martes, 12 de diciembre de 2006

Petkoff y su izquierda moderna

Al terminar la lectura del libro que, en base a conversaciones con Teodoro Petkoff, escribiera el periodista Alonso Moleiro, me quedó grabada la idea de que éste político pertenece a la izquierda moderna, que es distinta a la otra izquierda, la que no aprende, la borbónica.
El libro, cuyo título es Sólo los estúpidos no cambian de opinión, permite recordar el libro Dos Izquierdas, escrito por el culto político venezolano, Teodoro Petkoff.
Una izquierda que acepta, aún cuando sin convencimiento, al libre comercio, a las privatizaciones, al sentido común, a no arroparse más allá de la cobija en cuanto a los gastos públicos se refiere; pero que sigue aferrada a la existencia de un Estado fuerte o poderoso.
Esa izquierda es distinta a la borbónica, la que no aprende, que pudieran ser esos estúpidos a los cuales se refiere Teodoro, en la frase de un liberal, John Loche, que le sirve de título al libro nombrado en primer término.
Leer este libro me lleva a sostener que, a través de un diálogo intenso, incansable, expresado de distintas maneras, con todos los sectores de Venezuela, hay que montarse en la idea de cambiar la cultura populista y mercantilista que ha prevalecido en el país.
Teodoro, hombre culto, político avezado, debe saber, mejor que cualquiera, que, en Venezuela, jamás se ha aplicado el liberalismo clásico.
Que las libertades económicas, por ejemplo las consagradas en la Constitución de 1961, nunca se permitieron en el país. Otro hubiera sido el resultado en cuanto a la prosperidad y bienestar de todos los venezolanos.
Se prefirió seguir con el mercantilismo y el populismo. Empresarios, sindicalistas, fundaciones, partidos, viviendo, con privilegios en créditos que no fueron pagados, que permitió, y sigue permitiendo, a élites, en detrimento de las mayorías, enriquecerse groseramente.
Eso lo sabe Petkoff, sin embargo, considera que medidas, como las señalas por él mismo, por ejemplo el sentido común y las privatizaciones, sólo deben aplicarse en momentos coyunturales.
Es libertades económicas lo que requiere el país. Es la existencia de un Estado limitado al ejercicio de sus funciones propias lo que necesita para la creación de riquezas para el bienestar de todos.
Esas funciones son: seguridad jurídica de bienes y personas, es decir, respeto de la propiedad privada, de la vida. Hoy el Estado no garantiza esa seguridad.
Otra de esas funciones: el imperio del estado de derecho y que haya una justicia que funcione y se aplique a todos sin privilegio alguno.
La justicia ha de ser autónoma.
Otra de esas funciones: construcción y mantenimiento de obras públicas. Hoy están en deplorable condiciones las carreteras del país.
Todas estas políticas, con toda seguridad, acaban la pobreza. Lo vienen demostrando muchos países hoy; otros, ayer. Son cuentos chinos creer lo contrario.
El libro de Alonso Moleiro permite saber, sin lugar a dudas, que Petkoff sigue creyendo en un Estado poderoso; en economía mixta. No cree en el mercado. Cree en más mercado, más estado.
El libro fue escrito antes de que Petkoff renunciara a su aspiración presidencial en favor de la unidad nacional, apoyando a Manuel Rosales.
Nos preguntamos, será esta posición, la que en materia de economía seguirá la llamada unidad nacional. De serlo, sólo agregaríamos que socialismo no combate a socialismo, por moderno que presuntamente sea uno sobre el otro que no aprende.
El socialismo sólo produce miseria, tristeza y pobreza. Teodoro lo sabe.

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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo