domingo, 6 de julio de 2008

Después de la Homilía. Un Rey humilde

Cuando todos los reyes y gobernantes de ayer y hoy cultivan la vanidad, el lujo, la ostentación, y además son orgullosos y prepotentes - ¿ habrán excepciones ? - El viene justo y victorioso, humilde y montado en un burrito.
Su poder no es el poder de los reyes y gobernantes. El hará desaparecer los carros de guerra, los caballos de combate.
El poder de Jesús está basado en el amor y en el perdón. Anunciará a las naciones la paz.
Hay que bendecir el poder de Dios basado en la misericordia. Hacerlo por siempre.
Hay que vivir conforme al Espìritu de Dios. quien no tiene el Espìritu de Cristo no es de Cristo. No sigamos el desorden egoísta del hombre.
No hay que vivir conforme con la carne sino conforme con el Espíritu de Cristo.
La carne son esas tentaciones que nos alejan de Dios si caemos en ella. Que conste que no es sólo lo sexual a lo que se refiere lo antes expuesto, es a la pereza, a pararle a la flojera, a los achaques, a las enfermedades, para no servirle a Dios. Siempre que podamos levantarnos, debemos asistir a la Eucaristía y servirle a la Iglesia y hacer labores de apostolado.
Jesucrito dijo al Padre, gracias Padre porque has escondido a los sabios y entendidos, estas cosas, y se las ha revelado a la gente sencilla, a los fatigados, a los cansados y a los enfermos. Quizo decir con esto, que con nuestros achaques, debemos estudiar las Sagradas Escrituras, asistir a la Eucaristía, participar en ella, servirle a Dios y a los demás, es decir, al prójimo. Ir palante siempre confiando en el Señor. Que se haga la Voluntad de El y no mi voluntad. Seguir su Espíritu y no el de la carne.

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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo