miércoles, 24 de mayo de 2006

La disputa por las cenizas, efecto de la globalización

No pude contener la risa.
Que feliz se seinte uno cuando la risa lo embarga.
Yo me imagino que, un ataque de risa, debe ser mejor que cualquier otro ataque.
Pues bien, al borde estuve de caer en un ataque de risa.
La razón?
Saber lo que la globalización ha sido capaz de producir.
Cierto, que la globalización, es un hecho inevitable.
Yo la asocio con las auténticas y extraordinarias revoluciones que ha tenido la humanidad.
Léase bien. Revoluciones. Verdaderas revoluciones.
La de la escritura fue una.
La palabra escrita en papel hizo nacer a la historia.
En otras palabras, el pensamiento, las obras, los hechos, del hombre y la mujer, quedaron grabados por toda la eternidad.
A partir de ese momento, ya fue posible interpretar mejor esos productos humanos.
Revolución. La industrial.
Quién la pone en duda?
Y no voy a enumerarlas todas, porque no es ese el propósito de estas notas.
Por supuesto, no puedo dejar a un lado la que se está produciendo.
Que hay desajustes, sufrimientos, rechazos, separaciones familiares, no hay duda ninguna.
En este órden, es donde quiero enmarcar este escrito.
Las separaciones familiares nos alcanzan a todos.
Cualquier padre o madre tienen un hijo en Australia, otro en Canadá; yo conozco casos de parejas jóvenes donde el esposo trabaja en Qatar y ella en Mexico; sobrinos en Orlando, en Nebraska o en Alemania, y paremos de contar lo que es un hecho más que sabido. Los flujos migratorios amenazan con destruir millones de familias en el mundo de hoy.
Hoy es la familiaridad o la amistad del chat la que se extiende por doquiera. Puede alguien negarlo?
A través de internet viaja la mercancía por el globo; pero, también, y no por está vía, que es el elemento vital de esta revolución, tratan de viajar, y lo hacen millones de seres buscando mejores condiciones materiales de vida. Son los inmigrantes de hoy. Son los inmigrantes de ayer que, por razones similares, a través de la vía marítima surcaron mares en búsqueda de otros horizontes más promisorios.
En Isla de Toas alguien con una computadora me contó dos cosas:
Una, que conoció a una dama de esta isla que se gastaba todo el dinero en cosméticos y dijo que, al morir, la incineraran, y echararan sus cenizas al lago.
Saben la razón de su deseo?
Que los gusanos no fueran a comerse lo invertido en belleza.
La otra.
Que un personaje popular, llamado Manito, también de Toas, que hacía reir de palante, cuando fue a remover los restos o las cenizas de su padre, al ver su cabeza, le dió un cariaco y le dijo: Que molleja de casco...y que feo era.
Y a través de internet me contó una amiga.
Mira, ya no se tienen amigos. Ahora son virtuales.
Con asombro escuchó el caso de Carolina Jaimes de Branger que, élla, es un caso excepcional. Aún conserva, después de cuarenta años, las amigas de kinder, que son, más que amigas, hermanas.
Y digo con asombro porque, según su opinión, la globalización ha ido en contra de la amistad.
Será verdad?
Esa amiga me contó que, la madre de unos amigos murió.
La incineraron.
Son cinco hermanos.
Se disputan el cofre de las cenizas.
Unos meses está en Maracaibo, donde falleciera.
Otros, en Hong Kong.
Varios días en Hawai.
Luego, en Rusia.
Y por último, en Serbia.
Pelean porque a veces no saben dónde se encuentra su mamá.
La amiga me dijo: a mi que me quemen y lancen al mar mis cenizas.
Efectos de la globalización?

1 comentario:

  1. Excelente post. También me hizo reir. Un abrazo. Sigue adelante. Lograrás estar en muchos sitios y en ninguno a la vez. Es que la relación entre cenizas y globalización te quedó de pelos.

    ResponderBorrar

Gracias por comentar.
Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo