jueves, 7 de septiembre de 2006

Pretender ser maestro no es fácil. La razón?
Porque tenemos fallas.
Si queremos ser líderes o guías, o dirigentes, hay que invocar en todo momento al Espíritu Santo para que nos de sus dones, entre ellos, el de la sabiduría.
Para qué la sabiduría?
Para no pecar en palabras.
Para ser un hombre perfecto de verdad. Capaz de dominar a la propia persona.
¨La lengua es algo pequeño, pero puede mucho; vean como una llama devora bosques.¨
¨Nadie ha sido capaz de dominar la lengua. Es un azote que no se puede detener, un derrame de veneno mortal. Con ella bendecimos a nuestro Señor y Padre y con ella maldecimos a los hombres, hechos a imagen de Dios.¨
No quisiera mencionar a nadie. Es un mensaje para todos. La Palabra construye y también destruye. ¨De la misma boca salen la bendición y la maldición.¨
¨Si tu sabiduría es modesta, veremos los frutos en tu conducta noble.¨
¨Pero si te vuelve amargo, celoso, peleador, no te fíes de ella, que eso sería mentira. Esa clase de sabiduría no viene de arriba sino de la tierra, de tu propio genio y del demonio. Y donde hay envidia y ambición habrá también inestabilidad y muchas cosas malas.¨
Será el mal uso de la lengua que tiene a Venezuela en inestabilidad y cosas malas? Será la envidia y la ambición? Es de uno solo o de todos la responsabilidad de lo que ocurre en Venezuela?
Hay que tener una sabiduría ¨modesta¨, recta y pacífica, capaz de comprender a los demás y de aceptarlos; está llena de indulgencia, produce buenas obras, no es parcial ni hipócrita.
¨Los que trabajan por la paz siembran en la paz y cosechan fruto de todo lo bueno.¨
Trabajar por la paz, empieza por la paz interior; ésta depende de la perseverancia, de la paciencia infinita, de aceptación de uno mismo y de los demás.
Depende del buen uso de la lengua. De la meditación de la palabra de Dios, de la purificación del corazón a través de las acciones diarias.
Hay que hacer uso del silencio para orar y demandar del Espíritu Santo el camino...hacia la paz. Hágase en esto, como en todo, tu Voluntad, Señor.
Inspiración:
1. La vida diaria. Lo que acontece en ésta.
2. La Biblia. Carta de Santiago.

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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo