domingo, 1 de julio de 2007

La Palabra. La verdadera pobreza es la falta de esperanza

Se está muerto si se pierde la esperanza de ver un orden social justo. Donde reine el compromiso de compartir con los pobres, con los débiles, con los desamparados, en fin, con todo el que sufre por no tener que comer.
Soñar con un planeta donde no haya hambre,
Desearía tener que decir han triunfado los gobernantes del globo terráqueo porque han erradicado el hambre, la guerra y la injusticia.
Donde haya un sólo ser humano con hambre la entera sociedad no puede sentirse bien.
En días pasados leía que la Fundación ¨Populorum Progressio ¨para América Latina y el Caribe , se ha distinguido por su empeño en favor de la dignidad de todo ser humano y por su lucha contra la pobreza.
Tiene por finalidad, la antes citada institución, la ¨promoción integral ¨de la persona humana y cultivar, desarrollar la fe, que da al hombre el sentido pleno de su ser,
A menudo la verdadera pobreza del hombre es la falta de esperanza, la ausencia de un Padre que de sentido a la propia existencia.
La Fundación, católica, busca evitar cierto paternalismo, que siempre es humillante para los pobres; paternalismo que frena su propia iniciativa para la solución de sus problemas y satisfacción de sus necesidades.
Los engorrosos procesos burocráticos coartan esa iniciativa.
Hay que enseñarles a pescar y no darles el pescado siempre. Hay que crear condiciones para que desarrollen empresas y para que puedan ser propietarios. Hay que crear condiciones para que el pobre sea libre.
El desarrollo de la fe encuentra su clima propicio en comunidades. Benedicto XVI cita a comunidades como la Sagrada Familia de Nazaret, en la que el testimonio alegre de quien se ha encontrado con el Señor sea la luz que ilumine a quienes están buscando una vida más alegre, frente a la secularización , la proliferación de sectas e indigencia de tantos hermanos.

Nota: la fuente que sirvió para escribir este artículo es VIS 070614 430

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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo