cuba, que, sin embargo, no impidió que Kruschev y Kennedy conversaran, y se evitara de esa manera un holocausto nuclear. También señala a la Iglesia Católica que ha sido en el devenir de su larga historia, donde han habido serios conflictos, ejemplo de disposición al diálogo. El Cardenal Castillo Lara podría dar el ejemplo y hasta podría invitar al diálogo al presidente Chávez.
El diálogo supone respeto al pluralismo, a las opiniones distintas, porque en democracia las soluciones surgen de esa manera , y es la vía adecuada para la discusión de los asuntos de los Estudios Superiores Universitarios.
Hernández Heres es categórico en cuanto a la autonomía universitaria. Dice que una universidad sin autonomía es una universidad castrada.
Una universidad tiene que estar al servicio y estudio de todos los tipos de pensamiento existentes. No puede tomar partido por uno sólo.
Sostiene que el mundo de hoy es una aldea. La comunicación lo ha llevado allí. Por esa razón cree que hoy no existe posibilidad para la existencia de dictaduras. Se ahogarían.
Si el diálogo no es posible entonces si estaríamos liquidados.
Excelente la entrevista que con el título Las dictaduras mueren ahogadas, le hiciera Roberto Giusti a Hernández Heres, el domingo 24 de julio pasado, y que me ha permitido si se quiere glosarla para seguir llevando esas ideas a quienes no las hayan tenido en sus manos, y que puedan ser puestas en ejecución en todas las relaciones humanas.

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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo