domingo, 3 de abril de 2005

La libertad pierde un bastión: Juan Pablo II.

Recuerdo los días de la pereztroika. Hombres como Juan Pablo II, Reagan y Gorbachov, se erigían como las grandes figuras de la causa de la libertad en el mundo. Fueron momentos cuando al derribarse el muro de Berlin y disolverse la Unión Soviética, se pensaba que la marcha de la libertad sería indetenible y la humanidad entraría al siglo XXI sin dictaduras, ni tiranías ni autoritarismos de ningún tipo. Por supuesto, no ha sido así del todo pero la marcha continúa, aún cuando hayan obstáculos en su desarrollo.
Son obstáculos, siempre los habrán, hasta que llegue el momento en que sean definitivamente barridos de la faz de la Tierra. Serán los dias cuando el hombre verá como un gigante, el gigante que siempre fue, a Juan Pablo II. Si, el Gigante de la lucha por la dignidad, por el derecho de los hombres y mujeres a profesar libremente la religión, a no ser perseguidos por creer y por ser amantes de la verdad y enemigos de la mentira. De esos gobernantes que a la hora en juzgarlos sabremos como hicieron de la traición, la mentira y el engaño la base de su fuerza y el sufrimiento de sus gobernados.
El legado de su obra, esparcido por más de 120 países, va a seguir produciendo efectos en lo inmediato y mediato. Nada ni nadie podrá destruir la Iglesia Católica por muchos códigos que se escriban. El legado de Juan Pablo II hizo más poderosa a la Iglesia de Cristo y ésta dará al traste con las dictaduras que se niegan a morir.
Sólo en lo físico se ha perdido ese bastión porque su espíritu y su obra seguirán defendiendo la libertad en el mundo. Elevo una oración por su espíritu. Rezo por él, a él que tanto rezaba por todos y quien constantemente pedía que rezaran por él. Fue un Líder Moral.

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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo