¨Cada trabajador es la mano de Cristo que continúa creando y haciendo el bien .¨ San Ambrosio.
Ya parece estar resultando un lugar común decir que, en honor a los mártires de Chicago, se instituyó el Día Internacional del Trabajo, el Primero de Mayo.
Casi todos los países del mundo lo celebran.
Pero hoy la celebración debe ser aprovechada para la reflexión mundial acerca del destino del Trabajo Humano. Si es Trabajo o desempleo, o es el ¨fin del trabajo ¨.
Me anoto en los que asumen una posición cristiana en defensa del Trabajo y de los Trabajadores. Y ésta, no admite una actitud determinista en el sentido de considerar, el alarmante índice de desempleo o trabajos disfrazados, como el fin de aquél, es decir, del Trabajo.
Por cierto, la OIT denuncia cifras de desempleo en el mundo que son alarmantes. Son ejércitos los trabajadores sin empleo. Los más afectados, los jóvenes que quieren iniciar un trabajo, como algo necesario para subsistir o para fundar una familia.
Hacer propuestas que van dirigidas a los gobiernos o estados, de construir cárceles para quienes, por falta de ocupación, delinquen, me parece una propuesta extremista e insensible.
Hay dos reflexiones, pueden haber muchas, y ellas son:
Qué es mejor, la lucha de clases para lograr soluciones? o una política de cooperación entre todos los actores que puedan alcanzarla en el
mundo globalizado de hoy ?
Todos deberíamos tener conciencia de los efectos perniciosos que tiene la lucha de clases. La rechazo, como rechazo el marxismo leninismo, o el gobierno del proletariado.
El comunismo se nutre de la pobreza y agudiza ésta. Crea violencia.
La política de cooperación, además de estar fundada en métodos pacíficos de lucha, está fincada en la ¨civilización del amor ¨ como dijera Paulo VI.
Amar al prójimo. Ser solidario con él. Ayudarle, principalmente a los pobres. Ayudarles a que logren conseguir empleos. Que tengan libertad de elegir y libertad religiosa. Todo esto garantiza la dignidad humana.
No me vengan con el cuento de que como estaríamos en un cambio, de la sociedad industrial a otra basada en el conocimiento, ha llegado el fin del trabajo. Quizas el trabajo tradicional, el que hemos conocido hasta ahora, pudiera estar desapareciendo, pero basados en la posición cristiana, amando a Dios, viendo en el prójimo a Dios, debemos buscarle soluciones al desempleo. Es urgente para que haya paz y justicia.
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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo