lunes, 1 de mayo de 2006

El Patio de la Abuela

Resulta ya una larga tradición reunirnos en el patio.
La familia, encabezada por la suegra, Carmen Mírida viuda de Molero; mi familia, compuesta por quien escribe, Lérida, mis hijos, y ahora mi nieta Carmela Virginia, disfrutamos tanto la navidad como la despedida del año y la bienvenida del nuevo.
El patio queda en la Urbanización Urdaneta, vereda 2, no. 155, en Maracaibo.
En esa Urbanización nació quien esto escribe.
No sólo disfrutamos en diciembre de cada año. Ya llevamos más de treinta años.
Llevando alegremente la alegría.
Dificulto que hayan más alegría, música, baile, juegos, bromas, serpentinas, ..., que en el patio de la abuela.
La humildad, característica de la popular urbanizacíon, parece que está más cerca del amor y la alegría. Con poco se logra mucho. Y lo que en el patio se consigue es probable que con mucho no se obtenga. El que tenga estress lo deja allí.
Se reza, se ora, se le pide a Dios protección. Se santifica la fiesta. Al Niño Jesús se le venera y se le reza todos los años cerquita del 25 de diciembre.
El cotillón de fin de año atrae a vecinos, amigos, familiares, a todo mundo.
Hemos prometido mantener esta hermosa tradición.
El patio es el primero en nuestro corazón. Este se entristece por los que se han ido que siempre estarán en nuestros espíritus.
Viva por siempre. Viva el patio. Y que suene de generación en generación la vieja y escandalosa sirena de Nilson Molero Gutiérrez: Un loco alegre que dice: ¨Compadre no hay nada como un pobre alegre¨.
NOTA: Este artículo lo escribí el 1 de enero de 2002.
Lo publico hoy en honor a la Señora CARMEN MIRIDA GUTIERREZ ZAMBRANO viuda de MOLERO, quien recién, acaba de irse de este mundo.
Ella fue un ser excepcional.
De esas personas que dan todo, teniendo poco, que no fue jamás capaz de utilizar a la gente para que le sirviera y después dejarla a un lado.
La Señora Mírida fue mi suegra. De acendradas virtudes cristianas.
Siempre pendiente de los demás. Si no la llamaban, llamaba. Si no la visitaban, visitaba.
Siempre más de uno se preguntaba cómo podía dar de comer, con poco, a su numerosa prole, sino, a otros, familiares y no familiares. Parece que con ella y su bondad se daba aquello de la repartición de los panes por parte de Jesucristo.
Ya élla físicamente no estará más en su patio; pero siempre reinará en nuestros espíritus.

2 comentarios:

  1. Mis condolencias a la Familia Estrada e Inciarte. Que la paz del Senor que sobrepasa todoentendimiento guarde nuestros corazones.

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Gracias por comentar.
Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo