sábado, 21 de mayo de 2005

Grandes figuras de Venezuela

He querido separar esta sección de Citas y Noticias. Quiero, desde hoy, darle vida propia, y le toca el honor, nada más y nada menos, que a Andrés Eloy Blanco.
Y por qué Andrés Eloy Blanco? porque se lo merece y además que hoy, 21 de Mayo, se cumplen cincuenta años de su trágica muerte ocurrida en México, estando en el exilio, y como consecuencia de un doloroso y lamentable accidente de tránsito, y no hemos querido dejar pasar esta fecha sin rendirle homenaje a su inmensa figura.
Andrés Eloy Blanco fue, es y seguirá siendo el Poeta del Pueblo Venezolano. Nació en Cumaná tierra de poetas. Fue excelso orador, cuentista, humorista, Político, Abogado, y por encima de todo, un Espíritu Puro, capaz de atraer hasta los enemigos y adversarios, que le han admirado.
Siendo Presidente de la Asamblea Nacional Constituyente en 1947 dió demostraciones de tolerancia, convivencia, con sus compañeros de partido, Acción Democrática, y los adversarios. Muchas situaciones tensas, producto del clima político existente para la época, las resolvía con su humor. Siendo Canciller, estando en Paris, vivió la amarga experiencia del derrocamiento del gobierno democrático, presidido por Rómulo Gallegos.
Entre sus poemas hay uno que se hizo universal: Angelitos Negros. Que fuera incluso llevado a canción, por cierto, si la memoria no me falla, la inmortalizó la gran cantante mexicana Toña La Negra. Por qué desprecias mi color, si sabes que en el cielo también nos quiere Dios.

1 comentario:

  1. A mi particularmente me encanta este poema de El. Titulado: "Los Hijos Infinitos"

    Cuando se tiene un hijo,
    se tiene al hijo de la casa y al de la calle entera,
    se tiene al que cabalga en el cuadril de la mendiga
    y al del coche que empuja la institutriz inglesa
    y al niño gringo que carga la criolla
    y al niño blanco que carga la negra
    y al niño indio que carga la india
    y al niño negro que carga la tierra.

    Cuando se tiene un hijo, se tienen tantos niños
    que la calle se llena
    y la plaza y el puente
    y el mercado y la iglesia
    y es nuestro cualquier niño cuando cruza la calle
    y el coche lo atropella
    y cuando se asoma al balcón
    y cuando se arrima a la alberca;
    y cuando un niño grita, no sabemos
    si lo nuestro es el grito o es el niño,
    y si le sangran y se queja,
    por el momento no sabríamos
    si el ¡ay! es suyo o si la sangre es nuestra.

    Cuando se tiene un hijo, es nuestro el niño
    que acompaña a la ciega
    y las Meninas y la misma enana
    y el Príncipe de Francia y su Princesa
    y el que tiene San Antonio en los brazos
    y el que tiene la Coromoto en las piernas.
    Cuando se tiene un hijo, toda risa nos cala,
    todo llanto nos crispa, venga de donde venga.
    Cuando se tiene un hijo, se tiene el mundo adentro
    y el corazón afuera.

    Y cuando se tienen dos hijos
    se tienen todos los hijos de la tierra,
    los millones de hijos con que las tierras lloran,
    con que las madres ríen, con que los mundos sueñan,
    los que Paul Fort quería con las manos unidas
    para que el mundo fuera la canción de una rueda,
    los que el Hombre de Estado, que tiene un lindo niño,
    quiere con Dios adentro y las tripas afuera,
    los que escaparon de Herodes para caer en Hiroshima
    entreabiertos los ojos, como los niños de la guerra,
    porque basta para que salga toda la luz de un niño
    una rendija china o una mirada japonesa.

    Cuando se tienen dos hijos
    se tiene todo el miedo del planeta,
    todo el miedo a los hombres luminosos
    que quieren asesinar la luz y arriar las velas
    y ensangrentar las pelotas de goma
    y zambullir en llanto ferrocarriles de cuerda.
    Cuando se tienen dos hijos
    se tiene la alegría y el ¡ay! del mundo en dos cabezas,
    toda la angustia y toda la esperanza,
    la luz y el llanto, a ver cuál es el que nos llega,
    si el modo de llorar del universo
    el modo de alumbrar de las estrellas.

    Andres Eloy Blanco.

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Gracias por comentar.
Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo